Un ingenioso granjero británico llamado Michael Buck, ha construido una casa ecológica por tan solo 150 libras esterlinas (unos 240 dólares) para demostrar que es posible poseer una vivienda sin acudir a las hipotecas bancarias y sin endeudarse de por vida.
Este hombre pasó dos años de su vida recolectando materiales desechados y naturales de la zona para construir una vivienda en el lado campestre de Oxfordshire, para la cual utilizó la antigua técnica “cob” (tierra, arcilla, arena, paja y agua). La casa fue terminada en ocho meses sin utilizar herramientas eléctricas y siguiendo únicamente las instrucciones de un libro.
La inusual cabaña cuenta con una cocina, comedor y una cama que se encuentra en un espacio elevado a media altura. El inmueble no cuenta con electricidad, pero una estufa de leña proporciona calor, mientras que el agua es llevada por una tubería desde un manantial natural cercano.
Asimismo, un pequeño pozo junto a la puerta de entrada sirve como nevera. Tampoco dejó pasar por alto el baño, para lo cual detrás de la casa construyó una letrina cubierta con paja, desde donde "se abren espectaculares vistas panorámicas de la campiña".
"Una casa no tiene por qué costar un ojo de la cara, solo se necesita la tierra para construir", dijo Buck, quien ya ha arrendado su obra a otro granjero por un litro y medio de leche fresca.
Este hombre pasó dos años de su vida recolectando materiales desechados y naturales de la zona para construir una vivienda en el lado campestre de Oxfordshire, para la cual utilizó la antigua técnica “cob” (tierra, arcilla, arena, paja y agua). La casa fue terminada en ocho meses sin utilizar herramientas eléctricas y siguiendo únicamente las instrucciones de un libro.
La inusual cabaña cuenta con una cocina, comedor y una cama que se encuentra en un espacio elevado a media altura. El inmueble no cuenta con electricidad, pero una estufa de leña proporciona calor, mientras que el agua es llevada por una tubería desde un manantial natural cercano.
Asimismo, un pequeño pozo junto a la puerta de entrada sirve como nevera. Tampoco dejó pasar por alto el baño, para lo cual detrás de la casa construyó una letrina cubierta con paja, desde donde "se abren espectaculares vistas panorámicas de la campiña".
"Una casa no tiene por qué costar un ojo de la cara, solo se necesita la tierra para construir", dijo Buck, quien ya ha arrendado su obra a otro granjero por un litro y medio de leche fresca.
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