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EINSTEIN Y SU SOLUCION A LA CRISIS




einstein
Hace muchos años una gran amiga me regaló un libro que se titulaba: “Do something Different“. De ese libro aprendí que las personas nos empeñamos en conseguir un resultado diferente de las cosas a base de repetir la misma forma de intentar conseguirlo.
Algo similar a que un extranjero nos entienda donde está la calle que busca a base de gritar cada vez más fuerte como si el problema fuera que no nos oye cuando en realidad no hablamos el mismo idioma.
Por eso me parece importante leer con detenimiento el pensamiento de Einstein. No podemos continuar con los mismos hábitos cuando esta crisis nos está mostrando que sortearla y dejar que pase, sin más, no será suficiente. Sólo nos llevará a otra más profunda, un poco más lejos en el camino.
Exigámonos a nosotros mismos y a nuestros líderes políticos mayor responsabilidad y más originalidad para forzar el cambio que todos sentimos que en el fondo ha de producirse.
Autora: Itziar Azkona Coach by NLP Academy of Croydon with john G

UNA MUJER NUNCA CAMINA SOLA


He elegido éste artículo por interesante para nosotras mujeres, deseo que os guste.

Cuando llegaste a mi vida
pensé que tus ojos me salvarían
Cuando merodeaste por mi vida
sentí que tus abrazos me protegerían
Cuando saliste de mi vida
grité, aunque recordé que tu no querías…
Pero no te fuiste del todo y pisoteaste mis heridas
entonces entendí que algún día ya no te querría
Cuando me sientas sola en medio de la noche
no creas que no soy luz y que solo queda el reproche
Cuando te atrevas a mirarme de nuevo de frente
verás miles de lágrimas secas en tu nombre
Cuando me veas caminar erguida y alejarme
sabrás que la luna me ha consolado fuerte
Será entonces cuando sea yo quien me marche
sin gritar, sin llorar, en silencio en la noche…
Itziar Azkona
Urawayra trataba de aprender que dejar marchar aquello que se quiere y se desea con todo el alma, quizá sea elacto de amor más elevado del que sea capaz un ser.
A pesar del apego, a pesar del dolor, a pesar del deseo, sucedía que en su vida había encontrado cosas o personas que no fueron y, como mujer, podía ya reconocer que se había apegado a menudo a lo viejo, a lo caduco, a lo que se caía a pedazos a pesar de los pesares. Por miedo a soltar. Por mucho que se hubiera repetido, cual repicar de campanas, que hay que soltar lo que hace daño, para liberarse. Y que ese punto es óptimo para el nuevo salto de trampolín.
Urawayra siente querer decir que aún no lo ha logrado. Algo sabe en la cabeza pero no se siente segura. Ha sido mucha la piel que ha dejado en el empeño. No cree que volverá a encontrar al último trozo del que se separó y no espera que nada ni nadie pueda sustituirlo.
Urawayra siente querer decir, sobre todo y más fuerte, que ya no quiere perder más trozos de piel, qué pasa si ya no crecen más… ¿se dejará el cuerpo en carne viva? Al miedo a perder y no volver a encontrar, le sucede el miedo a encontrar de nuevo y de nuevo tener que perder.
Cada aventura futura es totalmente desconocida y es bueno pensar que saldrá mejor que la anterior, pero no hay garantía ninguna. Así que ¿porqué no seguir a la luna en silencio?, ¿porqué no caminar en la noche sola?. No importa el desconcierto, no importa la soledad, no importa por cuanto tiempo.
Caminar sola, pero caminar. Porque la soledad no es silencio, ni ausencia, ni vacío, sino un caminar hacia dentro, un caminar distinto, un caminar en compañía de uno mismo, un caminar serena y tranquila, donde nada importa, donde nada inquieta. Cuando la luna ilumina la oscuridad de la noche supone que la mujer se encuentra consigo misma y ya nunca más estará sola.
Urawayra desa aprender a crear pensamientos desde el corazón, en armonía con su intuición. Así aumentará su familia interior y hara que todos sus actos sean hijos de la noche y de la luna, hijos del amor, hijos de su unión interior.
Y en el camino, gritará a todas las mujeres que vaya encontrando: “soy mujer, no voy sola, la luna es mi compañía.”
escribe un poema y tu vida se hará poesía…
Itziar Azkona 

UNA FORMA DE VIDA La YURTA BIOSOLIS / BIOSOLIS HABITAT


“No pago alquiler ni facturas y lo poco que tengo es sagrado”. La historia de una mujer que ha simplificado su vida para poder ser más libre y acompañar a sus hijos

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“Cuanto más valoro lo que me rodea, más rica me siento. También necesito el silencio, la naturaleza -veo las estrellas a través de la cúpula y me nutre oír al grillo y al búho-, la armonía con los demás, sentirme querida tal y como soy y amar incondicionalmente. La yurta, de hecho, es una parte de mi camino”
“Yo me pregunté qué era lo primero. Y si lo primero son los hijos y estás ocupada y nerviosa, se debilita la calidad de atención. Debía encontrar el modo de tener TIEMPO PARA ESTAR CON ELLOS. Esto te lleva a una crisis con el sistema consumista. Hay que aprender a reducir gastos”
“Yo me he animado a vivir en la naturaleza, porque es donde estoy bien. Pero también creo que ESTE SISTEMA ECONÓMICO NOS ALEJA DE LAS AUTÉNTICAS NECESIDADES. ¿Lo que realmente necesita el niño son tantos juguetes? ¿O precisa un entorno familiar tranquilo y atento?”
Esther Montmany
La sociedad propone y la persona dispone.
La sociedad propone y la persona dispone.
Aunque la mayoría tendemos a seguir la inercia social de nuestro entorno y creemos que es difícil-imposible salir del círculo hipoteca-coche-trabajo a destajo-aparcar a los hijos en guarderías/colegios larguísimas horas, la realidad es que no existe un único modelo de vida obligatorio y que las personas que realmente quieren, pueden DESERTAR y encontrar su propio camino.
Por eso considero importante el ejemplo de Esther Montmany quien lleva una vida LIBRE, plena y con el grado de confort que ella ha decidido (y tiene ordenador¡¡) en una tienda mongola de 4.000 euros en Alicante (España).
En una reciente entrevista a El Periódico el 9-1-2011 ella cuenta su filosofía de vida, sus prioridades y cómo cría a sus hijos siguiendo la pedagogía respetuosa de los Wild, referentes en educación alternativa.
No todos queremos vivir tan austeramente y como Heidi, pero debemos tener en cuenta que entre las casas y la vida opulenta que se muestra en el programa “¿Quién vive ahí?”  y ser ermitaño, existen infinitas posibilidades y una de ellas puede ser la nuestra.
Y este es el testimonio de Esther Montmany:
Se ha instalado usted en una yurta, en Alicante.
Vivo en una hana, también conocida como yurta. Es una vivienda que utilizan los nómadas de Mongolia. Se monta en una tarde. Es cómoda, bonita, sencilla, acoge, pero no aísla, y está hecha con materiales naturales (lana, madera y tela).
Interior moderno de la Yurta BiosolisInteriorismo de la Yurta BiosolisInteriorismo de la Yurta Biosolis

 

ME VOY AL PUEBLO


ME VOY AL PUEBLO: razones y resultados de los que deciden abandonar la ciudad (El País) 2/3

me voy al pueblo el pais
“Esa no es la pregunta. Plantear cuáles son las ventajas e inconvenientes de los pueblos es errónea. Yo no hablaría de pros y contras, no compararía a la ciudad con el pueblo. Nosotros reivindicamos EL DERECHO A VIVIR DONDE QUERAMOS porque pagamos impuestos como todos los ciudadanos. Solo queremos y necesitamos los mismos servicios que los demás”
María del Mar Martín, presidenta de Abraza la Tierra
“Al pueblo hay que llegar con una “idea clara de ocupación”, siendo conscientes de que también hay facturas por pagar. La gente que vivimos en los pueblos no tenemos por qué dar nada. La pregunta es al revés, ¿QUÉ VIENES TÚ A APORTAR? Cuando mi madre me envió a Madrid a estudiar con 13 años, nadie le pagó mi manutención ni la residencia ni los libros. Nada de nada”
Eva González de la organización Abraza la Tierra
Serie de 3 posts con reportajes aparecidos en los medios de comunicación sobre el aumento del neo-ruralismo:
  • 1. Vuelta al campo: revista FHM, noviembre 2012
  • 2. Me voy al pueblo: El País, 9 diciembre 2012
  • 3. Volver al campo: revista Integral nº 393, septiembre 2012
La vuelta al campo es un fenómeno extendido en las sociedades avanzadas” pero los expertos y los datos demuestran que tampoco se puede hablar de éxodo rural. Recientemente El País publicó un reportaje realizado en cuatro provincias de España (SegoviaSoria, Cáceres y Madrid) en el que entrevista a varias familias que se mudaron de la ciudad al campo por motivos diferentes, y también con resultados diferentes, y a estudiosos sobre el tema.
Merece la pena leerlo porque desmitifica el mundo rural tipo Heidi, mostrando que no todo el mundo encuentra lo que busca -probablemente porque muchos tienen falsas expectativas-, que el campo per se no eleva tu calidad de vida, ni te regala nada (tampoco lo hace la ciudad) y que hay que ser conscientes de las decisiones que tomamos.
En el reportaje podemos leer reflexiones como estas que muestran distintas sensibilidades de los cambios:
“El único peligro de vivir en un pueblo pequeño es caer en la inercia de ir encerrándote”
“Para dejar la ciudad hay que tener claras las ideas. Puede ser bonito, pero también duro”
“Estaba harto. En la ciudad eres un individuo. Aquí eres una persona dice. Solo echo de menos Internet (…) Aquí llega a velocidad jurásica. ¿Telefónica? iCon la Iglesia hemos topado! Tienen el monopolio y no les interesa montar una infraestructura para 15 vecinos”
“En la ciudad, uno poco a poco se desgasta, casi sin darte cuenta. La calidad de vida no es comparable a la que tenemos aquí”
Regresar no es un fracaso. Estoy  mejor emocionalmente que antes”
“He cambiado la M-30 por este paisaje, es un lujo (…) No volvería a Madrid. Allí tengo amigas queme dicen: `¡Qué envidia!’, pero sé que no todas se adaptarían. Para venir al pueblo hay que tener la mente muy asentada. Porque puede ser duro”
“Recibimos de la tierra lo que necesitamos. En el bosque cogemos la leña y en casa tenemos un aljibe para recoger el agua de lluvia’ (…) Nunca habíamos trabajado en la hostelería ni en el huerto. Pero hay que transformarse
El medio rural facilita compartir más con la gente. A mí, el hecho de que me conozca todo el mundo no me agobia. De hecho me gusta tomar un café y saber quiénes están sentados en la mesa de al lado”
Unos huyen de la ciudad, otros regresan a sus orígenes, unos lo hacen voluntariamente y otros forzados por situaciones límite a nivel personal o laboral, unos emprenden con éxito y otros con menos, … pero el testimonio de todos en digno de tener en cuenta.

¿Se vive bien en el campo?



COPIADO DE EL BLOG ALTERNATIVO
Vista pueblo
Por esas cosas de internet conocimos a Naylin de la web Yoga es +. El caso es que escribió este artículo para El Blog Alternativo y nos hemos ido enviando algunos mails (sobre todo con Can-Men) y, aunque no nos conocemos en persona, sentimos que hay cosas que nos unen.
Naylin se está planteando ir a vivir a un pueblo y como sabe que nosotros ya lo hemos hecho nos ha enviado algunas preguntas. En principio estas estaban formuladas para ser respondidas de forma privada. Después de pensarlo, y consultarlo con Naylin, hemos decidido publicarlo en el blog. O sea que estáis en algo así como una entrevista que me han hecho. Pero lo importante es que lo que aquí hablamos te sea útil si te estás planteando ir de la ciudad al campo.

Me imagino que se deba sentir mucha paz, silencio, tranquilidad. Que se escuchen los pajaritos, el viento. ¿Es así, o esto pasa solo en las pelis?

La verdad es que sí hay mucho silencio y paz. Incluso algunas noches podemos decir que hay un silencio total. Pero bién, también hay algunos sonidos que tienen que ver con la actividad humana: cada hora suenan las campanadas del reloj, los fines de semana de primavera escuchas los coches de los primeros turistas del año, en verano el trasiego de gente es constante, el otoño se llena con el sonido de las máquinas escocadoras (máquina para quitar la envoltura o cocón de las almendras) y en el invierno lo que se lleva es el sonido de la motosierra preparando leña. De todas maneras estos ruidos no molestan, son muy llevaderos y más bien alegran.
Yo hasta hace hace algo más de dos años vivía en un “pequeño pueblo” de unos 60.000 habitantes. Algo que aquí (ahora vivo en un pueblo de 250 habitantes) está considerado como una gran ciudad. El caso es que varias veces al año viajo a ver a mi familia y amigos a mi antiguo “pequeño pueblo”. Lo que me ocurre es que me molesta mucho el ruido constante de los coches, incluso cuando estoy en un sitio algo más tranquilo como puede ser un parque. Parece que antes estaba inmunizado a estos ruidos y casi ni los notaba.

¿Cómo fue tu acogida por los vecinos?

Buena. Pero antes de nada debo aclarar que tanto MMar como yo somos descendientes de este pueblo. Nuestros padres emigraron en su juventud y los dos íbamos al pueblo de nuestros padres varias veces al año. Ahoraestamos aquí para quedarnos y hacemos los viajes a la inversa. Es una gozada porque cuando hay operación salida de las grandes ciudades nosotros circulamos en el sentido contrario.
Volviendo a la pregunta. La gente de los pueblos generalmente es más abierta. Yo he conocido a personas que no tenían ninguna relación con el pueblo y al cabo de poco tiempo eran uno más. En esto también influye que el nuevo habitante sea un tanto abierto, se relacione con la gente del pueblo y acuda a los actos que se organizan. Porque también hay personas que viven en el pueblo y casi nadie las conoce.
Asimismo deberías tener en cuenta que en las comunidades pequeñas todo el mundo conoce la vida de los demás o, lo que es peor, se la imagina. Por ello si llevas mal que hablen de ti la opción de vivir en un pueblo tendrá menos encanto.

¿Es realmente más barata la vida? Además del alquiler, ¿se nota en alguna otra cosa del día a día?

La vivienda es más económica si comparamos inmuebles similares. Lo que suele ocurrir es que en una ciudad vives en un piso y si te vas a un pueblo quieres una casa con patio. Entonces ya no estamos comparando cosas iguales. Aún así suele ser más barato en un pueblo pequeño.
En todo lo demás los precios no son demasiado diferentes. Lo que pasa es que necesitas menos cosas: no necesitas parking para el coche, todo el mundo tiene una huerta de la que se comen bastantes días al año, no tienes tantos estímulos por lo que compras menos cosas, vas menos al cine y paseas más.

¿Cuánto puede costar  aproximadamente un alquiler de una casa con patio y espacio…?

La verdad es que va a variar mucho pero como pequeña aproximación te diré que un piso pequeño en una ciudad vale algo más que una casa mediana con patio en un pueblo pequeño.

A veces me parece que no suelen haber muchas casas de alquiler en los pueblos pequeños, he mirado en Internet y no veo muchas cosas, a no ser alquiler de vacaciones en casas rurales. ¿Es que la vía de encontrar las casas no es a través de Internet?

Lo mejor es venir a ver el pueblo y si es posible quedarse unos días y en unas fechas en las que estén básicamente solo las personas que viven todo el año. Será la manera de conocer mejor tu futuro entorno y ver que hay en alquiler y/o en venta. Los pueblos que yo conozco tienen unas cuantas casas en alquiler y en venta. Hay de todo, desde casas que llevan varios años deshabitadas y que necesitan un buen arreglo, y otras bastante nuevas de gentes qe la tenían como segunda residencia y ya no vienen al pueblo.

¿Llega con normalidad la conexión a Internet? Me imagino que depende del pueblo…

Si te vas a vivir a un pueblo piensa, en el mejor de los casos, en una conexión a internet slow y tan cara o más que una conexión super-rápida en una ciudad. Es uno de los precios que hay que pagar. Te aconsejo que te informes bién de la conexión disponible no solo en ese puebo en general sino que también en la casa en particular en la que quieres vivir.
Nosotros vivimos en la última casa de nuestro pueblo y resulta que, a pesar de haber ADSL en el pueblo, nosotros tenemos internet por móvil (más lento y más caro) porque para la compañía telefónica no es rentable instalar los dos postes necesarios y nos ofrecía un radioteléfono, que solo dispone de internet a 56k, una velocidad inviable para la internet de hoy en día.

La idea de tener un pueblo más grande cerca es buena, así puedo ir a clases de yoga en bici : )

Para mi uno de los temas más importantes a la hora de elegir pueblo es tener en cuenta la cercanía de una población mayor en la que habrá más servicios. Aunque intentes ser autosuficiente siempre te harán falta algunos productos y servicios que dificilmente vas a encontrar en un  lugar pequeño.
Aquí también debo decir que, contrariamente a los que muchos piensan, un lugar pequeño no equivale a cero servicios. Por ejemplo donde vivo yo (250 habitantes) hay escuela, médico, farmacia, una pequeña tienda, dos bares, un restaurante, clases de aerobic todo el año y de vez en cuando se organizas cursos y actividades culturales. ¡No está mal para ser tan pocos!

Me imagino la casa con el viento entrando por la puerta del patio y saliendo por la de la entrada… Aire puro… En Cuba tenía una familia que vivía en un lugar así, y  tengo muy buen recuerdo…

En mi pueblo durante el invierno el aire no es tan puro, por las calles olemos el humo de la madera quemada en las chimeneas. ¿será menos perjudicial que el humo de los coches? Al menos eso es lo que deseo creer.

“Reclamamos por 115 mil asesinados y más de 30 mil niños robados”

Darío Rivas es el menor y único vivo de nueve hermanos nacidos en Lugo, en las primeras décadas del siglo pasado. Su madre murió cuando él tenía 5 años. Y el papá Severino, labrador y militante republicano, se las tuvo que arreglar solo en medio de la miseria, las primeras apariciones de la represión franquista y la guerra contra los moros en Melilla y Ceuta, que arrancaba hijos a las familias humildes para que hicieran de escudos en el frente. Uno de ellos, Dorositeo, fue a combatir, y milagrosamente volvió. La aldea fue una fiesta, con cerdo y vino tinto. Pero el jefe de familia se juró que nunca más le sacarían a los chicos, ni morirían en medio del campo por enfermedades de la pobreza. Hizo viajar a una hija a Argentina, y cuando Darío cumplió 9, en 1930, lo cargó en un barco, le dio plata a un marinero para que lo cuidara, y se lo mandó a la hermana mayor a Buenos Aires. Con la República, y empujado por sus amigos para que aceptara, en 1936, plena Guerra Civil, Severino se convirtió en alcalde de Castro de Rei con el voto de los 14 concejales del lugar. Un funcionario raro y peligroso, pensó la falange. Pedía semillas en la ciudad y se las daba a la gente para sembrar centeno en el monte. Llamó a varios maestros, improvisó una escuela en su casa y la convirtió en centro de enseñanza para los pibes. Les prohibió a los curas dar misa fuera de la iglesia, y dejó sin efecto un diezmo obligatorio que la curia cobraba anualmente. Duró en el cargo cuatro meses, hasta que los franquistas no aguantaron más. Sabían sus movimientos de memoria: a la mañana bien temprano atendía reclamos, organizaba reuniones en el pueblo para mejorar las calles y daba una mano a los profesores en las clases. Hasta el mediodía, cuando viajaba unos pocos kilómetros a Lugo, y comía con amigos en el café España, antes de sus partidas de dominó. Una tarde de agosto del ’36, las tropas de asalto de la ciudad lo detuvieron junto con un amigo. Fueron a parar a la cárcel, pero la presión de los pobladores obligó a los franquistas a dejarlos en libertad una semana después. El 29 de octubre, tres guardias volvieron a secuestrarlos en la calle, los llevaron al caserío de Cortapesas, en Puerto Marín, y los fusilaron al borde de una cuneta, en el medio de la nada. Severino tenía puesto un gabán que le había regalado su hija. Si no fuera por ese abrigo, a lo mejor Darío nunca hubiera encontrado muchos años después el cuerpo de su padre asesinado. –¿Cuándo arrancó la búsqueda? –Volví a España recién en 1952, y me ocurrió algo que nunca pude borrar de la cabeza. Ni bien llego al pueblo, se me acerca un viejísimo amigo de la infancia, emocionado, llorando: “Oye, Darío, ¿me recuerdas?, ¡yo estudiaba en tu casa, con tu padre!”. “¡Hijo de puta –le contesté–, tu estudiabas en mi casa y a mí me mandaron a 12.000 kilómetros!”. Nos reímos un día seguido. Encontrar el cuerpo fue un verdadero milagro. Mis hermanos mayores, los que se quedaron allá, sabían qué había pasado, pero jamás me lo dijeron. Fueron muriendo y se llevaron el secreto. Pero aquel viaje del ’52 se dio por casualidad. Mi mujer pidió que la acompañara para visitar a sus tías de crianza, y me encontré con vecinos que habían querido mucho a mi padre, e insistían con hacerle homenajes y pusiéramos su nombre en una calle del ayuntamiento. Años después pisé otra vez el pueblo, y un día antes de tomar el avión para Argentina se me ocurrió ir a Puerto Marín. Estábamos con mi sobrina, en un negocio de regalos. Se me acerca la vendedora, una mujer grande, curiosa por el acento: “Perdón, ¿usted de dónde es? ¿Turista?”. Sí y no, dije. Le conté que venía de Buenos Aires, que había nacido en Galicia, y me había criado en Castro de Rei. Y llegó el milagro: “¿Sabe una cosa? Cuando yo era chica, los franquistas mataron a dos personas en Cortapesas, y todos decían que una de ellas era un señor muy importante de Castro de Rei. Se imagina, los niños fuimos a ver qué había pasado. El señor estaba tirado en el piso. Lo dejaron abandonado ahí, para aleccionar al pueblo. Tenía puesto un gabán gris muy lindo, claro que debía ser importante.” No pude hablar más. Mi hermana le había mandado a papá un gabán desde Argentina, exactamente igual al que mencionaba la mujer, y andaba todo el día con eso puesto. Fue el comienzo de años de investigación, que terminaron cuando exhumamos sus restos, en el 2005. –¿Qué otros datos pudo averiguar? –Las cosas se fueron dando solas, una atrás de otra. El carnicero que tiene a un familiar enterrado junto al cementerio del pueblo terminó de confirmarme que a mi padre lo habían puesto detrás de la iglesia, pero no en el campo santo, por orden de los sacerdotes que respondían a la dictadura. Después de dispararle, lo remataron con un tiro en la sien. Estuvo a la intemperie varias horas para que la gente lo viera, hasta que le ordenaron a un chico cavar la fosa. Yo seguí moviendo títeres. Pedí al cura de Cortapesas poner una placa en donde suponíamos que estaba, pero no nos dejó, dijo que todo eso era sagrado. “Bueno, entonces, una cruz de madera.” Tampoco, le tenía que pedir autorización al obispo. Nos peleamos con todo el mundo, y empezaron a ayudar mis sobrinos, los amigos, la familia, la gente que lo había tratado. Encontramos archivos de su detención en la cárcel de Lugo, y la orden de matarlo por comunista. Y tuvimos que golpear varias puertas para que autorizaran el movimiento de tierra. La exhumación fue un momento de mucho nervio, no lo encontrábamos, pero de repente, apareció. –¿En qué momento se decidió a presentarse como querellante? –La querella que hoy se tramita en la justicia argentina es la única en el mundo contra los crímenes del franquismo, porque el intento anterior impulsado por (Baltasar) Garzón fue vergonzosamente archivado. Pero hay que entender una cosa: a Garzón lo voltearon por querer investigar la represión, pero además, por meterse contra la corrupción, contra los que en España históricamente se robaron todo. El franquismo sigue estando en el gobierno, porque sigue estando su legado, el miedo que generó. Algo increíble tratándose de (Francisco) Franco, un verdadero cobarde, posiblemente el general más cobarde del ejército español. Mandaba al frente a pobres soldados, y les robaba sus condecoraciones. Pero con los muertos sí era valiente. Cortaba la cabeza de los moros y se las exhibía a Primo de Rivera en punta de lanza. Después, durante la Guerra Civil, no tuvo problemas en traer a 80 mil moros para matar al pueblo español. La sociedad española es extraña. En 1952, yo mismo vi cómo aplaudían a Franco en La Coruña las mujeres de luto, al poco tiempo de que sus maridos habían muerto en la guerra. Por eso, digo que allá sigue el franquismo. Rodrigo Ratto, ex ministro de Finanzas, fundió el banco nacional y nadie hizo nada. Se sigue festejando el Día de la Victoria de las tropas de la dictadura, y mientras el país está en crisis, el rey paga 39.000 euros por matar elefantes. El palacio cercano a Madrid costó 13 millones de euros. Dentro de todo ese marco, lo que me había pasado lo tenía como una gran deuda, por eso me presenté. –¿Qué alcances tiene la investigación? –Estoy reclamando por 115.000 personas desaparecidas y asesinadas, y 30.000 niños robados a los que les cambiaron su identidad. Es el juicio más grande vinculado a los Derechos Humanos que se conoce, y lo trascendente es que para llegar a la verdad no existan las fronteras. Estamos hablando de delitos de lesa humanidad, que no prescriben, y que no importa dónde fueron cometidos. Lo importante es su consecuencia terrible, porque el franquismo no tuvo límites. Los discursos del general Emilio Mola eran órdenes explícitas para asesinar en masa. En Zaragoza, por ejemplo, el cura tenía una libreta de almacenero, donde iba anotando los crímenes que ordenaba el Estado. Llegó a tildar 2500 fusilamientos en un mismo día. Y el robo de criaturas fue otra de las caras que tuvo ese terror, con la complicidad de la Iglesia. –¿Cómo se cometían esos delitos? –Eran las monjas las que arrancaban a los hijos de las manos a las mujeres paradas delante de un pelotón, para regalarlos a quienes ellos querían. Esos niños eran mercadería. Mirá si son degenerados los curas, que la moneda, el duro o la peseta, decía “Francisco Franco Bahamonde, caudillo de España por la gracia de Dios”. Uno de los que digitaba las penas de muerte de los republicanos era el obispo de Valladolid. Por eso me da vergüenza hablar de la sociedad española, y una vez lo mencioné en la Universidad de Salamanca: “Leí El Quijote y yo creía que había muchos quijotes, pero con el tiempo me di cuenta de que el territorio español estaba lleno de Sanchopanzas”. Se mueren por el coche nuevo, por la apariencia, y tapan todo con el olvido. Para peor, con tal de seguir con esa vida mediocre, hacen como que nunca pasó nada. Un franquista se mira con un comunista, y se engañan el uno al otro. No hay sentimiento. Hoy, la gente de España tiene pánico, el hijo de puta de Franco mató a miles, y pegó tanto, que la gente quedó acobardada para siempre. « La doble moral de la justicia española A finales de enero pasado, la Audiencia Provincial de Barcelona se mostró partidaria a reabrir una investigación sobre los ataques aéreos que la falange italiana realizó sobre esa ciudad española entre 1937 y 1939. Conjuntamente, redactó un escrito que requiere “determinar los nombres del ejército italiano que ordenaron estos bombardeos, por qué motivo y quién los ejecutó”. En el documento, los tres magistrados que integran el cuerpo califican a los delitos como de “lesa humanidad”, que “componen una de las páginas más negras de nuestra historia, no sólo por el número de víctimas, sino por el ensayo que supuso de mecanismos de aniquilación de población civil”. Sin embargo, los tribunales dijeron algo totalmente diferente hace dos años, cuando el juez Baltasar Garzón intentó abrir una investigación sobre el mismo período histórico, y establecer la metodología impuesta por el franquismo para matar y desaparecer a casi 120 mil españoles dentro de su territorio. Planificación de exterminio que el dictador Francisco Franco estableció no sólo apelando a su Guardia Civil, sino además a sus aliados extranjeros. Como la Falange italiana de Benito Mussolini. El argumento de los magistrados para archivar el pedido de Garzón fue el paso del tiempo, la alta posibilidad de que los responsables hubieran fallecido, y la prescripción de los delitos a investigar. Excusas que, una a una, fueron derribadas por un profundo análisis llevado a cabo el año pasado por la organización Amnistía Internacional, en un trabajo titulado “Casos cerrados, heridas abiertas. El desamparo de las víctimas de la Guerra Civil y el franquismo en España”. eco republicano