CANNES.- Nicole Kidman se suma al club de "actrices que se atreven a interpretar a princesas europeas ante el enfado general de familiares, súbditos y amantes del cine". Ya lo hizo hace unos meses su amiga Naomi Watts como Diana de Gales y ahora es la protagonista de Moulin Rouge quien se enfrenta a un trance parecido, pero aún más polémico. Fue en Cannes donde Grace Kelly conoció a Rainiero de Mónaco en 1955 y es aquí donde se este miércoles 14 de mayo se ha presentado finalmente la película que aborda su relación. El proyecto ha suscitado controversia durante su rodaje y críticas y mucha expectación popular en su estreno en el festival francés de cine.
Gracia de Mónaco cuenta cómo la actriz estadounidense, que lleva seis años casada con el príncipe monegasco y alejada de Hollywood, está muy aburrida en Europa y tiene el guión de Marnie la ladrona quemándole en las manos. Su matrimonio y la estabilidad del principado están en crisis y ella tiene que decidir entre regresar a Alfred Hitchcock o seguir siendo madre y princesa.
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No es un biopic. La película no cuenta la vida de Grace Kelly. De hecho el director Olivier Dahan —quien se encargó de contar la historia de Edit Piaf en La vie en rose— se centra tan solo en un año de su vida, entre 1961 y 1962. En este arco temporal Estefanía de Mónaco ni si quiera había nacido, pero desde el primer minuto de la película las referencias a la muerte de su protagonista son varias aunque indirectas.
El boicot monegasco. Los Grimaldi, encabezados por Alberto de Mónaco, llevan más de un año torpedeando el proyecto. Han rechazado la película por "tergiversar los hechos con fines comerciales". Y lo han hecho de todas las formas posibles, a través de un comunicado y de entrevistas. Los cambios que solicitaron a los responsables del filme en las primeras fases de producción fueron tantos que las relaciones entre ambas partes se rompieron. Ni se molestaron en enseñar el resultado final a los Grimaldi ni ellos han pasado por la alfombra roja de Cannes a la premiere inaugural, evento al que son asiduos.
La respuesta de Kidman. Nicole Kidman ha tenido la oportunidad de contestar en Cannes al enfado de los hijos de Grace Kelly asegurando que "la he interpretado con amor y la película se ha hecho sin malicia". Admite que la cinta es ficción y se considera afortunada de haber vivido su vida durante los seis meses que duró el rodaje ya que la actriz era uno de sus referentes desde la infancia, especialmente cuando vioLa ventana indiscreta.
Éxito de público. La película ha cumplido sus objetivos como filme inaugural del certamen. No entra en competición pero ha atraído la atención de la gente como pocas veces en Cannes. Las inmediaciones del Palacio de Festivales quedaban el miércoles abarrotadas por cientos de personas que deseaban ver a Kidman desfilar por la alfombra roja. Algunas de ellas buscaban hasta el último minuto que alguien cediera una invitación para poder ver la película en su pase oficial. Un hecho habitual en este tipo de eventos que en el caso de Gracia de Mónaco ha disparado las peticiones.
Crítica sin piedad. A pesar del interés de la audiencia, la crítica no ha sido nada misericordiosa con la película. El más indiferente de los silencios es el que ha proseguido a una proyección para la prensa en la que se han escuchado risas continuas. Los críticos se han despachado a gusto en sus escritos posteriores. "¿La peor película jamás proyectada en Cannes?", se preguntaba el británico The Guardian. "Un museo de cera en movimiento", apunta otra de las críticas, llena de maldad extracinematográfica.