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Este corto nos enseña que la vida no está hecha de grandes cosas sino de pequeños momentos

A lo largo del día nos vemos envueltos en diferentes rutinas, muchas de las cuales están tan automatizadas que prácticamente no nos damos cuenta de su existencia o no las valoramos lo suficiente. Sin embargo, cuando ya no están, las echamos en falta y pueden dejar un enorme vacío en nuestro interior.

Rutinas como el beso de despedida antes de salir para el trabajo, compartir un té o un café con un amigo, sacar a pasear a tu mascota o cenar todos los días con tu pareja son las pequeñas cosas que llenan nuestro día a día y, al final, también llenan nuestra vida. 

Por desgracia, no siempre somos conscientes de la importancia de esos pequeños detalles y ponemos la vida en pausa hasta que llegue ese gran golpe de suerte o alcancemos ese gran logro. No nos damos cuenta de que las cosas que ya tenemos son más que suficientes para hacernos felices.

Este maravilloso y multipremiado corto titulado “Bibo” se refiere a las pequeñas rutinas de nuestra vida. Creado por Anton Chistiakov y Mikhail Dmitriev, está basado en la historia “There will come soft rains” de Ray Bradbury. 

Se trata de la historia de un robot que fue concebido para vender helados. Sin embargo, la vuelta de tuerca que da al final de la historia nos permitirá identificarnos completamente con el personaje.

 

Después de ver el corto, podemos preguntarnos: si estuviéramos en el caso del robot, ¿cuál es el día que nos gustaría repetir?

Es probable que te asombre descubrir que se trata de un día común y corriente de tu vida, en el que todo marchaba bien. Y es probable que ese día ni siquiera hayas sido consciente de la suerte que tenías.

Quizá no puedas revivir ese día, pero recuerda que cada jornada tienes la posibilidad de crear esos días especiales. No los desaproveches.

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