El Club de los Libros Perdidos |
Posted: 26 Apr 2017 05:46 PM PDT
Philani Dladla es un joven sudafricano que, en lugar de pedir limosnas como muchos jóvenes en extrema pobreza en su país, ha conseguido otra forma de conseguir dinero: la promoción cultural. En una de las calles de Johannesburgo, Dladla se sienta en su autoproclamado en la acera de Empire Road y ofrece reseñas de libros a las personas que pasan por allí. Y si las reseña les llama la atención, entonces les vende el libro.
Philani, quien no tiene reservas para leer y comentar sobre ningún género, dice que desea ser un “proveedor de felicidad y conocimiento” para todo tipo de lectores. Su tarea comenzó cuando un hombre les dejó a él y a su madre, una trabajadora de la salud, 500 libros como herencia. Desde entonces los vende entre 10 y 100 rands sudafricanos, un margen equivalente a 80 centavos de dólar y 8 dólares.
Los libros más caros no son aquellos de mejor encuadernación o tamaño: Dladla reserva el más alto precio para aquellos títulos que más le gustaron. El dinero lo utiliza para cubrir sus gastos y comprar comida a sus amigos en situación de indigencia.
Escúchalo contar su propia historia:
El autor preferido de Philani es John Grisham, porque: «toca el tema de la justicia social y creo que eso es lo que más falta en este mundo».
Philani no quiere ser mendigo, quiere ser una muestra del poder que tienen los libros para cambiar vidas. Y es que, como él mismo cuenta, los libros le salvaron. Philani venció su adicción a las drogas leyendo libros libros de autoayuda y se dio cuenta de que las páginas escritas tienen poder. Poder real.
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