El Informe Deloitte es un interesante estudio sobre capital humano. Se elabora todos los años y está basado en investigaciones dentro de las empresas. En las últimas ediciones ha venido señalando un fenómeno que crece: los trabajadores están cada vez más sobrecargados y los jefes se comportan de manera cada vez más incompetente frente a esta evolución.
Todos suponíamos que, con el desarrollo y la masificación de la tecnología, el trabajo iba a ser paulatinamente más ligero y ágil. Sin embargo, ocurrió todo lo contrario. La calidad del empleo decayó y el número de horas laborables creció considerablemente.
“El trabajo pesado es por lo general la acumulación de tareas livianas que no se hicieron a tiempo”-Henry Cooke-
El Informe Deloitte ha reseñado reiterativamente el concepto del “trabajador abrumado”. Se refiere al trabajador que está bombardeado constantemente de información laboral. Puede recibir mensajes los 7 días de la semana y las 24 horas del día. Mira 150 veces su correo o su celular para ver si hay alguna novedad. Su estrés siempre está al tope.
Lo que dice el Informe Deloitte respecto a la sobrecarga laboral
Pareciera como si el horario laboral se hubiera convertido en una reliquia del pasado. Según el Informe Deloitte, a buena parte de los jefes los tiene sin cuidado el descanso de sus trabajadores. Para ellos solo cuenta la urgencia de las tareas. Así que no tienen problema en enviar una nueva tarea a las 2 de la mañana. Están urgidos y necesitan que su empleado se ponga manos a la obra cuanto antes.
El trabajador siente que debe estar todo el tiempo atento a la nueva información que puede llegarle. Debe conocerla, filtrarla y gestionarla continuamente. Prácticamente nunca para de trabajar. Tiene que vivir en función de lo que necesite su jefe.
Como si esto fuera poco, también asistimos a una precarización del trabajo sin precedentes. Lo llaman “tercerización” o “uberización”. Progresivamente, las empresas contratan más trabajadores que simplemente venden sus servicios, pero no cuentan con ninguna garantía laboral. Y los trabajadores siempre se sienten a punto de perder estos contratos, por eso muchas veces no se atreven a cuestionar estas políticas.
La proliferación de jefes incompetentes
Según el Informe Deloitte, los jefes se han vuelto cada vez más incompetentes. Y precisamente una de las formas en las que más se refleja esa incompetencia es en el bombardeo incesante de información hacia sus trabajadores. Esto no refleja compromiso, sino una falta de eficiencia.
Los directivos de las empresas también están sobrecargados de información. Pero su papel de líderes los obliga a ser un primer filtro de calidad. También a gestionar esa información de tal manera que incremente la productividad, no la sobrecarga. Es como si no entendieran que un trabajador abrumado rinde menos, en lugar de ser más eficiente.
La incompetencia se revela también en una insistente tendencia a delegar las labores complicadas. Si algo distingue a un líder es precisamente su capacidad para resolver dificultades. Sin embargo, muchos jefes de la actualidad las resuelven delegándolas, incluso si estás decisiones son muy importantes. Lo suyo es deshacerse de los problemas, muchas veces no para que sean solucionados, sino para tener a quién culpar en caso de que las cosas no salgan bien.
Los graves efectos de esta situación
El Informe Deloitte señala que alrededor del 57% de los trabajadores entrevistados se sienten sobrecargados. Y ese mismo porcentaje afirma que sus jefes no saben gestionar la información. Afirmaron que son víctimas de órdenes y contraórdenes insulsas todo el tiempo. Su principal motivación para trabajar es la necesidad.
Hay otro dato interesante en el Informe Deloitte. Indican que en un solo día pueden intercambiarse alrededor de 100 millones de mensajes relacionados con el trabajo. Pero, según sus estimaciones, solo 1 de cada 7 comunicaciones es relevante. Lo demás corresponde a seguimientos e informaciones triviales. Aún así, los trabajadores deben estar pendientes de su dispositivo móvil o de su ordenador para estar al tanto de su trabajo.
Los datos indican que, en promedio, los trabajadores pasan una cuarta parte del día revisando la información que les envían. En términos económicos, esto le puede costar a las empresas hasta unos 10 millones de dólares al año. Y, en definitiva, la productividad se ve afectada.
La solución a todo esto es el sentido común. Según el Informe Deloitte, la palabra clave es: simplificar. Se trata sencillamente de respetar los horarios laborales, primero que todo. Después, de gestionar la información de una forma más eficiente: decir más en menos mensajes. Y finalmente, de comprender que las pausas laborales y el tiempo libre son la mayor garantía de productividad para un trabajador.
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