El sábado por la mañana es, para muchos, el mejor momento de la semana. Y es que con nuestro ritmo de vida, sólo el fin de semana podemos parar para disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. Como por ejemplo un buen desayuno pausado. Sin despertador, sin prisas. Pero, ¿por qué no hacerlo lejos de la ciudad y del ruido? Te proponemos cuatro escapadas a lugares que ofrecen los productos locales más auténticos, las mejores vistas, los consejos perfectos para organizar un día lleno de experiencias y, sobre todo, nos regalan el tiempo relajado y tranquilo para disfrutar de un desayuno como el que no se toma en la ciudad, genuino y sin horarios.
Mas Rabiol, en Gerona. En esta masía ampurdanesa del Siglo XVI los desayunos se sirven hasta las 11 de la mañana, aunque, previa petición, la anfitriona del hotel los retrasa una hora más. Las mermeladas se hacen en cocina como antaño, los huevos son de sus gallinas, las verduras de su huerto, los embutidos se los trae un payés de la zona que tiene una producción pequeña y auténtica, y los lácteos son de una quesería cercana. Los bizcochos y los pasteles son también de la casa y si alguno se atreve,puede comenzar el día con unos buenos callos o garbanzos para coger fuerzas y visitar las calas y los pueblos medievales de la región.  
Mas RabiolMas Rabiol
Hotel Rural Urune, en Vizcaya. Los dueños de esta casa con conciencia sostenible son unos grandes convencidos de la filosofía slow y esta forma de vida la llevan también a sus mañanas. Podemos desayunar en la terraza, con una manta, y disfrutar del paisaje del valle situado en el corazón de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai. Los productos son orgánicos, de comercio justo, priorizando todo lo que es de la zona: el pan es de caserío, los embutidos de la comarca y las manzanas, las peras, las nueces y las avellanas se recogen en la propia finca. La cocinera prepara compotas y bizcochos caseros. Después, nada mejor que pasear por la zona.
Atrio, en CáceresUbicado en el interior de la ciudad amurallada de Cáceres, con sus fantásticas construcciones almohades, góticas, renacentistas y coloniales, José Polo y Toño Pérez ofrecen una cocina con sabores auténticos en un escenario sin igual. El desayuno se hace en el momento y es un recorrido por la tierra que va del dulce al salado. Desde las tostadas con mermelada de higos hasta las migas extremeñas, pasando por las cerezas del Jerte. En un día soleado, se puede degustar en el patio o en la terraza de este fantástico edificio, hasta las 11,30. Si se nos hace tarde o si preferimos hacer un brunch, no hay problema, el hotel se encarga de organizárnoslo.
Hacienda Señorío de Nevada, en Granada. Con un extenso mar de viñedos coronados al fondo por las magníficas vistas de Sierra Nevada, el desayuno de este hotel es, según apuntan sus propietarios, uno de los momentos clave de la estancia. Música suave, chimenea y un ambiente de relax único. En la mesa la oferta es amplia: zumos de fruta recién exprimida, huevos de gallinas propias, panes y bollería del horno de su cocina... El horario es hasta las 11 de la mañana los fines de semana y entre otras atenciones, la prensa está disponible y gratuita para los clientes del hotel.
Señorío de NevadaSeñorío de Nevada