Nochebuena, Navidad, Nochevieja, Año Nuevo… En estas fechas es difícil escapar a una comida o cena familiar y, aunque los anuncios en televisión nos muestren el lado dulce de estos reencuentros, la realidad enseña que no siempre es así. Con la ayuda de
Elisa Herrero Calva, miembro de Saluspot y psicóloga general sanitaria en Psicología - Psicoterapia Humanista, repasamos las preguntas con respuesta que te resultarán útiles para evitar las discusiones familiares que amargan las fiestas.
Antes de nada, la experta aclara que no es una obligación aceptar o hacer una invitación para una comida familiar y que ha de ser una decisión personal libre, consciente y lúcida. Sin embargo, destca que desde el punto de vista psicológico cubrir y reforzar nuestras necesidades de afecto, afiliación, intimidad, seguridad y confianza favorece nuestro bienestar y crecimiento interior.
Antes de discutir, hazte estas preguntas:
- ¿Cómo lidiar con familiares con los que no tenemos mucha afinidad? No estamos “obligados” a nada más allá de unas reglas básicas de educación y cortesía. Por ejemplo, saludar o intercambiar algunas frases sobre temas sin trascendencia, evitando todos aquellos que puedan ser “vividos” como un ataque. Además, debemos mostrarnos naturales pero respetuosos y, si fuera necesario, hacernos respetar asertivamente.
- ¿Qué temas de conversación es preferible evitar? Cualquiera que "encienda" pasiones personales: política, religión, fútbol, machismo/feminismo, sexo o cualquiera que sea embarazoso para alguno de los asistentes (como trabajo, pareja-amor, muerte o dietas-peso). La empatía, la comprensión y la cordialidad son ingredientes que no pueden faltar. Si algún familiar iniste en hablar sobre estos temas, la experta aconseja usar un tono de voz sereno, de petición y no de exigencia o crítica: "Entiendo que este tema es importante para ti pero con tu insistencia me siento incómodo, por eso prefiero que hablemos de otra cosa".
- ¿Cómo pueden afectarnos las críticas destructivas? Puede dañar nuestra estima y confianza cuando el objeto de la crítica no es lo que hemos dicho u hecho en concreto sino nuestra persona, y cuando quien critica no expresa la razón del desagrado ni propone una conducta alternativa y se expresa con agresividad o burla: “No me gusta que te comas todo el turrón sin preguntar si alguien más quiere”, “¡Eres un egoísta!”, etc.
- ¿Debemos extremar las precauciones si hay familiares políticos? No. No podemos controlarlo todo ni sentirnos responsables de todo y de todos. Evitar no es siempre la solución pero confiar siempre está bien.
- ¿Cómo perjudica un conflicto en una comida familiar a la relación de pareja? Cada caso es diferente, pero aceptar los límites propios y ajenos puede ayudarnos. Asimismo, conviene tener claro que solo somos responsables de lo que hacemos y sentimos y no de lo que hacen, dicen o sienten los demás.
- ¿Cómo salir de una discusión en la que nos vemos envueltos? Expresando directa y claramente nuestra decisión de no continuarla. Debemos expresar cómo nos sentimos al respecto y las razones de nuestra libre elección, así como retirarnos si fuese necesario.
- ¿Cómo evitar que una discusión familiar se enquiste en el tiempo? Calmarse e invitar a buscar un lugar neutral y sin interrupciones en el que ambas partes se puedan expresar libremente y con respeto: cómo se sienten, qué conductas no les han gustado y qué cambios pueden sugerir al otro para que, aunque opinen diferente, esto no afecte a la relación.
Por último, la psicóloga recomienda que, con respecto al alcohol, conozcamos nuestro grado de tolerancia y parar a tiempo, beber despacio, acompañar su ingesta con comida, intercalarlo con agua y decir "no" a invitaciones a beber no deseadas.
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