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Cómo dejar de fumar en 5 pasos

Cómo dejar de fumar en 5 pasos

Cómo dejar de fumar en 5 pasos

Dejar de fumar es una decisión muy personal que la mayoría de los fumadores se han planteado alguna vez. Pero muchos no se ven capaces, e incluso, ya lo han intentado, pero no han tenido éxito, sobre todo si llevan fumando durante mucho tiempo.
La evitación del sufrimiento a corto plazo es lo que caracteriza a la sociedad actual y en las drogas el paralelismo a esta dinámica se encuentra en hacer todo lo posible para evitar los síntomas del síndrome de abstinencia, que en el tabaco son físicos y psicológicos. Por ello, se hacen necesarias distintas estrategias a la hora de enfrentarte al proceso de dejar de fumar.
Los pasos que vas a leer a continuación configuran una guía para que dejar de fumar te resulte un proceso más abordable. Sin embargo, no olvides que dejar una droga es un proceso muy complicado y que puede que necesites más ayuda para lograrlo. De esta manera, tienes que darle al bienvenida a cualquier recurso que tengas a tu alrededor y que pueda echarte una mano en el proceso.

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No existen las recetas mágicas que te ayuden a dejar una droga sin esfuerzo, y si así te lo están vendiendo, seguramente lo que te ofrezcan sea un timo. Por ello, sé que dejarlo cuesta, cuesta mucho, pero no es imposible y si pones todo de tu parte siguiendo los siguientes pasos, será más fácil que puedas lograrlo:

Paso 1. La motivación es esencial

Sé que decir que quieres dejar de fumar es más sencillo que hacerlo, porque como todo, requiere mucho esfuerzo. Por ello, antes de empezar con el proceso de dejar de fumar, te recomiendo que hagas una lista con dos columnas en la que incluyas las razones a favor y en contra de esta decisión.
Después asígnale pesos a cada razón de cada columna según el orden de importancia que tienen para ti, por ejemplo del 1 al 10, obteniendo lo que llamamos un balance decisional. Si está equilibrado y las razones que te hacen dejar de fumar son más y más fuertes de las que te hacen continuar, estás preparado para lograrlo con éxito.
Si no es así, revisa los motivos y asegurarte de que existe una verdadera motivación intrínseca antes de empezar con el proceso. Este es un paso esencial. Dejar de fumar depende de ti, no de lo que te digan los demás.

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También es aconsejable que para los momentos en los que pueda flaquear la motivación tengas preparado un recurso que te recuerde por qué decidiste comenzar el proceso de dejar de fumar, siendo en este caso una carta dirigida a la persona que más quierasEsta carta deberás de llevarla siempre contigo y así recurrir a ella siempre que lo necesites.
La carta debe de comenzar así: “Querido hijo, hoy he decidido que voy a dejar de matarme lentamente, hoy he decidido que voy a dejar de fumar…” y continúa exponiendo los motivos reflejados en la columna de los pros que has escrito antes.

Paso 2. Aprender a respirar te ayudará a dejar atrás la ansiedad

Una vez asegurada la motivación, antes de dejar de fumar, es conveniente que aprendas alguna técnica de relajación para ayudarte a superar los momentos de mayor ansiedad. Si ya dominas alguna, esa es la que debes utilizar; si no lo haces, lo mejor es aprender a respirar.
La respiración diafragmática es la más aconsejable en estos casos, ya que es similar al tipo de respiración que tienes mientras fumas. Inspiras lenta y profundamente y expiras despacio, disminuyendo así tu ritmo cardíaco.
Manos con corazón

Paso 3. Dejar de fumar es un proceso individual

Nunca hay que olvidarse de que cada uno de nosotros tiene sus propias circunstancias, de manera que el mejor tratamiento va a ser siempre el que se adapte a nuestras condiciones particulares. Así, una buena idea es que un psicólogo adapte para ti cualquier tratamiento generalista.
Hay personas que se ven más capaces si terminan con el hábito de manera radical y otras que se ven con más fuerza si tienen que encarar un proceso gradual. De una forma o de otra, la abstinencia biológica siempre va a ser menos dura si el consumo de nicotina se reduce de manera gradual.
La dinámica de este proceso gradual consistiría en reducir progresivamente la nicotina del organismo, para que la abstinencia y la ansiedad sean menores. Una vez comenzado el proceso, vas dejando los cigarrillos que son menos importantes para ti día a día, hasta que termines eliminado el que para ti es más imprescindible.

Paso 4. Si no tienes armas no vayas a la guerra

Si no tienes armas, no vayas a la guerra porque sin ellas no lograrás la victoria. En el caso del tabaco, cuando empieces a dejar de fumar debes de deshacerte de todo aquello que se relaciona con el tabaco. Esto quiere decir que nada de ceniceros por casa o de mecheros en el bolso.
Además, es conveniente que en la medida de lo posible evites aquellas situaciones en las que eres extremadamente propenso a fumarte un cigarrillo. Así, si eres propensa a fumar mientras descansas después de las comidas, con la eliminación del hábito elimina de forma temporal este descanso. Una buena idea puede ser sustituirlo por un pequeño paseo.
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Paso 5. Ningún cigarro ha resuelto mis problemas

Desde mi experiencia puedo decirte que ningún cigarro ha resuelto mis problemas. Cuando dejamos de fumar, y a causa de la ansiedad, solemos notar la mente desordenada. Una falta de orden que a su vez impide la concentración y que nos vuelve más dispersos en los primeros días después de la interrupción del hábito. Sin embargo, no olvidemos que volver atrás no es una solución y que poco a poco, si persistimos en la abstinencia, recuperaremos las sensaciones positivas.
Nada más lejos de la realidad, fumar es el problema no la solución. Fumar nos envenena el cerebro y hace que rindamos peor. Ante esto, aprender técnicas de solución de problemas nos dará recursos que son realmente efectivos para enfrentarnos a nuestro día a día.

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