APROVECHAR LA VIDA
“Sintió algo tan decepcionante como haber malgastado en la rutina de una noria los pasos que podría haber empleado en un viaje inolvidable.”
(José Luís Alvite)
En mi opinión, y parece que no soy el único que opina así, a muchas personas nos maltrata una sensación inconsolable de haber perdido mucho tiempo de nuestra vida en cosas que no nos aportaron nada enriquecedor en lo personal ya que fueron una lamentable pérdida de parte del tesoro que es la vida.
Ya he dejado patente en varias ocasiones mi incomprensión hacia los “pasatiempos”, a eso de “perder el tiempo”, a los “mata-ratos”, y no me refiero a las cosas que se hacen para ocupar el tiempo en algo satisfactorio como puede ser hacer un crucigrama, ver una película o jugar con cualquier juego, siempre que el objetivo sea conscientemente el placer, o sea, disfrutar de ese tiempo y no “gastarlo como sea” o “perderlo”.
Es “matar el aburrimiento” lo que no comprendo del todo, porque existe también la opción de no aburrirse. Aburrirse no es obligatorio ni es inevitable, porque el tiempo de aburrimiento se puede cambiar por el ocio enriquecedor o por cualquiera de las mil cosas que aportan satisfacciones.
Nuestro tiempo de vida –ese tiempo, que en realidad es nuestra vida-, está hecho para ser consciente de él, para vivirlo del modo deseado –en la medida de lo posible-, y que cuando no se viva del modo deseado no sea por nuestra culpa sino porque circunstancias inevitables lo hayan impedido.
El tiempo desperdiciado, derrochado en la inutilidad, es un tiempo que nos va a pasar factura más adelante y nos va a pesar siempre.
Esto, a los más jóvenes les va a parecer algo extraño. Yo también he tenido pocos años y he creído en la infinitud de la vida que se me presentaba por delante. “Tantos años aún por vivir me permiten derrochar una gran parte, porque tengo muchos más”.
El proverbio oriental dice, más o menos: “De aquello que no hiciste es de lo que más te arrepentirás”. Ahora, a mis sesenta y uno, veo cosas que no hice y no puedo evitar el arrepentimiento, tal como auguraba el proverbio.
Es una sensación de pena por mí mismo, cargada de una nostalgia triste por algo que pudo haber sido y no fue.
“Si hubiera…” así comienzan muchos de mis lamentos. Trato de compensarlo y reconfortarme mirando hacia adelante pensando que ahora, que digo que soy consciente, no me va a volver a pasar, y que cada uno de los días que me queden van a estar llenos de vida, llenos de sonrisas y bienestar, llenos de todas las cosas que me gustan.
Ahora, parece que soy consciente de que soy el constructor y el responsable directo de esto que es mi presente y pronto será mi pasado, y mi deseo es poder recordarlo mirándole directamente a la cara y con satisfacción, con la agradable sensación de las cosas bien hechas o el deber cumplido.
Quiero construir un pasado del que me sienta orgulloso, como una hermosa criatura de mi creación.
Quiero verlo sin esos vacíos que no aportan nada –no me importa si son esos vacíos que me aportan descanso o paz, que esos los agradezco-, porque ahora parece que sí me doy cuenta y que veo en el pasado cosas que no quiero que se repitan.
Según mi teoría, uno no es responsable consciente ni culpable de lo que haya hecho sin darse cuenta o por falta de conocimiento, pero sí es responsable de lo que hace o no hace a partir del momento en que es consciente de algo. Entonces ya no son válidas las razones o excusas del estilo de: “no sabía…”, “no me daba cuenta…”, “lo hice de un modo inconsciente…”
Conviene llegar a La Edad de los Arrepentimientos con el menor bagaje posible de asuntos de los que lamentarse.
Conviene levantarse todos los días en paz, con la sensación inexplicable de no tener a los remordimientos rondando, y la auto-imagen personal satisfecha por ser gobernante de la propia vida, y por estar sacándole el jugo, aprovechando o disfrutando cuanto tiene para ofrecer.
No me importa repetirlo hasta la saciedad, hasta que me llamen pesado, y lo haré mientras quede alguien que no sea capaz de meterse esto en el corazón, porque meterlo en la cabeza no sirve de gran cosa:
A LA VIDA SE VIENE PARA VIVIRLA.
ENCÁRGATE DE NO TENER COSAS DE LAS QUE ARREPENTIRTE.
NO DESAPROVECHES NINGUNA OPORTUNIDAD DE AMAR NI TE PRIVES DEL PLACER DE SER AMADO.
USA Y DISFRUTA TUS SENTIMIENTOS.
RESPONSABILÍZATE DE HACER DE TU VIDA UNA VIDA SATISFACTORIA.
VALORA TU DIGNIDAD, DEFIÉNDELA CUANDO SEA NECESARIO.
SÉ BUENA PERSONA. UNA PERSONA DE RESPETO, HONRADA, MODESTA, HONORABLE.
SÉ FELIZ.
Porque a esto es a lo que se viene a la VIDA. Y a VIVIR.
Te dejo con tus reflexiones…
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