Posted: 13 Jun 2016 05:44 AM PDT
El prehistórico sitio arqueológico de Karahunj, también conocido como Zorats Karer o el «Stonehenge de Armenia» se encuentra cerca de la ciudad de Sisian en la Provincia de Syunik, en Armenia. Se trata de una serie de misteriosas representaciones que han causado reacciones polémicas desde su descubrimiento.
Karahunj es un sitio antiguo se cree es anterior a Stonehenge (Inglaterra) en por lo menos 3.500 años y a las pirámides del antiguo Egipto por la asombrosa cifra de 3.000 años. Este antiguo complejo ocupa más de 7 hectáreas y ofrece a sus visitantes una serie de extrañas esculturas creadas por las primeras civilizaciones que habitaron hace miles de años la región.
Muchos de sus visitantes están de acuerdo en que este impresionante y antiguo lugar es muy similar a Stonehenge. La similitud se encuentra en los curiosos patrones circulares de las piedras. El verdadero propósito de estos patrones continúa siendo un profundo misterio para los arqueólogos que son incapaces de resolver el enigma de las piedras y sus patrones.
Las teorías que tratan de explicar lo que este sitio antiguo era hace miles de años son abundantes, pero las más aceptadas son que se trataba de un antiguo complejo o de un complejo astronómico o ceremonial. Sin embargo, los investigadores no pueden conocer con certeza esto debido a la falta de información y de registros históricos.
El «Stonehenge de Armenia» es mucho más antiguo que la versión de Inglaterra y se compone de cantos rodados colocados en dos círculos superpuestos elípticos.
Curiosamente, muchos de los cantos rodados que se encuentran en Karahunj tienen extraños agujeros tallados a través de ellos, y algunos investigadores han encontrado similitudes con los cantos rodados megalíticos descubiertos en el antiguo Egipto y sus curiosos agujeros.
Muchos de los cantos rodados armenios tienen agujeros perforados a través de la parte de arriba, que llevaron a los investigadores a creer que fueron utilizados hace miles de años para realizar observaciones astronómicas.
Sin embargo, si nos fijamos en cómo se interpreta el nombre Karahunj o Carahunge entenderemos que se deriva de dos palabras armenias: car (o kar) que traducido significa piedra y hunge o hoonch que significa sonido. Por lo tanto, entendemos que el nombre del sitio antiguo se traduce como «piedras que hablan». Esto está relacionado con el hecho de que las piedras tienden a «silbar» en días de viento, debido al número de agujeros «perforados» bajo diferentes ángulos en los tiempos prehistóricos.
El sitio fue nombrado oficialmente como el Observatorio Karahunj (Carahunge), por decreto del Parlamento en 2004.
Numerosas expediciones han estudiado este sitio antiguo. La más extensa investigación fue llevada a cabo por Paris Herouni y por Elma Parsamyan del Observatorio Biurakan. Herouni llegó a la conclusión de que este sitio antiguo era «un templo con un observatorio grande y desarrollado.»
Herouni ha propuesto varias hipótesis interesantes y ha indicado que algunas de las piedras en el sitio imitan a la mayor estrella de la constelación de Cygnus – Deneb.
Curiosamente, algunos incluso han dibujado similitudes entre el Observatorio Karahunj (Carahunge) y Gobekli Tepe en Turquía. V. Vahradyan sugiere que Gobekli Tepe muestra el mapa del cielo nocturno y la constelación de Cygnus, que en el Observatorio Karahunj representa la misma constelación.
Pero como si la edad del antiguo observatorio, su propósito y origen no fueran lo suficientemente misteriosos, hay detalles más increíbles que hacen de este antiguo sitio aún más interesante. Entre los numerosos cantos rodados que se encuentran en el sitio, hay algunos con tallas curiosas en su superficie. Algunos de los seres humanoides representados en algunas de las piedras son extrañamente similares a las representaciones de los extraterrestres grises de hoy en día. Algunas de las figuras humanoides talladas en Karahunj tienen cabezas alargadas, con ojos en forma de almendra, y representan lo que parece ser algún tipo de artefacto con ruedas.
Estas son algunas de las imágenes de este antiguo lugar increíble:
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Posted: 13 Jun 2016 05:32 AM PDT
Nuestra planeta está compuesto principalmente por rocas de silicatos, en el interior posee un núcleo de hierro, y en la corteza hay agua y diversas formas de vida. Pero los primeros mundos potencialmente habitables que se formaron en el universo debieron ser muy diferentes. Una nueva investigación, a cargo del equipo de Natalie Mashian, de la Universidad Harvard en Estados Unidos, sugiere que la formación planetaria en el universo temprano pudo crear planetas bastante ricos en carbono en los que serían relativamente abundantes materiales como el grafito, los carburos e incluso el diamante. Los astrónomos podrían hallar estos mundos buscando una rara clase de estrellas.
Tal como señala Mashian, hay buenas razones para creer que la vida extraterrestre estará basada en el carbono, como la de la Tierra, así que los resultados de la nueva investigación reafirman la idea y respaldan además la posibilidad de vida en el universo temprano.
Al principio, el universo estaba compuesto principalmente por hidrógeno y helio, y carecía de elementos químicos como el carbono y el oxígeno, que son necesarios para la vida tal y como la conocemos. Solo después de que las primeras estrellas estallaron como supernovas y sembraron el cosmos con el material que después se incorporó a la segunda generación de estrellas, comenzó a ser posible la formación de planetas como por ejemplo la Tierra y el surgimiento de formas de vida.
Mashian y Avi Loeb, del Centro para la Astrofísica (CfA) en Cambridge, Massachusetts, gestionado conjuntamente por la Universidad Harvard y el Instituto Smithsoniano, todas estas entidades en Estados Unidos, examinaron una clase en particular de estrellas viejas conocidas como estrellas CEMP (por las siglas en inglés de estrellas pobres en metales y enriquecidas con carbono). Estas estrellas “anémicas” contienen solo una cienmilésima del hierro que tiene nuestro Sol, lo que significa que se formaron antes de que el espacio interestelar hubiera sido ampliamente sembrado con elementos pesados.
Estas estrellas son fósiles del universo arcaico. Estudiándolas, podemos observar cómo los planetas, y posiblemente la vida, se iniciaron en el cosmos.
Aunque les faltan hierro y otros elementos pesados en comparación con nuestro Sol, las estrellas CEMP tienen más carbono de lo que se esperaría dada su edad. Esta relativa abundancia influiría en la formación de planetas ya que los esponjosos granos de polvo de carbono se unen entre sí con bastante facilidad y pueden formar mundos tan negros como el alquitrán.
Desde la distancia, estos planetas de carbono serían difíciles de distinguir de mundos más parecidos a la Tierra. Sus masas y tamaños físicos serían similares. Los astrónomos tendrían que examinar sus atmósferas en busca de señales de su verdadera naturaleza. Gases como el monóxido de carbono y el metano envolverían a estos mundos inusuales.
El estudio ha sido publicado en arXiv, sitio web de difusión científica de la Universidad de Cornell.
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El «Stonehenge» de Armenia: 3.000 años anterior a las Pirámides de Egipto
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