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Cuando Frank era un cachorro, su futuro no parecía muy prometedor. Según su dueño, Rafael Borges, cuando lo adoptó tenía cinco meses, no había sido vacunado y pesaba poco más de tres kilos.
Su anterior propietario lo había tenido encerrado en un espacio muy pequeño y lo alimentaba con comida para perros adultos. Frank también tenía varias infecciones sin tratar que pudieron ser la causa de su sordera.
Tras ser adoptado, las cosas empezaron a cambiar. Rafael se dio cuenta de que el perro se ponía nervioso con las sombras y su única amiga era una manta vieja. Con cariño y amor, Frank comenzó a tener una vida normal y empezó a mover la cola como cualquier perro cuando se siente feliz. ¿Cómo de feliz? Tanto que ahora duerme sin parar de moverla.
Con este vídeo, publicado por su dueño hace un año y que ha resurgido a través deReddit, Rafael quería concienciar acerca de cómo la adopción de animales puede cambiar la vida de una mascota.
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