Cuando Rocío Jurado enfermó, su hija tomó la decisión de abandonar el primer plano informativo. No hacía declaraciones de ningún tipo, mantuvo un perfil bajo que se convirtió en invisible cuando desapareció ‘la más grande’ y no entraba en discusiones televisivas, en desmentir difamaciones, en explicar herencias y desajustes familiares con sus tíos los Mohedano o con Ortega Cano.
Rocío Carrasco siempre mantuvo silencio y si había cuestiones que consideraba denunciables utilizaba los mecanismos legales. Ganó en los juzgados lo que tenía perdido en algunas tertulias donde la animosidad hacia ella era pública y notoria.
Rocíito dejó de ser la niña mimada que hacía lo que le venía en gana y se convirtió en una mujer que tenía claro cuáles eran sus derechos fundamentales y los utilizaba. El derecho al honor se convirtió en su lema de vida. Como además no se exponía, sus exigencias eran, cuanto menos, razonables. Ya no había dietas de la alcachofa ni photocalls remunerados. Rocío Carrasco Mohedano quería vivir una vida como aquellos que no tienen el aura del ‘famoseo’ incorporado, a pesar de que a veces su mundo colateral le hacía ser protagonista indirecta.
Rocío Carraco junto a sus nueva compañeras de trabajo
A pesar de todo, ella ha continuado callada sin dar explicaciones de nada. Incluso cuando temas familiares más directos como los desencuentros con su hija se hicieron conocidos a través de las declaraciones del padre, que informó que la niña había solicitado el cambio de custodia. Ahí, siguió en silencio. Por eso, su vuelta a la televisión como personaje estelar del programa Hable con ellas en sustitución de la actriz Natalia Millán ha dejado mudos a muchos de los que la conocen desde siempre.
¿Cuáles son las razones de ser otra vez bala de cañón?, se preguntan algunos. Económicas no, porque Rocío recibió casi en su totalidad la herencia de su madre. ¿Momento vanidad? Tampoco, porque ser de nuevo protagonista tiene más sombras que luces.
Hay una tercera vía, la que tiene por objeto proteger a su familia directa ante algunas cuestiones legales que están a punto de resolverse. A Rocío le interesaría hacer aliados y qué mejor que Telecinco. Así se podría evitar muchas polémicas en el futuro.
Rocío sigue muda y como declaró en su aparición: “Estoy en este programa porque me gusta el proyecto. No hay que darle más vueltas”. En su entorno confirman esta afirmación. Será el tiempo el que quite y ponga razones.
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