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PATRIMONIO DE LA INHUMANIDAD - JORDI EVOLE

Jordi Évole

Jordi Évole

Periodista.

Patrimonio de la inhumanidad

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Lunes, 14 de octubre del 2013ImprimirEnviar esta noticiaAumentar/ Reducir texto
Veo lo que está ocurriendo en Lampedusa. Y pienso: me hubiera podido tocar a mí. O a ti. A cualquiera. Simplemente, si hubiésemos venido al mundo en Eritrea o Somalia habríamos tenido muchas más papeletas para ser un sin papeles de tumba anónima en esta isla italiana, convertida en cementerio de la sensibilidad. A este paso van a declararla patrimonio de la inhumanidad. De nuestra inhumanidad, tanto la de aquellos que nos mandan como la de aquellos que obedecemos a ciegas mientras vemos la tragedia de los inmigrantes en televisión como si jugáramos a los barcos: ellos se hunden y decimos que quedamos tocados. Luego cambiamos de canal y que siga el espectáculo. Los gobernantes son responsables por no intervenir,  y nosotros, salvo excepciones, por no exigir.
¿Reaccionaríamos igual si estos fugitivos fueran familiares o amigos nuestros? ¡Pero cómo van a ser amigos si no los queremos ni conocer! Cuando se quemó hace unos días la embarcación que sepultó a centenares de inmigrantes, leí que «tres barcos de pesca pasaron cerca de la barcaza y vieron las llamadas de auxilio, pero siguieron su camino». En Italia, y gracias a Berlusconi, está penado ayudar al inmigrante ilegal. Pero no es solo culpa de Il Cavaliere, porque al caballero le sigue votando un montón de gente, que también hubiera podido nacer en Eritrea o Somalia.
También he leído que más de 8.000 inmigrantes han fallecido en la isla desde los años 90. Creo que ninguno era rico. A los inmigrantes ricos me da que se les trata mejor. Incluso a cuerpo de rey, o de reina. Y da igual si los pobres proceden de dictaduras, porque hasta las dictaduras pueden resultar muy convenientes para nuestro bienestar. A veces las democracias prefieren aliarse con algunas dictaduras antes que con algunos seres humanos. ¿Es que ni Merkel, ni Obama ni nadie tiene wi-fi para conectarse a la red de la moralidad? Aquí, donde nunca falta la cobertura es en el absentismo moral.
Todos somos hipócritas
Curiosamente, fue el Papa el primero en afirmar que lo que había pasado en Lampedusa era «una vergüenza». Tiene razón, aunque es lo mismo que soltó mi tía antes de cambiar de canal para ver La ruleta de la fortuna. A un jefe de Estado, del Vaticano o de donde sea, le pido algo más.
Javier Faus, vicepresidente del Bar-
ça, hizo la semana pasada unas declaraciones en el programa de Raül Llimós (RAC1) que resumen muy bien en qué mundo vivimos. Admitió que a él tampoco le gusta lo que pasa en Catar, pero que se necesita dinero si queremos grandes futbolistas. Y fue más allá. Declaró que China es una dictadura y que, pese a eso, empresarios van a China en busca de negocios. Y que el mismo alcalde de Barcelona busca inversiones en ese país. «Es una pena, pero pasamos de las dictaduras», añadió. Aplaudo a Faus. Porque, es verdad, somos unos hipócritas. Yo, el primero.

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