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QUE PASA CUANDO DESCONECTAMOS


En la sociedad moderna, es difícil desconectarse de la tecnología. Smartphones, laptops y ordenadores nos acechan por doquier, por lo que ni siquiera nos damos cuenta de que pasamos una gran parte del día conectados al mundo virtual, perdiéndonos buena parte del mundo real, ese que tenemos justo delante de nuestras narices.

La dependencia de estos dispositivos es enorme, aunque normalmente no nos percatamos. Sin embargo, muchas personas lo primero que hacen al levantarse es ver su móvil, para comprobar qué se han perdido mientras dormían. De hecho, según una encuesta realizada por investigadores de la Universidad Complutense de Madrid, el 55% de los españoles no se separa de su móvil para comer y un tercio lo lleva incluso al baño. 

De más está decir que una relación tan “íntima” con el móvil no es saludable. Por eso, deberías apuntarte al reto #soloporhoy, en el que te propongo desconectarte del móvil solo durante 24 horas. Los resultados que obtendrás serán, cuanto menos, increíbles. 

1. Se despeja la niebla mental

El móvil es una fuente de estrés adicional que añadimos a nuestra vida ya que nos demanda estar siempre disponibles para responder a los mensajes y las llamadas entrantes, saber lo que pasa en las redes sociales y revisar el correo. El móvil nos demanda dividir nuestra atención, y ello nos pasa una factura en términos de niebla mental, esa sensación de no poder concentrarnos. Un día sin móvil puede ayudarte a recuperar la lucidez mental y la agilidad de pensamiento.

2. Descubres cosas nuevas

A menudo, cuando usas el móvil, funcionas en piloto automático. Comes mirando la pantalla del ordenador y caminas mientras revisas los mensajes, de esta forma te pierdes todo lo que sucede a tu alrededor. Por eso, cuando decides desconectarte de la tecnología, esos sitios y esas actividades que ya conoces adquieren una perspectiva diferente, es como si fueran completamente nuevos porque descubrirás cosas que no habías notado.

3. Tus sentidos se agudizan

Cuando no estamos conectados a una pantalla que acapara gran parte de nuestra atención, podemos abrirnos al mundo. Entonces ocurre un pequeño/gran milagro, nuestros sentidos se agudizan, vuelves a percibir estímulos que antes pasaban desapercibidos. De esta forma, logras disfrutar mucho más del aroma del café, el juego con tu mascota, la conversación con tu pareja o incluso del recorrido diario para ir o regresar del trabajo.

4. El tiempo se ralentiza

El tiempo es relativo. Cuando disfrutamos pasa volando, cuando nos sentimos mal se eterniza. Curiosamente, estar conectados nos da la sensación de que el tiempo corre más deprisa. Por eso, si logras pasar 24 horas desconectado, te darás cuenta de que el tiempo comienza a ir más despacio. De repente, ganas tiempo de tu vida y puedes hacer más cosas, o simplemente relajarte.

5. Puedes detenerte y pensar

Creo que uno de los peores problemas que ha causado la tecnología es la resistencia a estar a solas con nosotros mismos. Cuando estamos aburridos, no dejamos que nuestra mente divague sino que nos conectamos, entretenemos nuestra mente. Por eso, desconectarte durante 24 horas te permitirá tener un tiempo a solas contigo mismo, para que puedas pensar y ver qué estás haciendo mal, para que valores si estás en el camino correcto o debes corregir algunas cosas.

6. Reencuentras la simplicidad

Considero que las experiencias más intensas y memorables de la vida son las más sencillas. En la simplicidad reencontramos nuestra esencia, y disfrutamos con ello. Cuando no tienes a mano la tecnología para entretenerte, vuelves los ojos a lo que te rodea o a tu interior, y descubres cosas asombrosas, cosas simples que olvidamos porque vivimos en un mundo demasiado digitalizado.

7. Te sientes mejor, mucho mejor

Cocinar sin prisas, rodearte de las personas que amas, salir a explorar sin el móvil, solo tú y la naturaleza, son experiencias relajantes que te harán sentir mejor. Estar conectados puede convertirse en una inmensa fuente de estrés, así que si te desconectas por un día, podrás probar un sorbo de cómo sería la vida sin esa obsesión por los dispositivos electrónicos. Simplemente tú, y el mundo, para disfrutarlo sin intermediarios.

Como colofón, nada mejor que esta imagen, que vale más que mil palabras, del fotógrafo Miguel Morenatti, en la que se aprecia a las nuevas generaciones tomando fotos, viviendo el momento a través de las pantallas de sus móviles, mientras una anciana simplemente disfruta. 


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