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¿Estás sacrificando demasiado por tu pareja?

Pareja mirando al mar

Mantener una relación de pareja implica, en algunas ocasiones, hacer sacrificios y concesiones. A veces tenemos que dar un paso atrás, restringir un poco nuestra libertad y decidir pensando en dos. Todo eso es normal, después de todo, si queremos compromiso, debemos estar dispuestos a comprometernos. 

De hecho, para mantener una relación de pareja a lo largo del tiempo cada persona debe estar dispuesta a sacrificarse por el otro. Las investigaciones han demostrado que las parejas más felices y las que duran más son aquellas que se basan en el sacrificio mutuo. Y es que cuando existe amor, ceder a favor del otro ni siquiera es un sacrificio sino un placer. Hace que nos sintamos mejor con nosotros mismos.

Sin embargo, también es normal que cuando llegue el momento de sacrificarse aparezcan algunas dudas. ¿Por qué debería hacerlo? ¿Ese sacrificio no implica renunciar a lo que quieres y a tu esencia? Es probable que quizás hasta te preguntes si no debería sacrificarse tu pareja en tu lugar.

Además, el sacrificio también encierra un asunto de poder. Si solo una de las personas se sacrifica se creará un desequilibrio muy dañino para la relación que, a largo plazo, conducirá a la infelicidad y el resentimiento. Por eso, aunque los sacrificios pueden ser beneficiosos y permiten que una pareja se consolide, es necesario saber dónde están los límites. 

7 preguntas que deberías hacerte antes de sacrificarte por tu pareja


1. ¿Cuán comprometido estás? ¿Es la persona con la que quieres pasar el resto de tu vida o todavía tienes dudas? El compromiso es un precursor del sacrificio. Para que un gran sacrificio valga la pena, debes estar seguro de que estás invirtiendo en una relación que tiene futuro. Por supuesto, en cuestiones del amor nada es seguro al 100% pero el sacrificio es más aceptable cuando nos ayuda a acercarnos a la persona con la que queremos pasar el resto de nuestra vida.

2. ¿Tu pareja está dispuesta a hacer lo mismo por ti? El sacrificio es una moneda de dos caras: mientras decides si vas a renunciar a algo por tu pareja, tu pareja también debería estar decidiendo si está dispuesta a sacrificarse por ti. Por eso, antes de dar el paso, es importante preguntarse si tu pareja estaría dispuesta a hacer lo mismo, al menos en el futuro.Si esa persona no está dispuesta a comprometerse e invertir en la relación, quizás el sacrificio no tenga sentido.

3. ¿Compartís la misma visión? Cuando una situación requiere un sacrificio, los resultados que se obtienen no suelen beneficiar por igual a la pareja. Lo usual es que uno gane mucho y el otro pierda algo. Por eso, antes de dar el paso, debes cerciorarte de que ambos tienen las mismas prioridades y comparten los mismos intereses. No tendría mucho sentido abandonar un trabajo estable y mudarse a otro país por una persona que no está segura de querer mantener una relación estable, por ejemplo.

4. ¿Sabe tu pareja que es un sacrificio? No hay necesidad de hablar continuamente del sacrificio que se va a hacer pero es importante que tu pareja sea consciente del hecho de que te has comprometido y has entregado algo importante a la relación. De hecho, cuando una de las personas debe perder y sacrificarse, el reconocimiento del otro hace que la situación sea más llevadera. Aunque debes tener en cuenta que no se trata de convertir la pareja en una transacción comercial donde la moneda de cambio es el sacrificio.

5. ¿Hay una solución mejor? A veces, tener que renunciar a algo que nos hace ilusión o a lo que hemos estado atados durante años y que nos brinda seguridad no es una perspectiva muy halagüeña. Por eso, antes de renunciar a esas cosas es conveniente que ambos os preguntéis si existe una solución en la que ninguno de los dos tenga que perder tanto. A veces basta abrir un poco la mente y buscar fuera de las soluciones convencionales para encontrar una estrategia que sea menos dolorosa o costosa emocionalmente para cada uno de los miembros de la pareja.

6. ¿Se puede negociar? El sacrificio no se debe imponer, debe surgir por voluntad propia. Esto significa que si la persona toma la decisión y pone al otro entre la espada y la pared, en realidad no habrá margen para la negociación. Esa persona simplemente no tomó en cuenta tu opinión, deseos y necesidades. Todo sacrificio en la relación debe ser concensuado, debe existir un margen para negociar y, de cierta forma, para que la persona que va a ganar más, compense a la otra por la pérdida. Vale aclarar que no se trata de convertir el sacrificio en una moneda de cambio porque eso solo conduce al resentimiento, sino de hallar un punto medio que haga felices a ambos.

7. ¿Qué te motiva? Se trata de la pregunta más importante porque nos sacrificamos continuamente por razones diferentes pero no todas nos hacen felices. ¿Estás cediendo para hacer feliz a tu pareja y salvar la relación o solo para evitar un conflicto? Se ha apreciado que los sacrificios que se realizan solo para evitar los problemas, a la larga producen una gran insatisfacción. Al contrario, los sacrificios hechos para ayudar a la pareja o consolidar la relación son saludables.

Antes o después, todas las relaciones requieren sacrificio, pero no debemos renunciar o ceder sin pensarlo bien. Es importante tener en cuenta los pros y los contras, mantener un canal de comunicación claro con la pareja, plantear esas preguntas difíciles y, sobre todo, asegurarse de que nos estamos sacrificando por las razones correctas. Hay sacrificios que traen felicidad, pero hay otros que son grandes errores.
Rincón de la Psicología ~ 10:00

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