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LO QUE DICE TU CASA DE TI


Mira a tu alrededor. En tu hogar, todo lo que te rodea tiene un por qué, cada cosa encierra una historia, es algo que has elegido. Ya se trate de una foto, una lámpara o un sofá, todos esos pequeños detalles desvelan quién habita en ese lugar. Básicamente, cada casa trazuma una larga historia de sentimientos, comportamientos y decisiones. Por eso, el espacio que habitamos desvela nuestra personalidad, es un fiel reflejo de nuestras vidas.

Tres secretos que desvela todo hogar sin que nos demos cuenta


1. Afianzar nuestra identidad

Utilizamos nuestro hogar para hacer declaraciones intencionadas y deliberadas sobre nosotros mismos. Toda casa es una especie de “declaración de identidad” ya que la decoramos para reflejar nuestras actitudes, metas, valores, roles sociales y prioridades en la vida. Aunque no siempre somos conscientes de ello. 

De hecho, los libros que tenemos dicen mucho sobre quiénes somos, así como las fotos que decidimos colocar a la vista o incluso el tamaño de los espejos, que hablan de nuestro nivel de vanidad. Esos detalles que colocamos en las zonas más visibles de la casa son un mensaje muy claro a las personas que nos visitan, les dicen “soy esto, esto es lo que me importa”.

2. Influir en nuestros pensamientos y sentimientos

El diseño y la disposición de los objetos, así como el color y la iluminación en los diferentes espacios de la casa, tienen el objetivo de despertar determinados pensamientos y emociones. Por ejemplo, en la sala de estar deseamos transmitir la sensación de calidez y bienvenida, mientras que en el dormitorio queremos crear un espacio más íntimo y relajante. Como nuestras prioridades y dinámicas familiares cambian, también queremos que nuestros espacios sean diferentes. 

Además, nos cercioramos de incluir detalles que despierten ciertas sensaciones y emociones, como las fotos de ese viaje inolvidable, la imagen de nuestra mascota o un regalo especial. Todas las cosas que hemos elegido, de cierta forma, despiertan emociones que nos resultan agradables y, por tanto, hablan de nuestra historia y de quiénes somos. Por ejemplo, un espacio muy iluminado desvela a una persona muy activa mientras que los espacios con luces bajas, cortinas y persianas indican que en esa casa vive una persona que prefiere la calma y la serenidad.

3. Rastrear nuestra conducta

Las razones por las cuales elegimos un sofá o una mesa no siempre son conscientes. En la mayoría de los casos no nos basamos simplemente en el color, el modelo o el precio, a veces hay algo más profundo que brota directamente desde el inconsciente. De hecho, en todas las casas se pueden encontrar pruebas de los comportamientos habituales de las personas que allí viven, rastros que desvelan quiénes somos y a los que se les denomina “comportamientos residuales”.

Puede tratarse de la forma en que organizamos los libros, una postal que se ha quedado encima de la mesa, una entrada para una obra de teatro o incluso la forma en que colocamos los rollos de papel higiénico en el armario. De hecho, un baño limpio y pulcro es sinónimo de una persona orientada al trabajo duro y amante del orden. Todos los pequeños detalles revelan qué hemos hecho en los últimos días y cuáles son nuestros hábitos.

Cinco trucos para imprimirle personalidad a tu hogar


1. Decora con tus propios detalles. Las casas de revista son muy bonitas pero les falta alma. Por eso, es importante que elijas las cosas que te hacen sentir bien, los detalles que son importantes para ti y que generan emociones agradables. Decora las estancias con cosas que aman y que te reflejen, de manera que puedas crear vibraciones positivas en cada rincón. Recuerda que no hay nada mejor que decorar con objetos que cuenten tu historia. 

2. Haz que los materiales generen emociones. Un secreto para no caer en una decoración aburrida consiste en combinar adecuadamente los materiales. Atrévete a jugar con las texturas y prueba todo lo que te haga sentir bien, desde la madera para dar sensación de calidez hasta el lino y el algodón para los textiles o la piedra para dar la sensación de limpieza en el baño y la cocina. Recuerda que el tacto es uno de los sentidos más descuidados pero puede transmitir un gran confort a nivel físico.

3. Jamás descuides la iluminación. Uno de los aspectos olvidados en la decoración suelen ser las luces. Sin embargo, la iluminación es clave para aportar sensación de calor y de hogar. Si tu casa es tu refugio después de un día de trabajo, lo ideal es que te deshagas de las luces blancas en el techo que dan la sensación de frialdad y que apuestes por lámparas indirectas de tonos cálidos. No temas a las velas, si te gustan, son perfectas para crear intimidad y propiciar la relajación.

4. Elige un aroma. En los últimos años los aromas se han rescatado del baúl de los recuerdos. De hecho, incluso se están utilizando como una herramienta de neuromarketing. La razón es muy sencilla: los aromas llegan directamente a nuestro cerebro emocional y despiertan fuertes sensaciones, sobre todo cuando se asocian con recuerdos del pasado. Por eso, es importante que elijas un aroma para tu casa, que te represente y te gusta. Compra aromatizantes, aceites, velas y aerosoles con el mismo aroma. Será una seña de identidad que todos los visitantes notarán inmediatamente. Y es que no hay nada más agradable que entrar a una casa y que te acoja un aroma fresco.

5. Crea un rincón privado. Puede ser una habitación, una terraza o un pequeño rincón en el salón. El tamaño no importa, lo que realmente cuenta es que sea un espacio completamente tuyo, que te haga sentir a gusto. Coloca objetos con los que te identifiques y que te resulten inspiradores. Ese espacio debe transmitir la sensación de comodidad, relax y seguridad. Es el espacio en el que piensas cuando el estrés te asalta, ese espacio en el que escuchas la canción que más te gusta, lees un libro o tomas el té.

¿Una casa que te refleje o te complemente?


A la hora de decorar nuestro hogar, solemos dejarnos llevar por nuestros gustos, de manera que nuestra casa termina siendo un reflejo de nuestra personalidad. Sin embargo, un hogar no solo debe reflejarnos, también debe complementarnos. Es decir, no basta con que te identifiques con el espacio que has creado, también debes sentirte a gusto. Hay casas que roban energía, solo porque no nos sentimos cómodos y tenemos objetos que despiertan de alguna forma emociones negativas.

Por eso, se recomienda que a la hora de elegir los colores, muebles y adornos, no te dejes llevar únicamente por lo que te gusta sino que también tengas en cuenta lo que necesitas. Por ejemplo, una persona eficiente y ordenada optará por un estilo minimalista en el que prevalecerán los colores fríos, mientras que una persona con una actitud vivaz y alegre hará todo lo posible por llenar cualquier espacio y pintará las paredes con colores vibrantes. 

El secreto está en lograr un equilibrio, de manera que tu casa no solo te refleje sino que también te complemente, aportándote el equilibrio emocional que necesitas. De esta forma, si eres una persona impulsiva y ansiosa, deberías elegir colores como el azul y el verde, que transmiten paz y serenidad. Si te cuesta concentrarte, no deberías sobrecargar demasiado los espacios y si tienes una tendencia a la introversión, deberías apostar por toques de colores como el naranja, el rojo y el amarillo para que obtengas una dosis extra de energía.

Se trata de contar tu historia a través de tu hogar pero, al mismo tiempo, cerciorarte de que esa historia no te impida seguir adelante.

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