Recuerdo cuando perdí todo, tenía 28 años, y me quedé totalmente sin nada en medio del caos, solo viendo como perdía más y más y no tenía de dónde agarrarme. Cuando mi papá murió dejé de ser la hija de..., cuando mi novio murió dejé de ser la novia de ..., cuando murió mi abuela ya no tenía esa contención, ya no tenía ese lugar seguro e incondicional externo que me alojara, cuando perdí mi profesión porque era de lujo y había crisis y perdí todo mi dinero, me quedé sin saber qué hacer. Ya todo había terminado para mí, había tocado fondo y quise escaparme, y lo hice en el alcohol por mucho tiempo, hasta que pude ver que sólo creaba más destrucción así, entonces sí que toque fondo de verdad y allí decidí empezar a cambiar.
El primer paso de este cambio fue empezar a mirar hacia adentro, y así en medio del caos empecé a encontrar un lugar, me acordé como en la naturaleza en medio del huracán el lugar más quieto está en el centro, el ojo de la tormenta, y así yendo hacia el centro de mi tormenta en mí, y enfocándome en lo más elevado en mí, y como dice esa canción, "el sol siempre está", y poco a poco me empecé a enfocar en esa paz que está dentro de todo y me empecé a conectar.
Todos estamos entrenados y educados para resolver, para hacer de todo, muchas cosas al día y la mayoría de nosotros encontramos las soluciones que necesitamos a varios problemas que se presentan en medio de tantas actividades. Por estar trabajando, nosotras no descuidamos a los niños, lo que necesitan, lo que cocinaremos a la noche, o los pedidos del marido o las necesidades de nuestros padres mayores, o los exámenes para completar algún estudio. Nosotras estamos entrenadas para el multidesafío y algunas paracemos la mujer maravilla en ropa normal.
Y entonces puede que los problemas los sintamos como algo no planeado y ahí nos cuesta más, nos cuesta porque queremos que salga como planeamos y empezamos a forzar, o a pelear, y nos cuesta fluir, y es justamente esto lo que más necesitamos aprender para no crearnos más sufrimiento y conflicto, aprender a fluir. Para fluir tenemos que confiar y aprender a entregarnos a lo que es en cada momento, con la confianza de que todo saldrá lo mejor que pueda salir, y con la capacidad de cambiar y fluir en cada momento con lo que el momento trae. Pero automáticamente, cuando algo nuevo o imprevisto se presenta, nuestra respuesta es la vieja resistencia, que quiere mantener y defender su lugar de como las cosas eran, y como esto es automático, lo podemos tomar como indicador. Siento la resistencia, aprendo a soltar, lo suelto, lo dejo ir y me abro a recibir lo que lo nuevo trae para mí.
En estos tiempos lo nuevo se presenta a una velocidad mucho mayor. Los jóvenes nos van mostrando eso a pasos agigantados, la tecnología nos acosa con los nuevos modelos. Si recordamos hace muchos años, cuando algunos de nosotros éramos más jóvenes, todo el cambio era más lento, pero lo resistíamos igual; resistíamos lo nuevo y veíamos que nuestros padres lo resistían y ni que hablar de los abuelos, tiempos eran los de antes, cuando yo era joven... ¿quién no ha escuchado esto al crecer? todos vivimos anhelando algo de otro momento y en otro lugar, pero la vida está pasando ahora.
El cambio es un movimiento que se encuentra en la naturaleza misma: lo activo, lo pasivo, lo quieto; lo positivo, lo negativo lo neutro; el protón, el electrón, el neutrón.
Lo que está vivo cambia, si no cambia, muere.
En esta nuestra vida, esta ilusión de dualidad, en este lugar de nuestra humanidad donde suceden tantas cosas que no entendemos, y que solo podemos plantarnos, aún sin entender, en la confianza de que la evolución siempre provoca cambios. La vida sabe y entonces sólo podemos entregarnos, abrirnos a fluir con esos cambios y estar dispuestos a aprender en esa entrega. Yo siempre digo que la vida es muy simple, pero los humanos somos muy complicados. Les invito en estos días, a poner la atención en momento a momento fluir, a cada resistencia o defensa que surge en automático, entregarse, confiar y decir sí y así abrazar lo que la vida nos quiere regalar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario