Distraído de la vida que te puebla, tienes corazón, cerebro, alma y espíritu… entonces cómo puedes sentirte
pobre y desdichado. Distraído de la vida que te rodea, delfines, bosques, mares, montañas, ríos.
No caigas en lo que cayó tu hermano que sufre por un ser humano cuando en el mundo hay siete mil millones,
además no es tan malo vivir solo; yo la paso bien decidiendo a cada instante lo que quiero hacer y gracias a la
soledad, me conozco, algo fundamental para vivir.
No caigas en lo que cayó tu padre que se siente viejo porque tiene setenta años, olvidando que Moisés dirigía
el éxodo a los ochenta y Rubinstein interpretaba como nadie a Chopin a los noventa por sólo citar dos casos conocidos.
No estás deprimido, estás distraído…
De la cuna a la tumba es una escuela, por eso lo que llamas, problemas son lecciones y la vida es dinámica por
eso está en constante movimiento, por eso sólo debes estar atento al presente, por eso mi madre decía “yo me
encargo del presente, el futuro no es asunto que pueda manejar”. Porque el mañana no interesa, él traerá nueva
experiencia, y cada día representa su propio tesoro.
No encuentras la felicidad, y es tan fácil, sólo debes escuchar a tu corazón antes que intervenga tu cabeza que
está condicionada por la memoria, que complica todo con cosas viejas, con órdenes del pasado, con prejuicios
que enferman, que encadenan: la cabeza que divide, es decir empobrece, la cabeza que no acepta que la vida es
como es, no como debería ser.
Haz sólo lo que amas y serás feliz. Estás condenado al éxito, si caminas por tu vida sin traicionarte a ti mismo.
Reconcíliate contigo, ponte frente al espejo y decide ahora mismo ser feliz porque la felicidad es una adquisición, no algo que te llegará de afuera; además la felicidad no es un derecho, sino deber porque si no eres feliz estás amargando a todo el barrio.
Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo. Tenemos
para gozar la nieve del invierno y las flores de la primavera, el chocolate de la Perugia, la baguette francesa, los tacos mexicanos,
el vino chileno, los mares y los ríos, el fútbol de los brasileños, Las Mil y Una Noches, la Divina Comedia, el Quijote, el Pedro Páramo,
los boleros de Manzanero y las poesías de Whitman, Mahler, Mozart, Chopin, Bethoven, Caravaggio, Rembrant, Velásquez,
Picasso y
Tamayo entre tantas maravillas.
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el club de los libros perdidos, Facundo Cabral, No estás deprimido estas distraído, |
Y si tienes cáncer o sida, pueden pasar dos cosas y las dos son buenas; si te gana, te libera del cuerpo que es tan molesto: tengo
hambre, tengo frío,
tengo sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas… Y si le ganas, serás humilde, más agradecido, por lo tanto fácilmente feliz.
Libre del tremendo
peso de la culpa, la responsabilidad, y la vanidad, dispuesto a vivir cada instante profundamente, como debe ser.
No estás deprimido estas distraído. Si escucharas al otro, al que llevas dentro, sabrías todo, en todo encontrarías algo para ti,
entonces te elevarías constantemente y ya no habría confusión, sino matices y en esa serenidad no buscarías nada, entonces
encontrarías todo.
Y estando en el presente dirías y harías lo que hay que decir y
hacer a cada momento, natural y graciosamente, sin esfuerzo, lo que haría que tu relación con los demás fuera plena
y al crecer en el amor seria más creativo, sin límites ni condiciones. La ignorancia nos hace sentir encerrados y
mortales, es decir, que nos encerramos y nos limitamos solos. El miedo nos distrae del amor, que es sabio y
valiente porque sabe que no hay medidas ni fin.
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el club de los libros perdidos, Facundo Cabral, No estás deprimido estas distraído, |
No estás deprimido, estás desocupado. Ayuda al niño que te necesita, ese niño será socio de tu hijo. Ayuda
a los viejos, y los jóvenes te ayudarán cuando lo seas. Además, el servicio es una felicidad segura, como gozar
de la naturaleza y cuidarla para el que vendrá. Da
sin medida y te darán sin medida.
Ama hasta convertirte en lo amado, más aún hasta convertirte en el mismísimo amor. Y que no te confundan
unos pocos homicidas y suicidas, el bien es mayoría pero no se nota porque es silencioso, una bomba hace más
ruido que una caricia, pero por cada bomba hay
millones de caricias que alimentan la vida.
El bien se alimenta a si mismo. El mal se destruye a si mismo. Si los malos supieran que buen negocio es
ser bueno, serían buenos aunque sea por negocio.
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