Boris, el toro, fue rescatado porHillside Animal Sanctuary, en Inglaterra, de una granja de producción industrial, donde las espantosas condiciones de existencia lo habían enfermado. Aunque, una vez rescatado, se le proporcionaron todos los cuidados, no logró sobrevivir. Antes de morir,lloró con su cuidadora, quizá por agradecimiento, quizá por pena por no tener ya más fuerzas. Todos los animales sienten y sufren.Hemos visto a animales jugar con otros de diferente especie comolos osos polares y los perrosoel ciervo y el gato, adoptar a otras crías comoel hipopótamo y la tortugay elleopardo y el babuino, abrazar a humanos comoChristian el leóno sufrir por un gran amor comoestos pajaritos. Ahora podemos contemplarsus lágrimas y su dolor.Alegría, piedad, bondad, generosidad, amor y sufrimiento, es decir SENTIMIENTOS, algo que debemos tener atrofiado los humanos quehemos convertido la vida de la animales de más patas en un infiernopor nuestrotipo de alimentación, experimentos en la industria de consumo o armamentística, ocio y deporte (caza).
La historia de este toro desde que fue rescatado de una supuesta granja hasta su muerte aparece en este vídeo en inglés de 20′ donde podemos apreciar la vida del animal después del rescate: ver la luz, oler la tierra, ser atendido por veterinarios y descubrir el significado de la palabra RESPETO y cuidados. El vídeo de arriba no tiene voz pero en este, en la imagen del toro llorando se pueden escuchar los llantos de la cuidadora (minuto 17′) al contemplar y sentir el agradecimiento del toro.
Darwin llora, el toro llora y ¿qué hacemos los demás?
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