Posted: 03 Aug 2016 04:48 AM PDT
Un nuevo estudio publicado sostiene que en el futuro lejano iniciará un apogeo para la vida en el universo, en la que será 1.000 veces más probable encontrarla, al menos si la tecnología lo permite.
Representación de un sistema planetario en torno a una enana roja. Estas estrellas son las más longevas y, por tanto, las que más tiempo le dan a la vida para desarrollarse. Crédito: NASA/JPL-Caltech
El Universo ya era viejo cuando se formó la Tierra. Si el Big Bang ocurrió hace 13.800 millones de años, y tan solo hicieron falta 30 millones de años para que nacieran las primeras estrellas, la Tierra apareció mucho después, hace 4.500 millones de años.
En todo ese tiempo, se formaron planetas y murieron estrellas. Puede que incluso nacieran formas de vida en otros lugares, y que incluso civilizaciones enteras hubieran aparecido y luego muerto quien sabe a causa de qué motivos. Pero según un estudio publicado este lunes en «Journal of Cosmology and Astroparticle Physics», en realidad lo más probable es que las formas de vida sean algo extraño en el Universo actual. Sin embargo, sostienen que en el futuro lejano comenzará una era dorada para la vida, en la que será 1.000 veces más probable encontrarla por doquier. Al menos si la tecnología lo permitiera.
«Si te preguntas, “¿cuándo es más probable que emerja la vida? Seguramente responderás: “ahora”», ha explicado Avi Loeb, primer autor del estudio e investigador en el Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics y primer autor del estudio. «Pero hemos descubierto que la probablilidad de que la vida crezca es mucho más alta en el futuro distante».
¿Qué depara el futuro que es tan propicio para la vida? Según estos investigadores, la clave es la edad media de las estrellas. Ellas son las que producen los átomos necesarios para la vida, como el carbono y el oxígeno, las que permiten la formación de planetas y las que suministran la energía necesaria para la vida. Pero además de esto, el futuro permitirá que muchas de ellas hayan madurado lo suficiente como para albergar vida en sus sistemas planetarios.
En el futuro, las mayores estrellas ya se habrán consumido. De hecho, tal como destaca Loeb, las estrellas que son tres veces más pesadas que el Sol mueren antes de que la vida tenga tiempo para evolucionar.
Sin embargo, las estrellas pequeñas aportan una oportunidad inmejorable. Aquellas que tienen una masa de menos del diez por ciento de la solar, pueden vivir hasta 10 billones de años (al menos en teoría). Por eso, la vida tiene mucho más tiempo para desarrollarse, y con todo, las probablididades de encontrar vida en el universo se multiplican por 1.000 en el futuro distante, según estos autores.
Pero entonces, ¿por qué estamos vivos en un planeta que vive junto a una estrella mediana, y no en el futuro, junto a una estrella pequeña? «Una posibilidad es que seamos prematuros. Otra posibilidad es que el entorno de las estrellas pequeñas sea dañino para la vida», ha dicho Loeb.
Aunque las estrellas pequeñas, como las enanas rojas, viven durante mucho tiempo, también es verdad que durante su juventud y durante buena parte de su vida posterior emiten potentes llamaradas solares y elevadas dosis de radiación ultravioleta, que pueden desgarrar atmósferas planetarias y destruir potenciales genomas y formas de vida de la superficie de los planetas.
El estudio ha sido publicado en Arxiv.org
Hay tiempo para averiguarlo, al menos hasta que el Sol muera dentro de unos 4.500 millones de años. Cuando eso ocurra, puede que aún falte tiempo para que comience la edad dorada de la vida en torno a estrellas enanas que brillarán billones de años más.
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