Posted: 17 Aug 2016 11:18 AM PDT
Escenarios... Descubre el maravilloso Tear de "Las lunas de Rona", esta es sin duda una entrada muy especial pues con ella iniciamos un recorrido por algunos de los escenarios que aparecen recogidos en la novela, "Las lunas de Rona". Además lo hacemos por todo lo alto descubriendo un maravilloso pueblo, Tear, que tiene gran importancia en la trama pero que en realidad no se llama así sino... ¿Queréis saber de qué lugar se trata? ¡A continuar leyendo entonces!
La memoria de un pueblo, Tear... Biar. Siempre he pensado que la memoria de un pueblo o ciudad está escrita por las personas que una u otra forma han formado parte de sus calles, plazas, parques o rincones. Éstas son las que convierten esos lugares en bellos recuerdos que atesoran en sus corazones y comparten con los que los vivieron junto a ellos, y así es como se ha tejido el recuerdo que ya guardo muy dentro de una villa que tiene un papel muy importante en mi novela, "Las lunas de Rona". Su nombre... vosotros lo conocéis como Tear pero en realidad estamos hablando de Biar.
Biar, un municipio de interior de la provincia de Alicante, circunscrito al Alto Vinalopó con casi 100 km² de término municipal. Un lugar donde perderse para poder encontrar el encanto que en ocasiones las grandes ciudades pierden sepultadas por las prisas, el frío asfalto y la despersonalización. En Biar encontrareis raíces y personalidad, historia y memoria, naturaleza y corazón. Puede que nos tengamos que remontar a un primer poblamiento prehistórico para buscar sus orígenes, pero sin duda su alma es andalusí y su letra está ligada al Reino de Valencia. Un lugar de vocación fronteriza que ha sabido lidiar entre muchos señores, conflictos y tratados hasta llegar a lo que es hoy en día. Como cuando en la Guerra de Independencia Española se mantuvo fiel al Borbón del que se decía que... " a pesar de Lucifer y de toda su cuadrilla, la Corona de Castilla para Felipe a de ser", sin evitar el enfrentamiento con el ejercito francés, tal fue la cruenta Batalla del desfiladero de Biar por el que se retiraba Suchet.
Por eso es imposible caminar por sus calles y no verse salpicado de retazos de historia que conforman un conjunto maravilloso, con un imponente castillo que domina con su silueta el perfil del valle de Biar, sus ermitas como la de los Santos de la Piedra, la de Santa Lucía o la de San Roque entre otras, el casco medieval, la iglesia de de la Asunción de gótico tardío del siglo XV o el bucólico Camino de la Virgen que desemboca en el Santuario de la Virgen de Gracia de obligada visita. Por poneros un ejemplo, podríais pararos a calmar la sed en la fuente de los pajaritos como algunos la llaman, sin saber que en esas laderas acampó el mismísimo Jaime I, para rendir la ciudad, la última del antiguo Reino de Valencia, durante casi seis meses.
Más si su conjunto histórico ya es destacable, no lo es menos su patrimonio natural y es que más de la mitad de su término municipal es masa forestal con grandes pinadas, senderos por los que uno se adentra gozoso a disfrutar de las montañas que lo abrazan y rodean, montes en los que aún podéis encontrar refugios para los canteros en piedra seca, o árboles monumentales como el archiconocido Platano, un platanus orientalis que es punto de encuentro y reunión de las almas del lugar bajo su vetusta copa bicentenaria que afirman mandó plantar el mismo Jaime I. Y el más vetusto de todos, el Pi de la Tosquera que espero que pronto tenga un nuevo acompañante en ese conjunto de árboles monumentales del municipio, el Pi de la Menina que tantas tardes de verano he contemplado.
Ligado al agua, convertido en lugar de abejas y rica miel de gran calidad que los romanos ya pudieron degustar, el topónimo Biar se convirtió en la novela en Tear, que si os fijáis es bastante parecido. En Biar se abría y cerraba el reino, "Claudo et Aperio Regnum", que reza su escudo, de hecho se convirtió en plaza aduanera y no sé si fue ese carácter suyo limítrofe, lo que me llevó a incluirla en el libro, pero desde luego dentro de la trama supone un antes y un después para varios de los personajes más destacados. Éstos disfrutaron de sus estrechas y empinadas calles que van abrazando a su castillo, Monumento Nacional, como si de radios se tratase, de los restos de su muralla, iglesias, fiestas populares y... hasta aquí puedo leer porque tendréis que descubrirlo vosotros mismos en el libro.
Dos llaves cruzadas, aparecen en su escudo, una abre una puerta en la retina del visitante que llega a Biar, mientras que la segunda cierra, guarda un grato recuerdo que hace un sitio en su corazón. Ya estamos acabando pero no os preocupéis que "Descubre el maravilloso Tear de Las lunas de Rona", tiene segunda parte dónde os mostraré sus senderos y... ¡Es sorpresa!
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