En 1911 se iniciaron las excavaciones del yacimiento arqueológico de Medina Azahara, un proceso paralizado por la necesidad de conservar lo ya conocido antes de aflorar más restos
Con un 90% del total de la ciudad palatina oculta aún bajo tierra, la última excavación se produjo en 2008 mientras las acciones de restauración y conservación se prolongan desde 1924 hasta la actualidad
La dirección del yacimiento espera que, si Medina Azahara consigue su reconocimiento como Patrimonio Mundial por la Unesco, sirva para reiniciar los trabajos de excavación
Si no se garantiza la conservación de lo ya excavado, no se debe ampliar el área de excavación. Ese axioma de la praxis arqueológica es el que sirve para sintetizar lacronología de las actuaciones que se han llevado a cabo en el yacimiento de Medina Azahara, la ciudad palaciega de época omeya que es la candidata española para obtener el reconocimiento de Patrimonio Mundial por la Unesco en 2018.
El complejo, todavía con un 90% del terreno por excavar, es símbolo del poder que tuvo en el siglo X el califato de Córdoba en su máximo esplendor y, desde sus primeras intervenciones ha debido conjugar la excavación de nuevas áreas con la restauración y conservación de las mismas, como explica aeldiario.es/andalucia el director del yacimiento, José Escudero.
Las primeras excavaciones que se llevaron a cabo en Medina Azahara se remontan a 1911 y prosiguieron hasta el inicio de la guerra civil con las primeras viviendas, el edificio basilical y varios patios, reanudándose los trabajos ya en 1944 con el descubrimiento progresivo del Salón Rico, la Mezquita Aljama, el pórtico y la plaza de armas, la Casa de Ya´far, la Vivienda de la Alberca y los jardines, todo ello hasta1976. Es en esa fecha cuando las excavaciones sufren un gran parón casi definitivo, devenido por distintos motivos.
De un lado, los cambios políticos en el país, que no desatascan la continuidad en los trabajos de Medina Azahara hasta los años 80. “Entre 1982 y 1985, Medina Azahara experimenta una especie de abandono administrativo. Es la época en que se estaban transfiriendo las competencias en materia de cultura desde el estado central a las comunidades autónomas”, explica el director del conjunto arqueológico. Y no es entonces hasta 1985 cuando la Junta de Andalucía asume la gestión y la titularidad de Medina Azahara, crea un institución específica y la dota de una estructura administrativa para reiniciar el proceso de recuperación del yacimiento.
Y de otro lado, el estado en el que para entonces se encontraban los restos hallados, sin apenas protección y siendo objeto de robos continuos. “En ese contexto, (la Junta) se percata de que el estado de conservación del yacimiento no permite seguir ampliando el área excavada si antes no se conserva y se musealiza todo lo que había sido excavado en esos setenta años anteriores. Ese es el motivo de que se paralicen en ese momento las excavaciones”, dice Escudero.
De ahí que, en adelante, “los esfuerzos en la recuperación de Medina Azahara 1985 y la actualidad se concentran en la conservación y en la musealización de los diferentes conjuntos que componen la parte excavada”, con el fin de incorporarlos a un recorrido de visitas públicas. “Y eso es lo que se ha seguido haciendo en estos años”, apunta el director.
De hecho, en los últimos años tan sólo ha habido una excavación más en el conjunto arqueológico. Fue la última, entre 2007 y 2008, para descubrir el tercio más oriental de la muralla sur de la ciudad palatina.
Objetivo Patrimonio Mundial: reiniciar las excavaciones
Todas las demás intervenciones han sido restauraciones y procesos de conservación que se han prolongado desde 1924 hasta la actualidad, la última fechada en 2014 con el acondicionamiento paisajístico de la Paz de Armas. Es más, algunas intervenciones se iniciaron a mediados del siglo XX y aún deben continuar, como es el caso del Salón Rico, donde están pendientes unas obras de restauración que se pretenden hacer en los próximos meses.
Y, sin duda, todo el trabajo sobre el terreno en Medina Azahara está pendiente de su candidatura para ser designada Patrimonio Mundial por la Unesco en 2018. Si ese galardón llegara finalmente, supondría “un reconocimiento a sus valores pero también un compromiso de la administración pública y de la ciudadanía en la conservación de Medina Azahara”, prevé José Escudero.
Ése es el objetivo: “Implicará más trabajo, reajustar las estrategias –algo que ya está expresado en el documento de la candidatura que se presentará a la Unesco- y esperamos que, a partir de la declaración, aparte de aumentar el número de visitantes y la calidad de la visita, podamos reiniciar la ampliación del área excavada”.
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