Conversaciones conmigo |
Posted: 19 Apr 2016 03:53 AM PDT
“El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. Y no sólo al amor el miedo expulsa; también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y sólo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma.”
Aldous Huxley – Novelista, ensayista y poeta inglés (1894-1963).
El miedo es esa emoción que nos previene de los peligros que nos pueden amenazar, una de las emociones más primitivas, nuestra respuesta natural ante el riesgo. Es cierto que produce una sensación desagradable intensa, difícil de manejar, pero no debemos permitir que el miedo nos paralice, impidiéndonos vivir.
Les comparto un texto de la escritora dominicana Martha Rivera-Garrido, ganadora del Premio Internacional de Novela Casa de Teatro en 1997, que señala esos miedos que no sólo tienen que ver con grandes peligros, sino con las situaciones cotidianas que no nos atrevemos a transitar, pero que imaginamos imposibles de superar.
Miedo al espectáculo de las pozas resecas, al mástil que se dobla para no volverse a levantar, a la música que sólo suena detrás de las ventanas sin que otros la puedan escuchar. Miedo a los númerosenloquecidos en todas las fórmulas que aprendimos, en las leyes de Newton y de Boyle Mariott, en el principio de Arquímedes y en el integral disuelto en los relojes de arena. Miedo al café en las mañanas y a las hojas resecas en la taza del té. Miedo a la nicromancia, a la envergadura, al espasmo, a las alas atrofiadas o no. Miedo a que todo dentro de ti se derrame desde una sola burbuja de sangre, a que se detenga el latido, a la perístasis que sigue a los vientos del norte cortando tu respiración.
Miedo a sonreír al extranjero, a enamorarte de quien no estás supuesto ni a mirar, a que se queme el pescado, se sale el arroz y se pudra la raíz de la azalea. Miedo de las líneas que eres atravesando un espejo, de la carne manida, de no querer querer, de no mojarte ni erigirte ni ordeñarte. Miedo a no sentir miedo, a ver vaciarse de papel todas tus cuentas, a equivocarte de manzana. Miedo a los vegetales mareados, a las costas embravecidas, a la incertidumbre de no saber qué pasará mañana con toda tu nostalgia.
Miedo a estremecerte, a delirarte a romperte, a que las flores se marchiten y la memoria hecha olfato termine asfixiándote un pulmón. Miedo de tropezar, de gritar, de hacer la pausa, de dormirte sin saber si vas a despertar. Vivir con miedo es desvivir, es no vivirse, es una forma de morirse cada día, cada noche, cada reloj, cada apósito, cada ausencia, cada vez… sin redención".
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Con gran riqueza expresiva, nos cuenta de sinsabores, incertidumbres algunas reales y otras imaginarias, en las que se va enredando el desarrollo de la vida que deja de serlo sin un motivo de peso que lo justifique, y como dice la autora … ‘sin redención’, si no ponemos de nosotros para liberarnos de tantos temores irracionales, ellos terminarán manejando nuestra vida, expulsándonos de ella.
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