No ha querido echar más leña al fuego. Pura Sotillos, exdirectora del colegio Santa María de los Rosales, al que acuden las infantas Leonor y Sofía y años antes lo hizo su padre, el príncipe Felipe, asegura no guardale ningún rencor a doña Letizia y así al menos lo ha manifestado públicamente. Pero lo cierto es que existió una gran indignación inicial por el trato dispensado a la profesora cuando ésta fue retirada de su cargo al jubilarse. Una decisión en la que muchos vieron la mano de la nuera del Rey. La educadora decidió pasar por alto sus diferencias con la Princesa cuando sus antiguos alumnos le organizaron hace unos días una cena de desagravio en el restaurante La Favorita, cuyo festejo de alargó hasta bien entrada la madrugada. Allí, alguno expresó sus sospechas, mientras que la damnificada aseguraba que sus desencuentros con la princesa Letizia no habían tenido nada que ver.
“Había que desinflar la historia como fuera y Pura, al fin y al cabo, tampoco quiere líos. Es una mujer bondadosa, recta, dedicada en cuerpo y alma a sus alumnos y a la enseñanza. Pero todos sabemos que algunos de los modos y maneras de la Princesa chocaban con su forma de actuar”, declara uno de esos exalumnos a Vanitatis. De ahí que la exdirectora no quisiera abrir más la brecha de su chocante salida del centro escolar, prefiriendo pasar página. No es la postura de algunos de sus alumnos, que no entienden cómo Sotillos no guarda ningún rencor después de haber abandonado su puesto de trabajo “por la puerta de atrás”, como así definen esta desvinculación laboral.
A partir de esa salida “injusta”, como califican sus más férreos defensores el remate unilateral de su relación con Santa María de los Rosales, se puso en funcionamiento un operativo que concluyó con la cena de compensación afectiva y académica. Tras su salida del centro, no hubo agasajo por parte del resto de los profesores, como es habitual, ni tampoco regalo. Un hecho que han querido subsanar los “niños”, como continúa llamando Pura a sus exalumnos, que se citaron para cenar junto a su exprofesora y tomar las riendas del asunto, indemnizándola afectivamente.
También hubo momento para los consejos. Alguno de sus alumnos, experto ahora en cuestiones legales, le animó para que actuara legalmente por su bien. De hecho, ya hubo un primer acercamiento por parte del centro para dar carpetazo a este asunto, pero no se consiguió llegar a un acuerdo. Si el entendimiento entre ambas partes finalmente no llega a producirse, tendrá que ser un juez el que dicte sentencia y otorgarle o no lo que le corresponde a la exdirectora.
Esa noche, más de cien exalumnos se dieron cita en el local madrileño paracolmarla de atenciones y regalos, que lograron emocionar a la veterana. Gran aficionada a la ópera y sobre todo a las versiones de María Callas, hubo dos interpretaciones que le llegaron al corazón: El aria de Casta Diva de la ópera Norma de Bellini y después el brindis de La Traviata que entonaron todos los presentes.
Pero las sorpresas no se quedaron ahí para Pura Sotillos. Los organizadores habían confeccionado un cuaderno con dedicatorias y firmas de muchos de sus antiguos alumnos, que habían disfrutado de la labor académica de la homenajeada que, además de directora, fue profesora de Lengua, Literatura, Historia y Arte, a la vez que creó la revista del colegio, llamada Mercurio.Precisamente, una de esas portadas ilustraba el álbum que recogía el compendio de buenas palabras con el que le obsequiaron. Esta despedida, más íntima y personal a pesar del centenar de comensales, sirvió de bálsamo para la polémica marcha de la exdirectora del centro al que le dedicó la mayor parte de su vida. Ella ha preferido enterrar los motivos. "Es normal. ¿Para que se va a meter ahora en camisas de once varas? Aun así, nosotros queríamos que se supiera la verdad", concluye uno de sus exalumnos.