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LOS SEÑORES DE LA LUZ

El Cajón Literario


Posted: 25 Dec 2013 03:08 PM PST
Juan José Millás 25.12.2013 Diario de Mallorca

El ministro de Industria da la impresión de vivir en la peor de las oscuridades posibles: la mental. Habla como si tropezara todo el rato con los complementos directos de las frases, con los verbos, con los adverbios; como si tropezara a cada paso consigo mismo; como si su cargo constituyera un serio estorbo para su persona, o al revés; como si no encontrara el interruptor del sentido común, del pensamiento racional, de la honradez de base, de la verdad a secas. Se dice y se desdice como el que anda perdido en el interior de un laberinto psíquico o de una obsesión mercantil. ¿A quién se le ha ocurrido encargar el problema de la luz (que estos días es también el de la calefacción) a un individuo con esta tendencia a las tinieblas sintácticas?

¿Ustedes se han parado a pensar en el significado de la expresión "subasta eléctrica"? Significa, por lo visto, que hay unos señores en posesión de los vatios dispuestos a vendérselos al mejor postor. Como el que ha heredado una silla isabelina (si existen estas sillas) y la lleva a Christie´s para ver lo que le saca. A mí me importan un pito las sillas isabelinas, puedo vivir sin ellas, pero me quitan los vatios estos días de invierno y me muero. Sufro una regresión al frío de la infancia, cuando calentábamos las camas con botellas de La Casera rellenas de agua hirviente. No era raro que las botellas reventaran como seguramente han comenzado a reventar ya en pleno 2013, sin posguerra que justifique la barbaridad. Decíamos, pues, que sacan a subasta los vatios para que los especuladores jueguen con ellos, para que jueguen, es decir, con nuestro frío. En ocasiones, entre el poseedor del kilovatio y el consumidor final se introducen tres o cuatro especuladores que suben o bajan artificialmente, según les convenga, el precio de la electricidad. Es posible que algunos de esos especuladores estén a sueldo de estos señores de la luz.
-Puja hasta nueva orden.

Y el asalariado puja y puja por encima de nuestras posibilidades, de las de usted y las mías, que ahí estamos, tiritando bajo las mantas mientras esos individuos juegan con las cosas de comer. Observa uno el rostro perplejo del ministro de Industria, estudia sus idas y venidas y se pregunta si no estará a las órdenes del Poseedor del Vatio (con mayúsculas).

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