Un día cualquiera, ¿para una vida cualquiera?
RELATOS DE COACHING
6:50h: Suena el despertador pero lo apagas casi al instante. Está todo planeado; lo pones 10 minutos antes de las 7 porque ya sabes que tardas unos minutos en despertarte del todo. 7:13h: Te has dormido... Ya con prisas y un poco mosqueado te diriges al lavabo para ducharte y prepararte. Mientras te duchas, vas pensando en el largo e intenso día que te espera por delante. Como vas mal de tiempo, sales corriendo de casa sin desayunar, "ya me tomaré un café por ahí". El metro, como de costumbre, está a reventar y toca entrar en el vagón a base de empujones y murmullos malhumorados. La mañana no empieza del todo bien y los ánimos empiezan a verse afectados.
En el trabajo la recepcionista te lanza unos "¡buenos días!" acompañados de una larga sonrisa, lo cual te hace pensar: "¿cómo lo hará para estar tan contenta y enérgica de buena mañana?". Ya en el despacho saludas a tus compañeros, pero sólo recibes respuestas automáticas y de baja intensidad. Lo primero que haces es abrir el ordenador y consultar los mails: "Bandeja de entrada: 497 mensajes, 34 sin leer". El objetivo de hoy, como el de ayer, es leer todos los mensajes nuevos y responder los que llevan días esperando ser enviados. Tras un rato escribiendo, te das cuenta que son las 9:50 y a las 10:00 tienes una reunión con el equipo. A toda prisa buscas los apuntes con la presentación que debes hacer y sales corriendo hacia la sala de reuniones. En el ascensor te das cuenta que, como siempre, hablar en público te pone de los nervios y que, además, aún no has desayunado.
El resultado de la reunión es una bronca por parte de tu jefa y el rechazo a la propuesta que hiciste para mejorar las ventas. De pronto te invade una sensación desagradable, pero a la vez ilusionante, fruto del descontento con tu trabajo actual y del deseo de reinventarte profesionalmente. La crisis y tus miedos anticipados hacen que, por hoy, lo dejes correr.
Hora de comer. Con las prisas de la mañana no has podido prepararte el tupper y decides ir a un bar y comprar un bocadillo. Como pequeño homenaje a lo que has tenido que aguantar en el trabajo te pides un "bacon con queso". De camino al parque una conocida vocecita interna te recuerda que has hecho mal en pedirte el bocadillo porque estás a dieta.... Pero él te contesta: "por un día no pasa nada, además hoy es especial". Esta semana es la 3º vez que no pasa nada.
Tras 2 horas delante del ordenador decides bajar a la calle a echar un cigarrillo y despejarte un poco. Allí te encuentras al típico compañero de trabajo que, no se sabe muy bien por qué, pero tiene la maravillosa habilidad de chupar la energía de los demás, aquellas personas que, digan lo que digan, consiguen encontrar la parte más oscura y deprimente de las cosas, las que siempre tienen la coletilla que da el toque dramático a todo comentario. Por dentro te repites una y otra vez: "yo no quiero ser un chupa energías, yo no quiero ser un...". Esto te recuerda que debes dejar de fumar y así ahorrarte estos peligrosos encuentros.
Por fin sales del trabajo. Hoy toca ir a correr pero, de camino a casa, te llaman tus amigos para ir a tomar algo. Tras algunos lamentos y sentimientos de culpabilidad, decides renunciar al deporte e ir con ellos. Un día más, has dejado de ir a correr, y eso que sólo hace un par de semanas que empezaste...
El ratito con tus amigos es genial, es el único momento del día que tienes para relajarte, desahogarte y echarte unas risas: realmente ha valido la pena. Cuando ya te empiezas a despedir de tus amigos, uno de ellos te aparta sutilmente del grupillo y te invade con la pregunta: "¿Me podrías hacer un favor? Es que voy muy estresado y necesito que...". Por dentro la respuesta es: "Ni hablar, estoy harto de que siempre me lo pidan a mí". Por fuera es: "Tranquilo, ningún problema, lo haré".
Son las 22:00. Cenas cualquier cosa, te tumbas en el sofá y, antes de dormirte, te dices a ti mismo: "Un día como el de hoy no se va a repetir más...".
El ratito con tus amigos es genial, es el único momento del día que tienes para relajarte, desahogarte y echarte unas risas: realmente ha valido la pena. Cuando ya te empiezas a despedir de tus amigos, uno de ellos te aparta sutilmente del grupillo y te invade con la pregunta: "¿Me podrías hacer un favor? Es que voy muy estresado y necesito que...". Por dentro la respuesta es: "Ni hablar, estoy harto de que siempre me lo pidan a mí". Por fuera es: "Tranquilo, ningún problema, lo haré".
Son las 22:00. Cenas cualquier cosa, te tumbas en el sofá y, antes de dormirte, te dices a ti mismo: "Un día como el de hoy no se va a repetir más...".
Este pequeño relato no es el fragmento de una novela, ni de una película. Esta historia puede ser un día en cualquiera de nuestras vidas, lleno de pequeñas situaciones que nos ponen a prueba y que en ocasiones nos provocan malestar. O al contrario, muchas otras pueden provocarnos alegría y satisfacción. La pregunta es: ¿Esta es la vida que quieres vivir? ¿Qué cosas cambiarías de tu día a día?
"Suena el despertador..."
Jaume Garcia
jaume.garcia@coachner.com
www.coachner.com
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