Todos sabemos lo que es pasar por un proceso de duelo. Cuando un familiar fallece o un ser querido se nos va, necesitamos disponer de un tiempo para aceptar que esa persona ya no va a estar más con nosotros. Pero, ¿qué ocurre cuándo es nuestra mascota la que nos deja? El duelo por tu mascota aún es un tema del que se no se suele hablar demasiado.
Además, muchas personas que nunca han podido contar con el cariño de un animal ignoran lo que significa y por lo tanto lo desprecian y lo minusvaloran. Así, a la persona que padece el duelo le suman otro sentimiento negativo, el de la falta de validación de su dolor.
Un duelo muy poco reconocido
Tal vez, si has pasado por un duelo por tu mascota, te hayas encontrado con personas que te han dicho frases tales como “es solo un animal”, “adopta otro”, entre muchas otras. Esto no ayuda a la persona que acaba de perder a su amigo más fiel. ¿Te imaginas ir a un entierro y decir lo mismo sobre, imaginemos, un bebé que acaba de morir?, ¿es factible decir “no te preocupes, podéis tener otro”?, ¿”puedes adoptar a un padre o a una madre” si se te han muerto los tuyos?
Aún se continua infravalorando el impacto emocional que puede suponer perder a una mascota. Tanto es así que muchas son las personas que no sienten ni padecen si su mejor amigo, por ejemplo, está pasando por un proceso de duelo originado por esta pérdida. Es más, en ocasiones, incluso se evita hablar del tema porque no se le da importancia.
Llorar la pérdida
Cuando pasamos por un proceso de duelo por la pérdida de un ser querido, los ritos funerarios pueden apaciguar nuestro dolor, puede que llame a nuestro alrededor a personas a las que en esos momentos necesitamos. El apoyo de la familia, el acto de enterrarlo o incinerarlo de una forma que le haga justicia y que nos permita despedirnos como debemos de esa persona ofrece un consuelo inicial.
Cuando pasamos por un proceso de duelo por la pérdida de un ser querido, los ritos funerarios pueden apaciguar nuestro dolor, puede que llame a nuestro alrededor a personas a las que en esos momentos necesitamos. El apoyo de la familia, el acto de enterrarlo o incinerarlo de una forma que le haga justicia y que nos permita despedirnos como debemos de esa persona ofrece un consuelo inicial.
Así, de alguna forma estos ritos crean un contexto y una atmósfera en el que el dolor se puede expresar, siendo acompañado y compartido. Pero, ¿qué pasa con los ritos funerarios para mascotas?
Es verdad que existen crematorios para animales, al igual que hay cementerios únicos para ellos. A pesar de esto, despedirse públicamente de tu gran amigo, como podrías hacerlo de una persona, no es para nada similar. No hay un procedimiento, un hábito que implique que si tu perro, gato, conejo, tortuga muere haya que despedirse de él como se merece.
La culpa en el duelo por una mascota
No despedirse correctamente de tu mascota puede ser perjudicial para tu proceso de duelo por tu mascota. Sobre todo, si te sientes culpable por su muerte. Quizás tu mascota haya tenido un problema de salud y te culpes por no haberle cuidado o prestado más atención. Tal vez, esos quistes que le salieron producto de una medicación se podrían haber evitado.
Estos son algunos pensamientos que pueden rondar por nuestra cabeza y que nos invitan a sentirnos culpables constantemente. Pero, la mayoría de las culpas que se sienten por las mascotas son fruto de la eutanasia, negada para los humanos, pero una de las opciones a la que más se recurre para aliviar el sufrimiento de los animales.
La eutanasia hace que muchas personas se sientan culpables de la muerte de sus mascotas, por haberle puesto fecha a esta en última instancia. Incluso muchas personas que eligen la eutanasia acaban sintiéndose como asesinas. Pero, no debemos olvidar que cuando se recurre a esta opción es porque no existían alternativas de salvación.
Es aquí donde el apoyo es fundamental. Dejar que la persona que ha sufrido la pérdida pueda ponerle palabras a ese sentimiento, darle realidad y enfrentarse a él. No guardarlo en el zapato como una piedra que poco a poco vaya dañando su piel.
Una nueva mascota
La persona que ha sufrido la pérdida en una primera fase del duelo probablemente no esté preparada para tener otra mascota. Es habitual que sienta que de alguna forma traiciona la memoria de la que ha fallecido, poniendo otra que de alguna manera usurpe su lugar. Tampoco es bueno porque la nueva mascota porque puede vaticinarle un nuevo sufrimiento futuro como el que ahora está pasando.
Lo que necesita la persona que ha sufrido una pérdida tan grande, una herida tan profunda, es cariño, tiempo para hablar, para estar en silencio, para cabrearse con el mundo, para hacerse preguntas y sobre todo una mano para cuando dé las primeras señales de que quiere pasar de una fase del duelo a otra, hasta que la experiencia quede integrada en su vida.
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