"Un estudio realizado por investigadores de la Stanford University y de la Universidad de California ha llegado a la conclusión de que vivir muchos años no depende sólo de nuestro ADN. No existe ningún gen mágico que permita a los seres humanos llegar, y alguna vez superar, el umbral de los 110 años.
En el mundo en total son 74 las personas que han superado los 110 años. ¿Y aquí? El récord lo tiene una señora de nada menos que 115 años, pero en nuestro país el total de los mayores de 100 años llega a más de 16.000. Lo que creen los científicos es que el ADN incide en la duración de la vida aproximadamente un 20-30%, y que en las familias con una notable longevidad este porcentaje es incluso más alto, ya que los hijos de los centenarios viven más que la media.
¿Pero quién consigue el premio de pueblo más sano y longevo? Los Hunza, que viven en el norte de Pakistán, en un valle a los pies del Himalaya: viven como media 130-140 años y no sufren ninguna enfermedad especial (ni mueren de ellas), ni mucho menos las que sufrimos los occidentales, de los tumores a las enfermedades cardiovasculares.
Tras los Hunza se encuentran (según un estudio de National Geographic) los habitantes del valle de Vilcabamba, en Ecuador, los que viven en Abjasia, en las montañas del Cáucaso, y un cuarto pueblo que vive en las islas Okinawa de Japón.
¿Qué tienen en común estas poblaciones? Sin duda, ni el ADN ni el ambiente. Seguramente el tipo de alimentación y, sobre todo, el estilo de vida.
¿Los más ""viejos"", los Hunza, de qué se alimentan? De los frutos de su tierra (cebada, trigo, mijo, trigo sarraceno, tomates, coles, espinacas, nabos, guisantes, nueces y albaricoques, cerezas, moras, melocotones, peras y granadas), de poca carne y de largos ayunos, en los meses en los que la naturaleza es improductiva. En esa época les ayuda su agua, alcalina, con un fuerte poder antioxidante, rica en minerales. Y, analizando la alimentación de los demás pueblos, se encuentran importantes analogías.
Otro factor en común es la actividad física fuerte y constante (los Hunza siempre están en movimiento: pueden caminar tranquilamente 200 km en un día sin cansarse incluso en las épocas de ayuno, que, al contrario de lo que se pueda creer, les proporciona una energía inagotable) y, no menos importante, la calidad de las relaciones con los demás, basadas en el amor y la solidaridad, y una espiritualidad profunda.
En conclusión, con una vida simple el hombre puede vivir tranquilamente más de cien años manteniendo la salud hasta los últimos instantes de su vida. ¿Lo podremos conseguir?"
En el mundo en total son 74 las personas que han superado los 110 años. ¿Y aquí? El récord lo tiene una señora de nada menos que 115 años, pero en nuestro país el total de los mayores de 100 años llega a más de 16.000. Lo que creen los científicos es que el ADN incide en la duración de la vida aproximadamente un 20-30%, y que en las familias con una notable longevidad este porcentaje es incluso más alto, ya que los hijos de los centenarios viven más que la media.
¿Pero quién consigue el premio de pueblo más sano y longevo? Los Hunza, que viven en el norte de Pakistán, en un valle a los pies del Himalaya: viven como media 130-140 años y no sufren ninguna enfermedad especial (ni mueren de ellas), ni mucho menos las que sufrimos los occidentales, de los tumores a las enfermedades cardiovasculares.
Tras los Hunza se encuentran (según un estudio de National Geographic) los habitantes del valle de Vilcabamba, en Ecuador, los que viven en Abjasia, en las montañas del Cáucaso, y un cuarto pueblo que vive en las islas Okinawa de Japón.
¿Qué tienen en común estas poblaciones? Sin duda, ni el ADN ni el ambiente. Seguramente el tipo de alimentación y, sobre todo, el estilo de vida.
¿Los más ""viejos"", los Hunza, de qué se alimentan? De los frutos de su tierra (cebada, trigo, mijo, trigo sarraceno, tomates, coles, espinacas, nabos, guisantes, nueces y albaricoques, cerezas, moras, melocotones, peras y granadas), de poca carne y de largos ayunos, en los meses en los que la naturaleza es improductiva. En esa época les ayuda su agua, alcalina, con un fuerte poder antioxidante, rica en minerales. Y, analizando la alimentación de los demás pueblos, se encuentran importantes analogías.
Otro factor en común es la actividad física fuerte y constante (los Hunza siempre están en movimiento: pueden caminar tranquilamente 200 km en un día sin cansarse incluso en las épocas de ayuno, que, al contrario de lo que se pueda creer, les proporciona una energía inagotable) y, no menos importante, la calidad de las relaciones con los demás, basadas en el amor y la solidaridad, y una espiritualidad profunda.
En conclusión, con una vida simple el hombre puede vivir tranquilamente más de cien años manteniendo la salud hasta los últimos instantes de su vida. ¿Lo podremos conseguir?"
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