ABC FAMILIA / MADRID
Día 14/02/2014 - 10.12h
Es todo un decálogo del Arte del Matrimonio que se debe al autor americano Wilferd Arlan Peterson
Se ha reproducido en diversos medios americanos y en multitud de blog y web. La maravillosa carta de amor que Paul Newman escribió a su segunda esposa, con quien compartiría el resto de su vida, es todo un decálogo del Arte del Matrimonio que suscribirían muchos psicólogos de pareja en la actualidad para construir una relación sana y duradera.
El carismático actor dedicó este poema a su segunda mujer Joanne Woodward, antes de casarse, con quien vivió cincuenta años más, hasta su muerte en 2008. Se unieron en matrimonio el 29 de enero de 1958 en Las Vegas. En realidad, se trata de un poema del autor americano Wilferd Arlan Peterson (1900–95) que muchos novios se han dedicado en sus ceremonias de boda durante el último medio siglo. Toda una declaración de sentimientos, intenciones y compromisos para cuidar y hacer durar el matrimonio con todos sus vaivenes.
Este es el decálogo para construir un buen matrimonio:
«La felicidad en el matrimonio no es algo que simplemente suceda, un buen matrimonio debe crearse.
En el Arte del Matrimonio las pequeñas cosas son las grandes cosas; nunca sé es tan viejo como para no sostenerse las manos.
Hay que recordar decir «te amo» al menos una vez al día, y nunca irse a dormir enojados.
Nunca hay que hablar al otro solo por ser condescendiente; el cortejono debe terminar con la luna de miel, debe continuar a través de los años.
El Arte del Matrimonio es tener un sentido mutuo de valores y objetivos comunes, es pararse juntos enfrentándose al mundo.
Es formar un círculo de amor que se alimenta en toda la familia.
Es hacer cosas para el otro, no en la actitud de servicio o sacrificio, sino en el espíritu de gozo.
Es hablar con palabras de apreciación y demostrar gratitud de manera considerada.
No se busca la perfección en sí, el Arte del Matrimonio es cultivar la flexibilidad, la paciencia, la comprensión y el sentido del humor.
Es tener la capacidad de perdonar y de olvidar.
Es dar al otro una atmósfera en la que cada uno pueda crecer.
Es encontrar espacio para las cosas del espíritu, en una búsqueda común del bien y la belleza.
Es establecer una relación en la cual la independencia sea por igual, la dependencia mutua y las obligaciones recíprocas.
No es sólo casarse con la pareja perfecta, es ser la pareja perfecta.
Es descubrir lo que el matrimonio puede ser, en su mejor momento».
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