15 ESPACIOS ESPAÑOLES SIGUEN ESTA MISMA NORMA
Los sucios secretos de los zoos: sacrificios y búsqueda de pureza genética
Los zoológicos, e incluso algunos parques naturales, se han apartado de sus propósitos fundacionales. El objetivo conservacionista se ha dejado en un segundo plano para primar el espectáculo, el mero disfrute de la observación de especies exóticas y salvajes sin peligro de extinción, amenaza o enfermedad que los obligue a recuperarse en cautiverio. Leones, elefantes, jirafas, y todo lo que huela a safari, son los reyes de los zoos europeos. Se trata de lo que Will Travers, presidente de la organización Born Free, ha descrito como “el sucio secreto de todos los zoos y muchos parques naturales”.
La mayoría de conservacionistas y organizaciones animalistas llevan varios años advirtiendo de esta deriva que, según argumentan, dejaría sin justificación la existencia de estos espacios para el cautiverio animal. Un debate que ahora ha saltado a luz pública debido al escándalo generado esta semana por la decisión de sacrificar y descuartizar a una jirafa sana en un zoológico de Copenhague. Numerosas cámaras de televisión y un grupo de escolares presenciaron el “espectáculo” en primera fila.
comunicado colgado en su página web, se tomó a instancia de la Asociación Europea de Zoos y Acuarios (EAZA).
¿El motivo? Evitar la consanguinidad entre los especímenes. Una decisión que, según defendieron los responsables del zoológico danés en un
“Debemos seguir las directrices de la EAZA, que es la verdadera propietaria de los animales”, precisaban desde el zoo a modo de disculpa. Esta asociación tiene bajo su supervisión 347 zoos en un total de 41 países. Quince de ellos están en España. Por otra parte, los responsables del zoológico danés insistían en su página de Facebook que no consideraban “como algo cruel” el hecho de haber dado de comer los restos de la jirafa a otros animales.
De la ocultación al deleite de los sacrificios
El sacrificio de animales en los zoos es una práctica común. Días atrás, los veterinarios del parque natural más visitado del Reino Unido, el Longleat, mataron a una camada de seis leones. En este caso, las razones alegadas por los propietarios son todavía más banales: el riesgo de que se produjeses episodios de violencia entre los animales debido al aumento de la población.La decisión se ocultó a los cuidadores, que al darse cuenta mostraron su rechazo y comunicaron a la prensa lo sucedido.
Un grupo de escolares presencia en primera fila el descuartizamiento de la jirafa.
Para Shand es un sinsentido tener a estos animales en cautiverio cuando las altas tasas de natalidad y la carencia de espacio obligan a sacrificarlos. Muchos de estos animales, como ocurrió con la famosa jirafa de Copenhague o con los leones de Longleat ni siquiera llegan a la edad adulta. Eso sí, lo que era un “sucio secreto” ha salido a la luz por iniciativa propia de un zoo, que lo ha vendido como si fuese un espectáculo de deleite para los visitantes. Ni castración ni sedación, un disparo con una pistola de perno.
No importa la conservación o recuperación, sino la pureza genética
Lo más ilógico de estas prácticas, según apuntaba el presidente de Elephant Family en un artículo publicado en las páginas de opinión del diario británicoDaily Mail, es la obsesión genética de estos espacios, regidos por “las normas de calidad” de la EAZA. Como ejemplo, explica que el parque natural de Yorkshire se ofreció para dar cobijo en sus instalaciones a la jirafa sacrificada, pero el director científico del zoológico, Bengt Holst, “se negó argumentando que dicho espacio debía ser reservado para una jirafa genéticamente más importante”.
Los restos de la jirafa sacrificada sirvieron de alimento para los leones.
Esta intención de mejorar la herencia genética, convirtiendo a los zoos en una suerte de laboratorios, junto al ánimo lucrativo, ha hecho que “en estos espacios haya más animales de los que se pueden mantener de forma realista”, protestaba Shand. Del mismo modo, estos objetivos los llevan aprimar unas especies sin valor conservacionista sobre otras que sí lo tienen.
“¿Por qué se crían leones cuando sus posibilidades de vivir posteriormente en libertad son nulas? ¿Qué justifica la presencia de elefantes sanos en un espacio de 27 hectáreas del zoo danés, cuando estos animales suelen recorrer enormes distancias, a veces de cientos de kilómetros, cuando están en libertad?”, se preguntaba el conservacionista británico.
Una auténtica paradoja que no oculta más que un “sucio secreto”, que ahora se ha ventilado para deleite del público. Pero no sólo paradojas, también disparates: “en el zoo de Copenague los animales no tienen un espacio suficiente para desplazarse, pero sí un refugio diseñado por el arquitecto Norman Foster”.
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