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LA GUIA DEFINITIVA PARA NO DISCUTIR CON TU MADRE


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  • ¿Harta de pelearte con tu madre? Reunimos las claves para que seas capaz de seleccionar lo que resulta importante y lo que no a la hora de mantener una discusión con ella.
En la última gala de los Oscars vimos a Dakota Johnson y a Melanie Griffith, frescas y elegantes, mientras protagonizaban la típica pelea madre e hija, esta vez sobre la red carpet. La madre confesaba a una periodista que se abstenía de ver la película de la hija, lo repitió una y otra vez, hasta que la chica contestó enfadada : "¡All right. No tienes que verla!". Algo que sonó a "Déjame en paz de una vez".  
Luego siguieron el paseíllo como si nada hubiera pasado porque entre madre e hija que parece las discusiones se pasan por alto, pero lo cierto es que una de las partes se sigue enfadando y reconcomiendo hasta que en el momento más inesperado salta la chispa otra vez y se repite la misma discusión, exactamente la misma.  
Reunimos algunos trucos para evitar que las situaciones tensas te hagan discutir una y otra vez con tu madre. Convengamos primero que eres capaz de controlar la situación y controlar las ganas inmensas que tienes de volver a pelearte con ella una vez que se ha quedado a medias una discusión. Si alcanzas ese estado de gracia lee los siguientes puntos y ponlos en práctica:  
1. Planifica cómo vas a gestionar una situación tensa (estés o no acompañada por tu madre). Para evitar un momento como el de Dakota y Melanie hace falta mucho autocontrol. Si sabes que vas a pasar por un momento de tensión, prepárate para encajar cualquier contratiempo, incluido un comentario desafortunado de tu madre. Una vez que sepas qué hacer con tus nervios será más fácil que pongas una gran sonrisa en lugar de mostrarte fuera de tus cabales y contestar mal. Por ejemplo, si tu madre va a conocer a los padres de tu pareja y hay temas que pueden resultar incómodos lo más eficaz es advertirla, explicarle las razones y cruzar los dedos porque nadie garantiza que aún así todo vaya a ir sobre la seda. Al menos has hecho los deberes. 

2. Decide cuáles son tus guerras. Uno no puede pelearse por cualquier cosa, así que lo mejor es decidir por cuáles temas no vale la pena pelearse. Una vez identificados hay que dejarlos pasar cuando salgan en la conversación. Por ejemplo, con una madre no hay que discutir por la receta de las torrijas ni por las tallas de Zara. Aunque sepas que tienes la razón déjaselo pasar.  
Si aún así no has podido evitar la discusión, intenta tener una conversación sobre el asunto después que los ánimos se hayan calmado. 
3. No dejes que el asunto se enquiste y di a tu madre a tiempo qué te ha sentado mal y que no quieres que te vuelva a decir en público. Intenta no culpabilizarla porque no funcionará. Se trata de tener una relación adulta con tu madre y poder controlar los exabruptos en público. ¡Suerte!

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