He escuchado a algunas mujeres decir que no es justo para los hombres que culpemos a la pubertad, al síndrome premenstrual, a los embarazos, a la depresión postparto, a la perimenopausia y a la menopausia por nuestros cambios de humor antojadizos. Bueno, pues resulta que nuestros cambios de humor son algo muy real. En el libro El cerebro femenino, la Dra. Louann Brizendine explica con palabras científicas pero simples cómo y por qué las hormonas manejan el cerebro, el cuerpo y las emociones femeninas desde el nacimiento hasta la muerte.
Fue un alivio para mí leerlo y enterarme de que estaba -como cualquier otra mujer- biológicamente predispuesta a ser una adolescente rebelde con mal carácter (tal como mis hijas lo serán), una jovencita chillona con síndrome premenstrual, una madre que le temía al sexo y estaba obsesionada con su bebé recién nacido y, ahora, una mujer menopáusica con cambios de humor.
Cuando sabes que es normal llorar porque amaneciste con el pelo horrible justo antes de que te venga el período; o que a tus cincuenta sudas y estás inquieta por las noches y al otro día amaneces de mal humor… de algún modo todo se vuelve un poco más soportable. No es que algo anda mal en tu cabeza, no es que estés por volverte loca, ¡hay una razón biológica! Lo bueno es que hay formas de lidiar con todo esto, desde medicación hasta meditación. La elección es tuya.
Hay un motivo para los cambios de humorSolía sentirme mortificada al recordar como gritaba por tonterías en mi adolescencia. Ahora que sé que todo tiene que ver con la química del cerebro y cambios hormonales normales de la naturaleza femenina, puedo perdonarme por aquello.
También puedo soportar los altibajos de la menopausia y atenuarlos lo mejor que puedo, con ejercicio, con una dieta saludable, con terapia de reemplazo hormonal y también un poco de desahogo con mis amigos.
Cuando estoy de mal humor, puedo aceptarlo y explicarlo, porque sé que se me pasará en uno o dos días, en vez de defenderme a gritos: “¡NO son las hormonas, (… inserte nombre aquí)!”. De este modo, mis seres queridos y yo podemos soportar la revolución hormonal, tomarla como lo que es, y después, juntos, disfrutar la calma.
Lo mejor está por venirY ahora aguardo ansiosa la postmenopausia. Sí, ¡con ansias! No puedo esperar a experimentar ese sosiego que las mujeres que ya atravesaron la menopausia afirman sentir… Cuando la biología deja de llevarlas a poner las necesidades de su pareja y sus retoños antes que las propias, y son libres de perseguir sus sueños, con paz y tranquilidad.
Aunque, ahora que lo pienso, siempre he perseguido mis sueños, incluso he cumplido varios. Si pude hacerlo a merced de las subas y bajas del estrógeno, la progesterona y la testosterona, ya puedo imaginarme lo que viene después de que le pase mi caja de tampones a mis hijas porque yo ya no los necesito. Por ahora, los mantengo a mano porque nunca sé si me vendrá un nuevo período ni cuándo lo hará.
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