Posted: 31 Aug 2016 05:50 AM PDT
Según la historia convencional la zona que hoy es Bolivia estuvo habitada por algunas antiguas culturas que no tuvieron contacto alguno con otras antiguas civilizaciones de fuera de América. ¿Y si existiera una evidencia que pudiera probar lo contrario? Esta evidencia existe, se le ha llamado «Fuente Magna» y se trata de una vasija con caracteres cuneiformes; pero el detalle es que esta escritura fue desarrollada en la antigua Sumeria. La gran duda es: ¿cómo llegó esto a América? Aunque las antiguas civilizaciones existentes en ambos puntos del planeta hayan sido contemporáneas, las separan muchos kilómetros y el inmenso océano Atlántico.
Aunque muchos arqueólogos regidos por el hermético sistema se nieguen a aceptarlo, la «Fuente Magna» se ha convertido en una evidencia clave que probaría el antiguo contacto entre civilizaciones antiguas separadas por muchos kilómetros, o quizá el contacto con un maestro en común, posiblemente uno de sus dioses (venidos de los cielos) que impartió enseñanzas por igual en diversas partes del mundo antiguo.
En el año 1960, un campesino encontró una vieja vasija en un terreno privado en Chúa, Bolivia, a unos 80 kilómetros de La Paz, en las cercanías del lago Titicaca. El objeto es un gran vaso de piedra, parecido a un recipiente para efectuar libaciones, bautizos o ceremonias purificadoras, que con el tiempo recibió el nombre de Fuente Magna, uno de los hallazgos arqueológicos más controversiales de toda América.
En la parte externa, el vaso contiene algunos bajorrelieves zoomorfos (de origen tihuanacoide), mientras que en el interior, además de una figura zoomorfa o antropomorfa (según la interpretación), hay incisos dos tipos de escritura diferentes: el quellca, idioma de la civilización Pukara y un antiguo alfabeto de origen proto-sumerio (circa 3.500 AEC).
Comparación entre la escritura cuneiforme presente en la Fuente Magna (arriba) y la existente en restos arqueológicos de la antigua Sumeria
En 1960, el arqueólogo boliviano Max Portugal Zamora efectuó algunos pequeños trabajos de restauración en el vaso de piedra e intentó descifrar sin éxito la misteriosa escritura que está tallada en la parte interior. Hasta fines del siglo XX, nadie sabía en realidad de dónde provenía la Fuente Magna y nadie podía imaginar la extraordinaria y fascinante historia que encierra.
En el 2000, dos investigadores de La Paz, el argentino Bernardo Biados y el boliviano Freddy Arce, viajaron a Chúa, fotografiaron y estudiaron a fondo el vaso, llegando a la conclusión de que era utilizado en la antigüedad para ceremonias religiosas purificadoras.
Los dos investigadores enviaron fotos de las inscripciones al epigrafista estadounidense Clyde Ahmed Winters, quien descifró los enigmáticos grabados que se encontraban al interior de la Fuente Magna y corroboró que se trataba de un texto en idioma proto-sumerio. A continuación, la traducción de los caracteres cuneiformes sumerios:
Acérquense en el futuro a una persona dotada de gran protección en el nombre de la gran Nía. Este oráculo sirve a las personas que quieren alcanzar la pureza y reforzar su carácter. La Divina Nía difundirá pureza, serenidad, carácter.
Usa este talismán (la Fuente Magna), para hacer germinar en ti sabiduría y serenidad. Utilizando el santuario adecuado, el santo ungüento, el sabio jura emprender el justo camino para alcanzar la pureza y el carácter. Oh sacerdote, encuentra la luz única para todos los que desean una vida noble.
Según los textos antiguos, Ni-ash (Nammu o Nía) era la diosa que dio a luz al Cielo y a la Tierra, en los tiempos de los sumerios. «Nia» o «Nammu» es la diosa sumeria que identifica al «abismo de las aguas» en el océano primigenio.
Fue la primera deidad y origen del todo. Diosa del nacimiento, su lugar de culto se centró en la ciudad sumeria de Ur. Se la representa como un anfibio, de aspecto reptiliano, y en muchos textos es identificada como consorte de An y madre de Enki.
El bajorrelieve que hay en la parte interior del vaso, que puede evocar una rana (símbolo de fertilidad), según algunos investigadores es justamente la representación de Nía, la diosa de los Sumerios. Los otros símbolos que se encuentran a los lados del bajorrelieve y en la parte adyacente a las incisiones proto-sumerias, fueron interpretados como quellca, idioma escrito de la civilización Pukara, pero no han sido descifrados.
En la parte externa del vaso hay algunos bajorrelieves zoomorfos que recuerdan a la cultura de Tiwanaku: pez y serpiente. Es muy probable que la Fuente Magna haya sido utilizada como vaso sagrado para ceremonias esotéricas que evocaban el culto de la fertilidad y la búsqueda de la pureza.
Fuente Magna
Una vez descifrados los caracteres cuneiformes y habiendo corroborado su origen sumerio explotó el asombro junto con la impostergable pregunta: ¿cómo es posible que haya inscripciones proto-sumerias en un vaso encontrado cerca al Titicaca, a unos 3800 metros de altura sobre el nivel del mar, distante decenas de miles de kilómetros del lugar de expansión de la civilización sumeria?
Esta antigua y enigmática pieza de la arqueología actualmente se encuentra en el Museo de metales preciosos «Museo de Oro», en La Paz, Bolivia. Esperemos no desaparezca como otras anteriores evidencias que podían alterar la historia completamente.
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