En esta fotografía soy la pequeñita.
Hoy, mientras estaba desayunando me vino el recuerdo de mi abuela. Nací dos años después de que ella falleciera por esa razón me pusieron su mismo nombre "Carmen" no tuve la suerte de conocerla pero a través de todo lo que me contaban de ella es como si la conociera de toda la vida, siempre me sentí muy unida a ella.
Os cuento que esta mujer mi abuela con 9 hijos, en plena guerra aún tenía tiempo para hacer grandes pucheros de comida que con la ayuda de una vecina caminando (calculo sobre 3/4 de hora) llevaban a la plaza de toros de Valencia donde estaban presos los de la izquierda llamados rojos allí se agolpaban contra los barrotes cuando llegaba mi abuela como no les dejaban que les llevaran comida, ella se dirigía a cualquiera de los presos y le decía sobrino que ya no conoces a la tía Carmen te traigo puchero (en Valencia el puchero es similar al cocido madrileño) el susodicho sobrino rápidamente (y es que el hambre despierta a un muerto) se daba cuenta junto con los que habían a su alrededor de que la tía Carmen no era ni tía ni nada todos ellos se amontonaban para que mi abuela les pusiera con el cazo en los cuencos la comida.
Absolutamente nadie que la conoció escuché hablar ningún mal comentario, ningún reproche hacía su comportamiento.
Tantas y tantas historias de generosidad hacia los demás, que escuche desde niña marcó fuertemente mi personalidad. Hoy quiero agradecerle por ser mi ejemplo a seguir se que ella me guía y que en algún momento nuestras energías se unirán en el infinito.
Perdonar mi osadía no escribo ni lo se hacer pero eso sí me sale del corazón por ello os pido perdón por si alguien se da cuenta de que en algún momento mi narración no esta bien ejecutada. Carmen Calabuig
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