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Personas que hablan mucho

Rincón de la Psicología


Posted: 20 Jan 2018 07:03 AM PST

Al inicio nos parecen simpáticas y extrovertidas. Son personas sociables y buenos conversadores. Sin embargo, con el paso del tiempo su conversación llega a ser agotadora. Cada encuentro te deja sin energía. El problema es que se trata de una persona que habla mucho y no escucha, casi siempre de sí misma. Cuando os despedís, sientes que no ha habido conversación, que has sido un oyente de un monólogo infinito. ¿Qué les sucede a las personas que hablan mucho? ¿Por qué se comportan así?

Verborrea: El síntoma de un trastorno psicológico


En el ámbito de la Psicología existe una palabra para calificar la tendencia a hablar mucho: verborrea. De hecho, se trata de un síntoma de algún problema psicológico de base, generalmente de estados maníacos, cuadros de agitación y estados ansiosos.

La verborrea es la alteración cuantitativa del flujo del lenguaje, se caracteriza por la aceleración y prolijidad del discurso y la dificultad para ser interrumpido. Es decir, las personas hablan mucho y rápido, a un ritmo inusual inusual que resulta muy difícil de interrumpir.

En muchos casos la verborrea está causada por una aceleración del pensamiento. En práctica, el curso de su pensamiento va muy rápido, por lo que su discurso es una expresión de esa velocidad. Sin embargo, a diferencia de las personas que hablan mucho de sí mismas o de sus problemas, en este caso existe un trastorno psicológico. 

De hecho, a veces su discurso puede llegar a ser incongruente o nos cuesta seguir el hilo de su lógica, lo cual se debe a que su pensamiento va tan rápido que puede llegar a experimentar “fuga de ideas”. Al faltar ideas centrales en su discurso, este puede volverse inconexo.

En estos casos, es necesario que la persona busque ayuda psicológica especializada para tratar el trastorno que existe en la base.

Egocentrismo en estado puro


Las personas que hablan mucho no siempre sufren un trastorno, a veces se trata de simple egocentrismo. Cuando no existe un discurso acelerado pero aún así, esa persona habla mucho de sí misma, es probable que tenga una personalidad con rasgos narcisistas que la lleva a pensar que es el centro del universo y que solo sus problemas son importantes. Para estas personas, es normal que la conversación, o más bien el monólogo, gire a su alrededor.

En realidad, ni siquiera les pasa por la cabeza que su monólogo pueda aburrir a los demás. Están tan ensimismadas en sí mismas que asumen que todo lo que les sucede, es de interés general. Se trata de gente que habla mucho y no escucha, gente para la cual los problemas ajenos no son dignos de ser tenidos en consideración.

Detrás de esos intentos por acaparar la conversación suele esconderse una gran inseguridad. Las personas que hablan mucho de sí mismas se sienten bien cuando acaparan la atención y los demás las escuchan ya que lo interpreta como una muestra de su valor. 

El tema de conversación preferido de estas personas suelen ser sus logros, éxitos e historias de vida, todo aquello que las pueda hacer quedar bien ante los ojos de los demás. Por eso, en el fondo, ese monólogo no es más que una necesidad de autoafirmación constante. De hecho, a menudo ese monólogo es una manera para esconder su diálogo interior. La persona no quiere escucharse sino que desea que la escuchen. Se mira a sí mismo a través de los demás. Nietzche lo resumió a la perfección: "Hablar mucho de sí mismo es también una manera de ocultarse".

El rosario de quejas


El contenido del monólogo de las personas que hablan mucho también es importante para comprender qué les ocurre. Mientras que la persona con rasgos narcisistas y egocéntricos suele basar su discurso en sus éxitos, hay otras personas que solo hablan de sus problemas.

En estos casos nuestros problemas no pasan a un segundo plano sino que son borrados, literalmente, de la conversación. Se trata de personas que interrumpen cuando hablas pues tus dificultades, conflictos y problemas no son tan grandes e importantes como los suyos, por lo que se creen con el derecho de acaparar la conversación.

A la larga, diez minutos a su lado termina robándonos la energía ya que su conversación se reduce a un rosario de quejas. Las personas que solo hablan de sus problemas siempre encuentran un motivo para lamentarse, son incapaces de ver el lado positivo de la vida.

En el fondo, estas personas, al igual que los narcisistas, están profundamente ensimismadas en su ego y tienen una profunda falta de empatía, lo cual les impide comprender que los demás también tienen problemas y necesitan apoyo o al menos merecen ser escuchados.

No obstante, a diferencia de los narcisistas, estas personas deciden convertirse en el centro de atención asumiendo el papel de víctimas. De cierta forma, ese dar pena se convierte en una estrategia de manipulación hacia los demás. Es un mecanismo de manipulación a través de la palabra bastante perverso ya que mientras con el narcisista no solemos tener problemas para cortar por lo sano ese monólogo de logros, con las personas que solo hablan de sus problemas entramos en un juego extraño, nos sentimos comprometidos a escucharle. De cierta forma, sus problemas nos atrapan, de manera que nos sentimos obligados a escucharlos y compadecerlos.

¿Cómo ponerle coto a las personas que hablan mucho?


Toda conversación, para que sea gratificante y enriquecedora, debe ser bidireccional. No obstante, es fundamental diferenciar a las personas que hablan mucho debido a un trastorno psicológico o neurológico de quienes monopolizan el discurso por un exceso de ego. Las personas que sufren verborrea no pueden contener su discurso, por mucho que se esfuercen. Por eso, necesitan ayuda psicológica. En los otros casos, si la persona se esfuerza, puede llegar a desarrollar una actitud más empática y darle espacio en la conversación a los demás.

Cuando te encuentres con gente que habla mucho y no escucha, es conveniente que en algún momento les digas directamente, siempre de manera amable e intentando ser positivo, que en una conversación es tan importante hablar como escuchar. Si es necesario pues sientes que esa relación te está afectando, drenando tu energía emocional, tendrás que poner límites y alejarte.

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