“La palma que se extiende y esparce su abanico de retinas y de antenas para absorber del cuerpo que exploran sus radiaciones, el pulso de su deseo, iridiscencia de ondas que recogen, simultáneas, el mutuo placer radiado y cautivo (…) el tacto despereza y disemina (…) el suave oscilar de la mano, su vaivén pendular, el zureo del espasmo final que se vuelva y devela el misterio, el impronunciable secreto de lo que se tocó y ha sido tocado hasta su misma fuente, insondable”
Esther Seligson, “Diálogos con el cuerpo”
Esther Seligson, “Diálogos con el cuerpo”
Tocar al otro es un misterio, es poesía que se dibuja con el tacto. En donde las palabras no alcanzan a nombrar loinnombrable. Sentir su presencia, romper la barrera que los separa. Es un placer que se desliza suave y callado hacia la existencia del otro, es simplemente la necesaria ruptura del espacio para llegar al otro y tocar su esencia.
Siempre hay una primera vez para tocar la mano de tu pareja ¿recuerdas cómo fue cuando tocaste la primera vez su mano y lo que te hizo sentir? Este poema de Esther Seligson nos recuerda que las manos son una extensión del alma, son un diálogo del cuerpo que conecta y nos permite sentir junto con las formas de sus manos, las formas del alma de la persona a la que amamos. Darle la mano en la calle, en el transporte, en la cama es una mutación de dos almas que se unen como una sola para recorrer el mundo.
Unir sus manos es la certeza de que están juntos
“La mano es la herramienta del alma, su mensaje,
y el cuerpo tiene en ella su rama combatiente.
Alzad, moved las manos en un gran oleaje”
Miguel Hernández, “Las manos”
Porque tomar la mano del otro es sostenerlo, permitir que el otro descanse en nosotros o descansar en el otro. Es de alguna manera esa forma de saber que el otro está ahí. La mano sólo es un lazo que se extiende y lo comprueba, pero a veces también son el éxtasis que nos conduce a recorrer las líneas de la vida de la piel del otro.
Dar la mano es símbolo de unión y desde la psicología, dar la mano a tu pareja no sólo refleja una unión, sino es la expresión de sus sentimientos y la certeza de que están juntos.
Dar la mano es símbolo de unión y desde la psicología, dar la mano a tu pareja no sólo refleja una unión, sino es la expresión de sus sentimientos y la certeza de que están juntos.
Darle la mano es una conexión con su cuerpo
“Toco tu boca, con un dedo todo el borde de tu boca,
voy dibujándola como si saliera de mi mano,
como si por primera vez tu boca se entreabriera,
y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar (…)
Y yo te siento temblar como una luna en el agua”
voy dibujándola como si saliera de mi mano,
como si por primera vez tu boca se entreabriera,
y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar (…)
Y yo te siento temblar como una luna en el agua”
Julio Cortázar, “Rayuela”
Porque ese contacto humano comienza con el acto de tocar, el tacto rompe esa densidad del aire que separa a los cuerpos. Tocar rompe barreras, el cuerpo genera sustancias que brotan como manantial infrenable: toda una bomba química de cortisol al sentir los dedos, las manos del otro, sentir las formas de los dedos y unas manos que se unen dibujan en el cuerpo del otro.
Tomarse de las manos les dará calma
“Espera… dulcemente, balsámica de calma,
Las manos envuelven y conectan, son la calma del cuerpo y del alma. Está científicamente comprobado que el tacto no sólo disminuye los niveles de estrés, sino que además el toque humano ayuda a que el miedo desaparezca. Es una cuestión sumamente instintiva, pero el toque del otro calma y ayuda a que las personas se sientan más tranquilas. Dar la mano es dar y sentirse juntos en la serenidad y la calma.
Estrechar su mano es saludable para el corazón
“Y miré un corazón palpitando en sus manos;
llevé mi mano al pecho… y la encontré vacío…
Y seguí, oyendo el ritmo de los astros lejanos…!”
Medardo Ángel Silva, “Citeres”
Cuando damos la mano a esa persona a la que amamos, todo se transforma. Olemos con la piel, sentimos con la vista, miramos con el tacto… Y nuestra fisiología cambia, esa sensación no sólo reconforta el corazón de manera simbólica; pues el cuerpo siente al estrechar las manos, y con esa paz, nuestras preocupaciones desaparecen.
Cuando damos la mano a esa persona a la que amamos, todo se transforma. Olemos con la piel, sentimos con la vista, miramos con el tacto… Y nuestra fisiología cambia, esa sensación no sólo reconforta el corazón de manera simbólica; pues el cuerpo siente al estrechar las manos, y con esa paz, nuestras preocupaciones desaparecen.
Las manos también son apoyo en momentos difíciles
“hay diez centímetros de silencio
entre tus manos y mis manos
una frontera de palabras no dichas
entre tus labios y mis labios
y algo que brilla así de triste
entre tus ojos y mis ojos”
entre tus manos y mis manos
una frontera de palabras no dichas
entre tus labios y mis labios
y algo que brilla así de triste
entre tus ojos y mis ojos”
Mario Benedetti, “Soledades”
Cuando las palabras no son suficientes para expresar lo que sentimos o en situaciones de crisis, un apretón de manos, una mano que se extiende hacia nosotros es lo único que necesitamos para estar bien. La mano que se extiende para ayudar al otro a subir un peldaño o la mano que da fuerza a quien está en medio de un nacimiento, tienen una segunda naturaleza más allá del acto: declaran el amor, alivian el dolor y dicen más que mil palabras.
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Mediante las palmas se tocan emociones y sentimientos. No necesitamos razones para dar la mano, nace como una necesidad de extendernos y tocar la realidad del otro:
¿Te atreves a que sus manos palpiten juntas y su corazón se abrace?
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Mediante las palmas se tocan emociones y sentimientos. No necesitamos razones para dar la mano, nace como una necesidad de extendernos y tocar la realidad del otro:
¿Te atreves a que sus manos palpiten juntas y su corazón se abrace?
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