No sabemos por qué, pero todos disponemos de amigos o familiares que ante cualquier situación complicada, solo saben traernos aún más negatividad. Son incapaces de aportar estrategias, soluciones y aún menos, apoyo.
En cambio, hay personalidades tan íntegras que ni siquiera ellas mismas son conscientes de su autenticidad. Son la paz en la tormenta, la compañía en tu soledad y la fortaleza en tus tristezas.
Todos sabemos también que este tipo de personas no suelen abundar en el día a día. Amigos, familiares así no llenan los dedos de una mano, y por ello, hemos de protegernos en cierta manera de esos otros que solo saben pintar nuestros días de gris, y nuestras esperanzas de incertezas.
Te invitamos a reflexionar sobre ello con nosotros, sugiriéndote además que si eres tú una de esas personas con luz propia, nunca dejes de brillar.
Las personas con luz propia, faros de nuestro día a día
¿Qué entendemos en realidad por una persona con luz propia? ¿Estamos cayendo quizá en una vertiente más espiritual que psicológica? No es tan complicado definirlas y aún menos reconocerlas.
Las personas con luz trasmiten facilidad de trato y serenidad. No son la luz al final del túnel porque con ellas, no existen los túneles, solo senderos de tranquilidad donde la vida parece más fácil, donde todo yace en sutil equilibrio.
Hay muchos rasgos psicológicos fácilmente identificables en este tipo de perfiles, no estamos hablando de magia. Son personas comunes que visten sonrisas cotidianas, que tienen la palabra adecuada para el instante necesitado.
No son personas que practican ese positivismo arbitrario regalando a todos un “no te preocupes, todo saldrá bien”, En absoluto.
- Saben establecer cercanía porque disponen de una gran empatía y equilibrio interior. Son positivas pero es un positivismo práctico basado en la estrategia y el equilibrio.
- Saben cuando se las necesita y saben también dejar espacio. No exigen, no piden nada a cambio.
- Cuando se está junto a ellas podemos ser nosotros mismos. Sin presiones, sin tener que disimular y aún menos justificarnos.
- Son personas que ofrecen luz porque reconfortan, y a pesar de que no den solución a nuestros problemas tampoco es lo que les pedimos. Solo necesitamos que “estén ahí”, sin juzgarnos, sin criticar, sin menospreciar.
Sí eres tú quien ofrece luz a los demás… Nunca dejes de brillar
Es muy posible que seas tú mismo/a una criatura de luz. Alumbras a los demás cada día deseando lo mejor, y lo haces de forma desinteresada porque es así como te sientes bien. Porque es así como entiendes la vida y porque no sabrías hacerlo de otra forma.
Si eres tú quien ofrece apoyo y esperanza a los demás, debes ir con cuidado. Hay quien se acercará a ti para envolverse de modo egoísta de tu calor, de tu integridad. Existen auténticos especialistas en apagar la luz de los demás con sus sombras…
Debes recordar que si tu forma de ser y de sentir la vida es ofreciendo apoyo a los que te rodean, y viendo la vida desde ese punto de vista más sencillo y humilde, estarás brillando siempre con luz propia.
No obstante, en ocasiones podemos también quedar agotados.
– Es fácil ver la luz en la tormenta, pero en ocasiones quien está a nuestro lado puede reírse de ello. Pueden llamarte ingenuo/a, pueden ironizar con tu nobleza etiquetándote de blando/a, de ser la típica persona de la que se aprovechan los demás.
– Recuerda una vez más lo que te indicábamos al inicio tomando como referencia la frase de Einstein. La oscuridad no existe, en realidad es falta de luz. Es decir, podríamos decir que no hay auténtica maldad en esas personas que cometen el error de atacar tu forma de ser.
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