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Bombardeo de amor: La estrategia de manipulación más peligrosa en la que podemos caer

Rincón de la Psicología



Posted: 26 Dec 2017 02:35 AM PST

Los lazos que nos mantienen juntos también son los que nos amordazan más fuerte. Las personas más significativas, aquellas a las que más amamos, son las que nos pueden herir más profundamente, o manipular. Y dado que tenemos un profundo vínculo emocional, suele ser difícil y doloroso detectar ese tipo de manipulación. 

De hecho, una de las peores tácticas de manipulación emocional es la que el psiquiatra Dale Archer definió como “bombardeo de amor”. Se produce cuando conocemos a una persona y esta nos colma de afecto pero pasado un tiempo ese cariño se convierte en recriminaciones inculpatorias que terminan drenándonos psicológicamente.

¿Cómo funciona el bombardeo de amor?


El bombardeo de amor es un intento de influenciar a otra persona con demostraciones excesivas de atención y afecto. De hecho, es precisamente la combinación de palabras y hechos lo que hace que sea una estrategia de manipulación tan poderosa.

Esta táctica suele pasar inadvertida, por lo que es probable que en algún momento hayamos sido víctima de ella sin ser plenamente conscientes de su existencia. En un primer momento, la persona se muestra profundamente afectuosa, incluso puede hacernos regalos que no vienen a cuento, estar al tanto de todos los pequeños detalles que nos gustan y hablar siempre en términos de un "brillante futuro juntos". Puede tratarse lo mismo de un amigo que de una pareja.

Con ese acercamiento afectuoso, la persona consigue que la relación progrese más rápido de lo que estamos acostumbrados. Como resultado, podemos tener la sensación de que todo está yendo demasiado rápido, pero dado que las cosas marchan a la perfección, no nos alarmamos demasiado y hasta llegamos a pensar que hemos encontrado a la pareja o al amigo "perfecto2.

El arma secreta de esa persona consiste precisamente en crear esa especie de vértigo porque cuando todo va tan rápido, no nos detenemos a reflexionar ni valoramos los contras de la relación que estamos entablando. 

Sin embargo, llega un momento en el que necesitamos echar el freno de mano, en el que esa velocidad nos produce un vértigo excesivo y nos damos cuenta de que es necesario dar un paso atrás para reflexionar. A menudo eso ocurre cuando empezamos a sentir que esa nueva relación nos está “absorbiendo”, nos percatamos de que esa persona no solo está consumiendo nuestro tiempo sino también nuestra personalidad. 

El problema es que apenas damos muestras de dudas e intentamos deshacernos de unos lazos que nos aprietan demasiado, la otra persona muestra su verdadera cara. Entonces se enfada y nos califica de egoístas, reprochándonos nuestra "falta de compromiso y entrega". 

¿Por qué es tan difícil detectar esta estrategia de manipulación?


El bombardeo de amor funciona porque todos tenemos la necesidad de relacionarnos, sentirnos aceptados y amados. Cuando encontramos a una persona que, aparentemente, nos acepta y quiere, es normal que bajemos nuestras defensas y le permitamos formar parte de nuestra vida emocional. 

Por supuesto, existen situaciones en las que podemos ser particularmente vulnerables a esta estrategia de manipulación, como cuando acabamos de perder a un ser querido, cambiamos de ciudad o estamos atravesando una ruptura de pareja. En otros casos, la vulnerabilidad no es situacional sino que se remonta a nuestra infancia y se basa en un estilo de apego inseguro.

Al inicio, es difícil identificar el bombardeo de amor porque todas las relaciones nuevas suelen ser emocionantes. Existe la promesa y el potencial, además de que los altibajos emocionales son normales y no se convierten necesariamente en un motivo de alarma.

Lo que no es normal es que caigamos rápidamente en una relación seria donde el otro demanda cada vez más tiempo e intenta controlar nuestras actividades y relaciones. De hecho, lo más común es que entremos en estas relaciones con la intención de tomarnos las cosas con calma pero por algún motivo, nos sentimos presionados a hacer justamente lo contrario: pisar el acelerador.

Más tarde, a pesar de que la máscara del manipulador se resbala, es probable que ya no seamos capaces de divisar su verdadero “yo” sino que podemos terminar creyendo en sus palabras y pensar que realmente somos personas desagradecidas y desconsideradas. Después de todo, el arma que blande en nuestra contra es demasiado poderosa: una manipulación disfrazada de amor. Es probable que llegue un punto en el que nos reprochemos nuestro comportamiento y nos sintamos culpables. Entonces habremos caído en sus redes.

El ciclo tóxico que genera el bombardeo de amor


Todo se mantiene bastante bien hasta que la víctima decide romper esa jaula que se ha creado a su alrededor. Entonces el manipulador no entiende que podamos interesarnos en algo más que no sea esa relación y comienza la etapa de devaluación. De repente, retira toda su atención, bondad y cariño. En este punto intentará culparnos, para que nos sintamos responsables de lo que ocurre. 

El mensaje de fondo es muy sencillo: si nos portamos bien y nos sometemos a sus reglas, tendremos amor y cariño, si pretendemos salir de esa "jaula de oro" recibiremos un duro castigo. El problema es que normalmente estamos tan atrapados emocionalmente que no somos capaces de detectar esa dinámica y creemos que el problema somos nosotros, no el otro.

La mayoría de las relaciones que se basan en este ciclo tóxico pasan por múltiples rondas de idealización y devaluación. Cada vez que la persona a la que hemos llegado a querer nos devalúa, nos esforzamos por recuperar su cariño, sacrificando otro pedazo de nosotros. Entonces esa persona vuelve a gratificarnos y volvemos a idealizarla, alcanzando un equilibrio precario que se romperá nuevamente. 

En algunos casos, el manipulador desaparece, dejando a su víctima devastada, triste y confundida. Días o semanas más tarde vuelve a aparecer, pidiendo disculpas y mostrando su cara más amable. Es probable que la víctima decida darle una segunda oportunidad, de manera que el ciclo de manipulación se repite.

La fase final en el ciclo de bombardeo de amor es el descarte, que generalmente ocurre debido a que la víctima ya no proporciona lo que atrajo al manipulador. Usualmente eso significa que esa persona está exhausta, quebrada emocionalmente y sin energía. Entonces el manipulador simplemente rompe la relación en búsqueda de otra víctima. En algunos casos también puede ser la víctima quien comience a dar pasos atrás, exigiendo su espacio y defendiendo los límites, dejando claro que se niega a ser manipulada.

Cuando el amor aprieta, es que no es de tu talla


Los manipuladores que utilizan el bombardeo de amor suelen ser expertos en detectar la baja autoestima o la vulnerabilidad de los demás y explotarla a su favor. De hecho, a menudo se trata de gente que tiene lo que se conoce como la tríada oscura de la personalidad: rasgos narcisistas, maquiavélicos y psicopáticos.

Estas personas actúan como vampiros emocionales ya que usan la atención y el afecto para construir una relación de confianza, como medio para mantener el control, pero en vez de preocuparse por hacer realmente feliz a su víctima, terminan drenando su energía y alegría de vivir. Para salir de este tipo de relación tóxica es importante que:

- Asumir que es una manipulación. Es difícil asumir que mientras buscábamos comprensión y cariño, hemos caído en las redes de un manipulador. A menudo nuestro ego se resiste, pero es la única manera de salir de ese círculo vicioso. Debemos comprender que el amor auténtico no aprieta ni limita, es respetuoso y nos da alas para que podamos crecer. 

- Cortar el contacto. Es difícil resistirse a esta técnica de manipulación, aunque seamos conscientes de ella, por lo que lo más conveniente suele ser cortar el contacto. Hay que establecer barreras y dejarle claro a la otra persona de que ese ciclo tóxico no se repetirá de nuevo.

- Reconectar con familiares y amigos. Si nos hemos aislado, la mejor manera para recomponer los pedazos rotos es volver a conectar con familiares y amigos que nos brinden el apoyo necesario. De hecho, una buena red de apoyo social nos protege de caer en este tipo de relaciones.

Por último, pero no menos importante, para evitar esta estrategia de manipulación emocional es fundamental que siempre vayamos a nuestro ritmo. Las decisiones importantes no se deben tomar por miedo, ya sea el miedo a perder a alguien que parece colmar todas nuestras expectativas o el temor a quedarnos solos. Las decisiones importantes deben ser fruto de la reflexión, lo cual significa que no hay nada de malo en asumir las relaciones a nuestro propio ritmo, comprometiéndonos de a poco y entregando solo lo que estamos dispuestos a dar en esa etapa de nuestra vida. A la larga, esas relaciones suelen ser más sólidas y maduras ya que se basan en un conocimiento mutuo.

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