Cuando se habla del maltrato en los medios muchas veces se hace referencia al número de denuncias que ha habido en un período concreto de tiempo o a la cantidad de personas que han muerto a manos de sus parejas. Pero el maltrato no es solo eso. Conlleva mucho más para quienes lo sufren, que por otro lado no son todas las personas que aparecen en las cifras (falsos positivos y falsos negativos).
No se suele hablar de las palizas o los moratones, menos aún de las heridas que no se ven. Porque no solo se lastima el cuerpo. Cuando se está en una situación de maltrato es normal que aparezca un gran malestar psicológico que está ahí y al que hay que ponerle remedio, empezando por ponerle esa voz tantas veces silenciada.
El trastorno de estrés postraumático en las víctimas de maltrato
Cuando hablamos del trastorno de estrés postraumático solemos asociarlo a desastres naturales, robos, asesinatos o atentados. Pero no al maltrato, cuando puede aplicarse también a este ámbito. De hecho, este trastorno se caracteriza por la re-experimentación del suceso, la intranquilidad y el intento infructuoso de olvidarlo, síntomas que se observan muchas veces en las víctimas de violencia de género.
El trastorno de estrés postraumático en estas personas tiene unas características muy específicas. Por un lado, es normal volver a sufrir los hechos traumáticos en cualquier momento, y encima por su pareja. Esto hace que esté alerta y en constante vigilancia, ya que quien le infringe daño es quien se supone que debería apoyarla y protegerla.
Por otro lado, el trauma va erosionando el estado emocional de las personas que lo sufren poco a poco, ya que suelen tardar años en pedir ayuda. De hecho, es común que se continúe con el agresor para evitar una nueva agresión, por lo que la víctima muchas veces percibe que no hay solución posible a su situación (indefensión aprendida, abandono).
El síndrome de la mujer maltratada
El hecho de percibir que no hay solución a lo que les ocurre, es decir, entrar en indefensión aprendida puede derivar también en el síndrome de la mujer maltratada. Esta se adapta a la situación que está viviendo y minimiza el dolor. Pero no solo eso, también distorsiona la realidad, negando o disminuyendo la gravedad del problema que sufre.
Además, puede cambiar la forma en la que percibe tanto a los demás como a sí misma. En este sentido, puede autoengañarse e idealizar al maltratador, autoconvenciéndose de que dejará de agredirla porque está enamorado de ella. De hecho, puede llegar a exculparle a él y culpabilizarse a sí misma de la situación que está viviendo, llegando a pensar que es justo el trato que recibe.
El maltrato y la depresión
Las víctimas de maltrato suelen tener una baja autoestima. Pero también se suelen ver aisladas, lo que hace que no obtengan apoyo social ni refuerzo emocional positivo. Todo esto va debilitando aún más a la persona, lo que puede conllevar en que caiga en una depresión.
Este trastorno hace, a su vez, que aparezca dificultad para tomar decisiones y concentrarse, además de producir un deterioro en el rendimiento laboral y un aumento de su inseguridad. Entra la mujer así en un círculo vicioso en el que cada vez le cuesta más salir de la situación de maltrato.
Pero la depresión tiene otra consecuencia: el suicidio. En diversos estudios, se ha observado que el 29% de las mujeres ingresadas en urgencias por intento de suicidio eran víctimas de maltrato. De hecho, la probabilidad de suicidio entre mujeres maltratadas es cinco veces mayor que en la población general.
La ansiedad asociada al maltrato
Como es de imaginar, también los trastornos de ansiedad tienen una prevalencia mayor entre las personas maltratadas que entre las que no lo son. A parte del trastorno de estrés postraumático ya mencionado, se ha encontrado que también son mayores las fobias, la agorafobia, el trastorno de ansiedad generalizada y el trastorno obsesivo compulsivo.
Este último parece que surge como un intento por manejar la ansiedad que surge ante una situación tan impredecible. De esta manera, aparecen pensamientos obsesivos sobre el maltratador, así como conductas compulsivas para tratar de reducir la ansiedad que se genera con estas frases que aparecen en su mente.
“Ante las atrocidades tenemos que tomar partido. El silencio estimula al verdugo”-Elie Wiesel-
El maltratador ejerce su poder y fuerza sobre su víctima de una manera tal que termina por destruir al otro, y lo hace tanto por fuera como por dentro. A nivel psicológico, el maltrato deja una huella en la persona maltratada que puede tener consecuencias nefastas, por lo que es importante prestarles atención y brindarles una salida posible para la situación en la que se encuentran.
Imágenes cortesía de Chris Lawton, Tertia Van Rensburg y Rene Bohmer.
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