Cada vez trabajamos más y durante más tiempo, lo que en muchas ocasiones nos impide disfrutar del tiempo libre. Pero los médicos son claros y advierten de la necesidad de disponer de tiempo libre para gozar de buena salud.
Un estudio británico que contó con la participación de más de un millón de trabajadores concluyó que aquellas personas que trabajan más de 55 horas a la semana tienen un 33% más de probabilidades de sufrir un infarto que aquellos que trabajan 35 ó 40 horas a la semana. Y los trabajadores que renuncian a sus vacaciones tienen el doble de riesgo de sufrir un infarto que los que sí descansan en vacaciones.
Pero eso no es todo: una jornada laboral intensa también triplica el riesgo de desarrollar tumores, debido a que el exceso de estrés acaba provocando cambios fisiológicos en el organismo y reduciendo el número de las células NK (las llamadas “asesinas naturales”), encargadas de luchar contra las células cancerosas. Y además, desde un punto de vista neurológico, la ausencia de tiempo libre conlleva una pérdida de neuronas que acaba provocando fallos en el funcionamiento del cerebro.
En resumen, si es de los que hace suyo el lema de “vivir para trabajar” no vivirá mucho tiempo, a diferencia de los que optan por la máxima de “trabajar para vivir”.
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