“Carmen está curada. Todavía no está al cien por cien, pero la enfermedad la ha vuelto una mujer aún más fuerte”. Esta rotunda frase del entorno íntimo deCarmen Romero (68) pone fin a los rumores surgidos el verano pasado sobreuna recaída en la enfermedad (padecía cáncer) de la que fue durante 39 años la mujer del socialista Felipe González. Los que la conocen bien aseguran que ella cierra por fin una etapa “entre sombras”, que empezó con unainfidelidad mediática (el expresidente del Gobierno fue fotografiado una y otra vez con Mar García Vaquero hace ahora siete años), una historia con tintes rosas que acabó en divorcio en noviembre de 2008 y en la que no siempre quedaron bien atados los temas económicos para Carmen.
Carmen Romero y Felipe González en una imagen de archivo (EFE)Carmen Romero y Felipe González en una imagen de archivo (EFE)
Romero huyó, llorando por las esquinas, por la traición del que siempre ha considerado el “inmerecido amor de su vida”. Supo no perder del todo la sonrisa, ni entrar en rifirrafes pasto de cuore, rehacerse, reemprender su etapa como traductora (domina el francés, el inglés y el italiano y es profesora en excedencia de lengua y literatura española) y le concedió una segunda oportunidad a esa política que según ella “tanto saquea a las personas”. Carmen se afilió al PSOE durante la dictadura de Franco en 1968, fue diputada por Cádiz entre 1989 y 2004 y se embarcó ya divorciada (2009) en una andadura como europarlamentaria que no sentó demasiado bien a su exmarido, que nunca entendió el porqué de incluir el nombre de su exmujer en esas listas, y menos en el sexto puesto. En el momento de su divorcio intensificó la actividad que tenía como presidenta del Círculo del Mediterráneo, una entidad que promueve la buena relación de Europa con el Magreb, y dicen que su buena gestión la llevó a Bruselas. Esta sevillana era en Europa titular de la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior y de la Delegación para las Relaciones con los países del Magreb y la Unión del Magreb Árabe. Sin embargo, el cáncer la obligó a dar un parón en seco a una vida pública, un ir y venir que la llenaba de satisfacciones.
 
Carmen Romero en la actualidad (Vanitatis)Carmen Romero en la actualidad (Vanitatis)Ahora todo es distinto. “Carmen ha dado un cambio radical a su vida y solo hace lo que le apetece. Cero compromisos. Lee muchísimo y pasea durante horas. Está volcada en sus íntimos, sus hijos y sus nietos”, cuentan sus amigos, los mismos que la pasada primavera se echaban las manos a la cabeza, al grito de “¿Dónde estás, Felipe?”, porque el expresidente no había llamado a la madre enferma de sus tres hijos (Pablo, David y María) y de sus cinco nietos, a los que por cierto el exmandatario sigue sin frecuentar, ante la indignación sin perdón de la abuela Carmen, que pasaba antes de su enfermedad largas temporadas ayudando a su hija María, madre de tres niños pequeños, ya que su yerno, el emprendedor canario Eric Bergasa, viaja con frecuencia fuera de la capital, donde residen.Carmen Romero y Felipe González junto a Julio Iglesias en 1983 (Gtres)Carmen Romero y Felipe González junto a Julio Iglesias en 1983 (Gtres)
Oculta entre libros
Carmen permanece escondida. Solo se anima a hacer alguna aparición pública si es algo relacionado con la editorial Alfabia, de su amiga y ahijada literaria, la mallorquina Diana Zaforteza Rodés, prima de la mediática familia March. La que fue inquilina de la Moncloa es la madrina de la que es considerada una de las editoriales más cool del momento, con cinco años y medio de andadura. Carmen nunca ha ocultado su omnívora pasión por los libros. Y ojo tiene para los autores, ya que en su día confesaba su devoción por unos jóvenes Millás, Muñoz Molina o Marías. Y Diana dice que es una “yonki de la edición literaria”. Carmen confía plenamente en Zaforteza, que casi tiene la edad de su hija María.
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En la presentación del libro En la presentación del libro "Todas las luces sobre Carmen Romero" (Gtres)
El encuentro de estas dos amantes de la literatura fue casual. La pintora italiana Artemisia Gentileschi y el libro que la escritora Anna Banti escribió sobre la vida de esta pintora barroca propiciaron que sus vidas se cruzasen. Carmen lo había traducido entre 1987 y 1989, mientras vivía en La Moncloa. Diana, sin saberlo, quiso que fuera la primera obra de su proyecto editorial. Gracias a la historia de esta pintora que se enfrentó al poder de los hombres, y justo cuando Carmen estaba en pleno proceso de divorcio, los destinos de estas dos mujeres, que pudieran ser madre e hija, se unieron profesionalmente, siendo Diana un bastión muy importante para la política en su nueva etapa vital. 
También la exdiputada ha empezado a dar alguna charla. Es el caso de su participación, este pasado otoño, en el curso que organizó la Universidad de Valencia sobre “La Orden europea de Protección de Víctimas de Violencia de Género”. Mes y medio después de su última intervención, Romero daba su charla como exeuroparlamentaria arropada por Teresa Freixes, catedrática de Derecho Constitucional de la Universidad de Barcelona, y una de las organizadoras del curso. Carmen participó en este curso casi de puntillas, sin dar que hablar, como a ella siempre le ha gustado. Y como quiere que sea a partir de ahora.