Ava Gardner, la mujer que inventó los 'afterhours' en Madrid
A punto de cumplirse 25 años de su muerte recordamos la ruta de Ava Gardner en Madrid, donde vivió 13 años y apuntaló su leyenda de reina de la noche.
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"Ava guisaba estupendamente —recuerda Lucía Bosé—. Me invitaba a cenar a su ático de Doctor Arce y hablábamos de todo. Después se ponía siete chupitos: whisky, coñac, anís, cerveza... Se los bebía de una tacada y yo me iba en silencio”. Ava Gardner (Carolina del Norte, 1922) se instaló en Madrid en 1955 y se convirtió en una leyenda de la noche. Libros, documentales y conversaciones de viejos camareros dan fe de sus excesos y de su condición como precursora del afterhours en Madrid: cuando un local cerraba, la fiesta continuaba en su casa.
“Se llevaba a las orquestas a tocar a su terraza y los vecinos llamaban a la policía”, añade Bosé. Uno de esos vecinos desquiciados era Juan Domingo Perón, exiliado en España, cuyas discusiones por la música a altas horas de la madrugada solían terminar con visitas de la Policía. Labró amistad con Lola Flores y en el tablao Villa Rosa (Plaza de Santa Ana, 15) se inmortalizó a ambas compartiendo whisky y confidencias.
Uno de sus vecinos era Juan Domingo Perón, exiliado en España, cuyas discusiones por la música a altas horas de la madrugada solían terminar con visitas de la Policía.
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Ava y Lola Flores en 1960. ¿De qué demonios hablarían?
Pero era habitual de otros locales: Los Gabrieles (Echegaray, 17), que también había frecuentado Manolete; Torres Bermejas (Mesoneros Romanos, 11), un favorito del rey Juan Carlos y donde Camarón comenzó su carrera; el Zambra (Ruiz de Alarcón, 7, en el que Ava posa con Lola Flores en la foto superior), considerado un reducto de la pureza flamenca; y El Corral de la Morería, donde aún recuerdan su menú de cada noche: jerez, whisky y cerveza.
Chicote (Gran Vía, 12) entonces aún sin el “Museo” en el nombre, y el piano-bar Óliver(Almirante, 12) eran sus opciones cuando únicamente quería beber y no bailar. Aunque una célebre pastelería como La Mallorquina (Calle Mayor, 2) era también un buen lugar donde pedirse un whisky con cerveza.
Era una habitual del Torres Bermejas, un favorito del rey Juan Carlos y donde Camarón comenzó su carrera.
En el hotel Castellana Hilton (Castellana 9, actual Intercontinental) conoció a Luis Miguel Dominguín, al que iba a ver torear en la plaza deLas Ventas. Y su lugar favorito para cenar: la terraza del hoy desaparecido Riscal (Marqués de Riscal, 11), mitad restaurante, mitad boite y lugar de referencia en los cincuenta. A veces, a Ava Gardner no le apetecía guisar en casa.
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