- TIEMPO DE PREPARACIÓN: 120 MINUTOS
INGREDIENTES
- 350 gr. de harina de trigo de fuerza
- 200 ml. de agua tibia
- 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
- ½ cucharada de sal
- ½ cucharada de azúcar
- 7 gr. de levadura seca de panadería (o 20 gr. de levadura fresca)
- 40 gr. de aceitunas verdes deshuesadas
- 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
- 1 cucharada de romero fresco
- Sal gruesa
Este “pan” tradicional italiano es una preparación simple y sencilla, elaborada con ingredientes básicos, similares a la masa de pizza. Es un alimento muy versátil, que puede disfrutarse como tal, como aperitivo, o convertirse en un plato más completo si le añadimos ingredientes al gusto: queso, verduras, embutido, etc. La focaccia más sencilla suele prepararse tan solo con aceite de oliva, sal y romero. Hoy voy a añadirle unas aceitunas verdes para darle un toque mediterráneo, y resultará deliciosa. Con la focaccia se logra el milagro de que una masa simple se convierta en algo sabroso y exquisito.
El nombre de focaccia significa “hogaza” en italiano, y procede del latín “focus” (fuego). Es decir, una pieza de masa de pan cocinada sobre fuego. Su origen se remonta a los tiempos de los antiguos etruscos o griegos, acabando en la actualidad siendo uno de los platos más típicos de la gastronomía italiana. Con la emigración a los países de Latinoamérica, llegó a Argentina y Uruguay, donde está muy presente en su gastronomía, junto a otros platos populares como la pizza y la pasta. Alguna de las focaccias más ricas que he comido ha sido en casa de amigos argentinos, cuyos abuelos emigraron a Buenos Aires hace muchas décadas.
Basándonos en documentos italianos, algunos la vinculan a la localidad de Recco, en la provincia de Génova. En el siglo XVI, la población fue sitiada por piratas, y el alimento básico se basó en una masa elaborada con harina, aceite y sal. Otra historia relaciona la focaccia también con esa zona de Liguria, porque en ella abundan los olivos, y el aceite es uno de los ingredientes clave de esta elaboración. Una vez más un plato italiano conquista mi cocina, y espero que a vosotros también en cuanto la probéis. Es una receta sencilla pero os aviso de que lleva su tiempo el prepararla, pues hay que respetar los tiempos de levedado y reposo de la masa.
PREPARACIÓN DE LA FOCACCIA ITALIANA
- La base para nuestra focaccia va a ser preparar una masa sencilla. En un bol grande echamos la harina de fuerza, la levadura seca, y el azúcar. Mezclamos bien con las manos o con una cuchara. (Si usáis levadura fresca, os recomiendo disolverla en el agua tibia).
- A continuación hacemos un hueco en medio de la harina y vertemos el agua. Vamos mezclando poco a poco, trabajando con las manos, de fuera hacia dentro. Añadimos el aceite, lo vamos incorporando a la masa, y también echamos la sal.
- Una vez tengamos una masa más o menos compacta, la seguimos trabajando sobre la encimera. Echamos harina sobre ella, sacamos la masa del bol y amasamos sin parar durante unos 10-12 minutos. Irá cogiendo elasticidad y será bien homogénea.
- Hacemos una bola con la masa. Echamos harina en el bol que hemos usado, colocamos la masa y dejamos levedar durante 60 minutos, en un lugar seco y a ser posible cálido. Tapamos con un paño de algodón limpio.
- Pasado el tiempo habrá doblado más o menos su volumen. Retiramos la masa del bol, y volvemos a darle un breve amasado para que coja volumen.
- En una bandeja metálica (en mi caso es de 21×30 cm.), vertemos un poco de aceite y engrasamos uniformemente. Extendemos la masa con la ayuda de los dedos, presionando hacia las esquinas. Si se os atraganta el proceso, usad un rodillo de cocina y luego pasadla a la bandeja. Nos quedará una altura de entre 1,5-2 cm.
- Con la yema de los dedos hacemos unos huecos en la masa. Esparcimos un poco de sal gruesa. Rociamos la superficie de la masa con aceite de oliva, colocamos las aceitunas en rodajas y las hojas de romero. Dejamos reposar otros 30 minutos.
- Precalentamos el horno a 250º C durante 10 minutos, en la función “calor total” (o similar). Colocamos ahora en “arriba-abajo”, introducimos la bandeja/molde y horneamos 15 minutos a esa temperatura. Si veis que vuestro horno apura mucho, tapad la focaccia con papel de aluminio, para que no se queme.
- Retiramos del horno y dejamos atemperar antes de consumir. Queda una masa esponjosa, con aire en su interior y muy sabrosa. Podéis disfrutarla templada o incluso fría. A mí no me ha sobrado nada, pero si es el caso, guardarla en un recipiente tapado y os durará unos 2 días en buen estado.
Hoy la he preparado con estos ingredientes pero la focaccia admite casi todo lo que os apetezca: cebolla, tomate, con o sin queso, anchoas, jamón, etc. Podéis experimentar y hacer las variaciones que más os apetezcan.
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Podéis ver todas las fotos del paso a paso en el siguiente albúm.
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