MAPA DE VISITAS

7 METAS QUE TE ROBAN LA FELICIDAD


La felicidad no es una meta, es una forma de vida. Sin embargo, a menudo contemplamos la felicidad como un objetivo, algo que debemos alcanzar, una especie de paquete confeccionado a base de certezas. Así, intentamos encontrarla en diferentes lugares, a veces comprando cosas, cambiando de trabajo o empezando una nueva relación de pareja. Sin embargo, estos no son más que intermediarios de la felicidad y a menudo se quedan para sí un porcentaje demasiado alto, dejando para nosotros las migajas. Por eso, a pesar de nuestros esfuerzos, la felicidad se vuelve escurridiza, se nos escapa entre las manos.

En realidad, el problema se encuentra en que las metas que nos hemos propuesto, en vez de acercarnos a la felicidad, nos alejan de ese estado de satisfacción y tranquilidad que estamos buscando. De hecho, a menudo nos planteamos objetivos que no conducen al equilibrio emocional sino que nos desestabilizan, obligándonos a emprender una carrera que nos llena de estrés e insatisfacción.

¿Cuáles son los comportamientos, metas y sueños que sabotean la felicidad?


1. Intentar satisfacer a todos. En una ocasión el actor Bill Cosby afirmó: “No conozco el secreto del éxito, pero sé que la clave del fracaso es intentar satisfacer a todos”. Vivimos en sociedad y, como tal, debemos seguir algunas normas y ser capaces de adaptarnos a determinados contextos pero eso no significa que debamos perder nuestra identidad y, sobre todo, olvidarnos de nuestros sueños. En algún momento, encontrarás en tu camino a personas que no comparten tus valores, opiniones o visión del mundo. No debes cambiar para satisfacerlas porque corres el riesgo de perderte, de olvidar tu rumbo.

2. Desear una vida perfecta. Las expectativas que tengamos determinan en gran medida nuestro grado de satisfacción con lo que hemos logrado. Si imaginamos que para ser felices necesitamos una vida perfecta, es probable que nunca experimentemos la felicidad. La perfección no debe ser un requisito para la felicidad ya que se alcanza solo en raras ocasiones. Sin embargo, si adaptas tus expectativas a la realidad, podrás disfrutar mucho más de los pequeños momentos y encontrar la felicidad en ellos, aunque las cosas no sean perfectas. No se trata de conformarse, sino de adoptar una perspectiva más realista que abra tu universo de posibilidades en el aquí y ahora.

3. Perseguir la riqueza. Numerosos estudios han confirmado que el dinero no hace la felicidad. Una vez que nuestras necesidades básicas están cubiertas, la riqueza no marca la diferencia entre la felicidad y la infelicidad. De hecho, se ha apreciado que la sola mención del dinero, hace que adoptemos una actitud más tensa y que disfrutemos menos de las cosas a nuestro alrededor. Recuerda que la riqueza no es garantía de felicidad, pero perseguirla a toda costa es garantía de infelicidad.

4. Construir tu propio reino. El tamaño del universo se restringe enormemente cuando te colocas en el centro. Vivir de forma egoísta, pretendiendo construir un feudo a tu alrededor, no es el mejor camino para encontrar la satisfacción y la felicidad. De hecho, se ha demostrado que una de las claves para ser felices radica precisamente en abrirse a los demás, ser generosos y ayudar. En el acto de ayudar a los demás, se redescubre la alegría de vivir y el propósito de la vida. Por tanto, cada vez que ayudes a alguien, en realidad estarás aumentando tu propia cuota de felicidad.

5. Luchar por el reconocimiento. Todos necesitamos cierto grado de reconocimiento, a través de este se consolida nuestra autoestima y mejoramos nuestro autoconcepto. Sin embargo, todo tiene un límite y buscar el reconocimiento a como dé lugar solo nos conduce a perseguir las metas que promueve la sociedad, que normalmente no coinciden con las nuestras o no nos hacen felices. Obtener el reconocimiento nos brinda satisfacción, pero buscarlo nos hace infelices.

6. Perseguir el placer. Algunas personas confunden el placer con la felicidad, por lo que caen en el error de asumir comportamientos hedonistas. Sin embargo, aunque el placer genera sensaciones agradables y nos hace sentir bien, no es la felicidad, no nos reporta ese estado de bienestar y tranquilidad que necesitamos para lograr un equilibrio psicológico. De hecho, el placer puede llegar a ser adictivo, encerrándonos en un círculo vicioso en el cual, necesitaremos cada vez más para sentirnos bien. Obviamente, no se trata de negar el placer, sino de darle su justa medida, sin sobredimensionarlo.

7. Buscar la distracción. No nos gusta el aburrimiento, odiamos estar aburridos. Por eso tenemos la tendencia a buscar distracciones. Es algo perfectamente comprensible ya que necesitamos estímulos nuevos para crecer como personas y desarrollar nuestras habilidades. Sin embargo, todo tiene un límite. en este mundo sobresaturado de información, esas distracciones pueden alejarnos de nosotros mismos y de los demás. Buscar distracciones es positivo pero también es imprescindible disfrutar del silencio y saber estar a solas consigo mismo. Las distracciones deben ayudarnos a crecer, no impedir nuestro desarrollo, escondiendo nuestros miedos e inseguridades.

Recuerda que la felicidad es algo que eliges cada día, no es una meta sino un camino.
Rincón de la Psicología ~ 9:00

No hay comentarios:

Publicar un comentario