No podemos cambiar lo que nos sucede, pero si podemos cambiar la forma como lo vivimos. Esto puede sonar muy simple, pero es la base de la felicidad y la satisfacción en la vida.
Siempre tendremos problemas en la vida. Siempre habrán situaciones molestas, incómodas y adversidades de diferentes magnitudes, eso es parte de la vida. Esperar una vida sin problemas es una fantasía.
El tema no es tanto cómo hacer para no tener problemas en la vida, sino aprender a tener la actitud más adecuada frente a ellos. Si aprendemos a enfrentar los problemas con una buena actitud, tenemos resuelto el 80% del problema.
Nuestra sociedad y nuestra cultura nos enseña a enfocarnos en los problemas y hacerlos más grandes de lo que realmente son. Tendemos a exagerarlos y a sufrirlos como si realmente tuvieran una gran trascendencia en nuestras vidas. Por supuesto que si hay problemas muy serios y que nos impactan, pero son pocas las veces en la vida que nos tenemos que enfrentar a ellos.
Los problemas cotidianos, con los que tenemos que lidiar día con día, son los que tendemos a magnificar. Ponemos toda nuestra atención en ellos y nos parece que nuestra vida está totalmente determinada por ese problema en particular. Nos olvidamos que es solamente una parte de nuestra vida la que se está viendo afectada. Nos olvidamos de todo lo que está funcionando bien en nuestras vidas cuando centramos toda nuestra atención en un problema.
Cuando tengas un problema, hazte las siguientes preguntas:
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