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CUENTO DE LA PAZ PERFECTA

Cuento de la paz perfecta

Publicado Por  en mayo 18, 2013 en Metáforas | 2 Comentarios
Paz perfecta

Os presento un cuento sufí de la paz perfecta, que sin duda, os llevará a la reflexión y a un gran aprendizaje:

Era una vez un rey que organizó un concurso de pintura, ofreciendo un gran premio al artista que pudiera pintar la mejor representación de la paz.

Muchos artistas participaron en el concurso. Cuando se acabó el plazo de presentación, el rey hizo exponer todos los cuadros en uno de sus grandes aposentos de palacio. Y durante unos días paseó y paseó mirando con atención cada una de las obras presentadas.
 
Finalmente, el rey decidió que sólo había dos cuadros que le gustaban realmente y que había que escoger entre ellas.

Uno representaba un lago tranquilo. El lago era un espejo perfecto con el reflejo de unas grandes montañas llenas de armonía. Por encima había un cielo muy azul con suaves nubes como de algodón. Todo hacía pensar en una representación perfecta de la paz.

El otro cuadro también tenía montañas, pero eran peladas y salvajes. Por encima había un cielo furioso, del cual manaba mucha lluvia y donde se veían relámpagos. Por una de las vertientes de la montaña caía un salto de agua tortuoso y amenazador. No tenía, de ninguna forma, un aspecto tranquilo y sosegador.

Pero cuando el rey lo miró de cerca, vio detrás del salto de agua un pequeño arbusto que crecía en una grieta de la roca. En el arbusto un pequeño pájaro había construido su nido. Allí, en medio del estruendo del agua, había la madre pájaro en su nido, en una paz perfecta.

Entonces, el rey decidió otorgar el premio al segundo cuadro. Ante la estupefacción de la corte, el rey explicó su decisión de esta manera:

Paz no significa estar en un lugar donde no haya ruido, problemas o trabajo duro. Paz quiere decir estar en medio de todo esto y permanecer con el corazón calmado.

Éste es el verdadero significado de la paz.

Reflexión:
Lo que ocurre a nuestro alrededor, es simplemente lo que ocurre. La templanza y paz interna dependen de la actitud mostrada ante los eventos, siendo firme e inquebrantable por sucesos que a priori pueden hacernos flaquear. Es necesario hacer un buen uso de nuestra mente, hábitos y tener aquellas creencias que nos permitan configurar la vida que queremos a pesar de los acontecimientos.

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