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La civilización desaparecida


La historia de la Humanidad está llena de misterios, por ejemplo la llamada Cultura del Valle del Indo.
M. A. Sabadell
Indo
La historia de la Humanidad está repleta de misterios. Pero no nos imaginemos que son del tipo de los que venden autores como Erik von Däniken, Graham Hanckok o Javier Sierra, entre otros muchos pseudohistoriadores. No hablo de civilizaciones antiquísimas con tecnologías avanzadas de las cuales, curiosamente, no han dejado ningún rastro, ni nada parecido a un vertedero, ni tan siquiera la más mínima tuerca oxidada. ¡Eso sí que no lo supera ni Houdini!
Pero no, estamos hablando de verdaderos misterios. Uno de ellos es la llamadaCultura del Valle del Indo, llamada así porque floreció entre el 3300 y el 1300 antes de nuestra era. Podemos situarla a lo largo del río que lleva su nombre y del desaparecido río Sarasvati, entre la India y Pakistán. Para que veamos cómo son las cosas: del Sarasvati no sabríamos nada si no fuera porque aparece mencionado en numerosas ocasiones en el Rig Veda, el texto hindú más antiguo conocido, compuesto por 1028 himnos dedicados a los dioses de lareligión veda -añadamos más misterio a la hoguera: de esta religión nos han quedado sus textos sagrados pero no sabemos dónde surgió-. Como algunos de los himnos que aparecen en el Rig Veda se siguen recitando hoy en día en los samskaras del hinduismo, budismo y jainismo -ritos de paso que celebran ciertos momentos significativos en la vida de sus fieles-, lo convierten en el texto religioso más antiguo todavía en uso.

Una de las primeras grandes civilizaciones

La cultura del Valle del Indo forma, junto con Egipto, Mesopotamia y la peruana Caral (la cultura más antigua de América), el cuatriunvirato de las primeras grandes civilizaciones del mundo antiguo. Fue la más extensa -ocupó un área de 1,25 millones de kilómetros cuadrados (dos veces y media la superficie de España)- y en el momento de su máximo esplendor albergó 5 millones de seres.
Supimos de su existencia a mediados del siglo XIX, mientras se construía una línea férrea entre Karachi y Lahore, pero no llamó la atención de los arqueólogos hasta bien entrado el siglo XX. Fue entonces cuando una serie de excavaciones descubrieron esta civilización perdida en las brumas de la historia. Desde entonces se conocen más de un millar de sus ciudades, entre las que relucen con luz propia Harappa y Mohenjo Daro (que significa montaña de la muerte).

Pero nada es para siempre y la civilización del Indo desapareció: comenzó su declive en el 1800 antes de nuestra era y para 1700 los pobladores abandonaron las ciudades. Y no sabemos porqué.
Con las excavaciones que se han realizado hasta ahora hemos ido conociendo parte de la vida de sus habitantes, pero seguimos sin saber muchas cosas, y muy importantes. Desconocemos qué lengua hablaban, ni por supuesto cómo sonaba, y tampoco hemos sido capaces de descifrar su escritura. La mayoría de las inscripciones son tan cortas (la más larga posee 17 signos) que los expertos ni tan siquiera se ponen de acuerdo en si se trata de un verdadero lenguaje escrito.
Viendo todo esto, ¿no les produce cierto cosquilleo en la nuca pensar en aquellos millones de hombres y mujeres, que formaron parte de una de lasgrandes civilizaciones de nuestrahistoria, y de los que nunca sabremos gran cosa de sus vidas?

Etiquetas: culturahistoria

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CAMINO DE LOS FAROS - GALICIA

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O CAMIÑO DOS FAROS

<<Recomendaciones Ruta>>
O Camiño dos Faros es una ruta de senderismo de 200 kilómetros que une Malpica con Finisterre por el borde del mar. Un camino que tiene el mar como mayor protagonista y que pasa por todos los faros y principales puntos de interés de esta Costa da Morte.
Ver O Camiño dos Faros en Wikiloc (puedes bajarte la ruta y seguirla desde tu smartphone)
Un Camiño dos Faros que recorre muchos paisajes diferentes, siempre mirando cara al mar y cara al oeste. Faros, playas, dunas, ríos, acantilados, bosques, estuarios con una gran cantidad de aves, mares de granito, castros, dólmenes, villas marineras, miradores al mar que rompe de todas las formas posibles, puestas de sol… una ruta de senderismo como pocas y que llevará al caminante a un mundo de sensaciones únicas que sólo se pueden disfrutar en esta Costa da Morte.
Como sabemos que esta ruta es única y que cualquier persona que la haga va a quedar sorprendida, los trasnos estamos empeñados en promocionarla sin ningún ánimo de lucro. Nuestro único objetivo es que este Camiño dos Faros exista y que lo haga mucha gente con el máximo respeto a la naturaleza.
O Camiño dos Faros no es de los trasnos, es un patrimonio de toda la Costa da Morte. Desde aquí te invitamos a seguirnos en la aventura y a ayudarnos en la creación de este bien común por la ciudadanía.
Si quieres ayudarnos puedes compartir esta información, participar en nuestro Facebook Twitter, contarle O Camiño dos Faros a tus amigos y familia, animarte a hacerlo… cualquier cosa que se te ocurra puede ser muy válida para poner en valor este camino que tenemos tan cerca y, a veces, tan lejos
¿A qué esperas?. Visita las etapas y ponte en camino!

Etapa 1: Malpica-Niñóns
Etapa 2: Niñóns-Ponteceso
Etapa 3: Ponteceso-Laxe
Etapa 4: Laxe-Arou
Etapa 5: Arou-Camariñas
Etapa 6: Camariñas-Muxía
Etapa 7: Muxía-Nemiña
Etapa 8: Nemiña-Cabo Finisterre

Vídeo presentación (no te lo pierdas)

Imaxina… O Camiño dos Faros

Archivos PDF con todos los contenidos para imprimir (entero solo texto)

RECETA - Crema ligera de zanahoria y col


Una crema muy rica y sencilla de hacer
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    Ingredientes

    1. 7 u 8zanahorias grandes
    2. 1 trozocol (1/4 aprox)
    3. 1 litrocaldo de pollo (o una pastilla de caldo concentrado)
    4. 1 cucharaditacomino en polvo
    5. 1/2 cucharaditajengibre molido
    6. Aceite de oliva
    7. Sal
    +

      Pasos

      1. Cortar la col en tiras o pequeños trozos y sofreír en una olla con un poco de aceite de oliva.
        +
        • Pelar las zanahorias, cortarlas en trozos más pequeños y sofreír también junto con la col, sazonar.
          +
          • Añadir el caldo y dejar hervir unos 15 minutos. Añadir el comino, el jengibre.
            +
            • Apagamos el fuego y trituramos con la batidora para hacer la crema.
              +
              • Nota: yo he usado todo el caldo porque me gusta muy ligera, si la crema te gusta más espesa añadir menos caldo, si te quedas corto puedes añadir más después.
                +
                • Pasar la crema por el pasapuré, servir y listo.
                  +
                  • Buen provecho

                  ESPECTACULAR AURORA BOREAL EN NORUEGA - FULL HD


                  Necesitamos avanzar con el pasado sano


                  Copiado de La Mente es Maravillosa


                  mujer envuelta en margaritas azules


                  Avanzar en la vida significa crecer, desarrollar las potencialidades, diseñar proyectos personales, profesionales y sociales, y lograrlos. Sin embargo, más de una vez te das cuenta de que ese avance no se produce, que el pasado aún está presente o se da a un ritmo demasiado lento, a pesar de que empeñes gran esfuerzo en ello. ¿Qué sucede?
                  Lo usual es que se busquen las causas del estancamiento en las circunstancias externas que rodean el presente. Aparecen entonces explicaciones que se relacionan con deficiencias del entorno y se les adjudica a ellas la responsabilidad. Aunque no se debe subestimar la incidencia de esos factores, lo cierto es que en lo fundamental, el avance siempre depende de uno mismo.
                  “Deberíamos usar el pasado como trampolín y no como sofá.”
                  -Harold MacMillan-
                  Muchas veces simplemente no logramos avanzar porque hay algo en el pasado con la suficiente fuerza como para entorpecer nuestra evolución personal. Es un error pensar que el pasado simplemente se quedó atrás y ya no cuenta. De hecho, ocurre todo lo contrario: de todos los tiempos de la vida, el pasado es el más determinante.

                  El pasado siempre está sucediendo…

                  joven envuelta en un cielo estrellado
                  Es verdad: el pasado siempre está sucediendo. En el trabajo que realizamos hoy tan eficientemente en la oficina, también está el niño que aprendió a recibir estrellitas doradas por cada tarea terminada. En esa persona que hoy se enamora apasionadamente, también está ese pequeño que permanecía atento a los gestos de aprobación y desaprobación de su madre.
                  Somos esencialmente pasado, aunque tengamos que actuar en el presente y en función de lo que nos imaginamos que será el porvenir. De ahí que el pasado sea en realidad ese factor que catapulta o que obstaculiza nuestros avances por la vida.
                  La infancia es la etapa decisiva de nuestra existencia. Es el tiempo original de nuestro ser, la época en la que absorbemos y procesamos una postura frente a nosotros mismos y al mundo. Los otros tiempos de la vida son adaptaciones y reacomodaciones de ese pasado.
                  Una máxima dice que “el mayor regalo que un ser humano puede hacerle a otro es una infancia feliz”. Desafortunadamente, también ocurre lo contrario: los mayores daños en la existencia nacen de una infancia desdichada. Son heridas que pueden tardar toda una vida en sanar, o no sanar nunca.
                  Todo lo anterior no quiere decir que una vez establecido el pasado ya no hay nada que hacer. En realidad, cada uno de nosotros puede tomar esas experiencias vividas y convertirlas en un factor enriquecedor o limitante. De pasados traumáticos han nacido maravillosas obras del arte y el pensamiento, así como de infancias afortunadas surgen personas que “ni suenan, ni truenan”, como dice el refrán.
                  El pasado otorga una materia prima que, en esencia, es inmutable. Pero esa materia prima, como su nombre lo indica, es solo un material de base. Lo que se construye con ella depende tanto de la sustancia misma, como del trabajo de quien la modele.

                  Aprender a depurar el pasado

                  mujer envuelta en flores rosadas
                  Nadie escapa a las experiencias duras, difíciles o injustas. Pero lo duro, lo difícil o lo injusto de esas vivencias puede potencializarse o minimizarse, dependiendo de la forma como se procese. De todos modos, la peor de todas las alternativas es pretender hacer lo negativo a un lado, con el propósito de ignorar el dolor y hacer como si nada hubiese ocurrido.
                  Esa negación del pasado doloroso únicamente lleva a confusiones cada vez más difíciles de resolver. Si alguien ha vivido, por ejemplo, el desamor o el rechazo de sus padres y busca ignorar todo el dolor que esto genera, probablemente se va convirtiendo en alguien aparentemente insensible, a quien le cuesta intimar con los demás, pero que rompe en llanto mirando un comercial.
                  Sentirá una gran inconformidad consigo mismo y, por lo tanto, con quienes le rodean. Probablemente sea desmedidamente exigente y al mismo tiempo hipersensible a la crítica. Tendrá dificultades para evaluar con objetividad el valor de sus acciones y por lo general se sentirá o mucho mejor, o mucho peor con los demás, nunca igual.
                  Este conjunto de actitudes y emociones configuran toda una vida, en la que la nota predominante será el conflicto y la insatisfacción. Sin embargo, todo ello no proviene en sí de ese desamor o rechazo del que fue objeto cuando era un niño vulnerable, sino de la negativa a revisar esas experiencias para otorgarles un sentido constructivo. De la negativa a experimentar todos los rezagos de dolor que deja una situación semejante.
                  Por eso tantas veces las cosas no nos resultan. No se trata de que necesitemos de un postgrado, o de una pareja mejor, de unos hijos más obedientes, o de una casa más bonita. La respuesta alestancamiento seguramente está en el pasado, en esos cabos sueltos que no terminamos de atar, en esos dolores que no terminan de sanar.
                  Depurar el pasado es una tarea que todas las personas debemos realizar en algún punto de nuestras vidas. Especialmente en aquellos en los que notamos que nuestros esfuerzos no se ven compensados con resultados alentadores. No es que tengamos “algo malo” o algo deficiente. Es que tal vez no hemos descubierto que para avanzar necesitamos un pasado sano.
                  niño subido a un árbol frente a un atardeceer
                  Imágenes cortesía de Anna Dittman