Adecuado para niños Tipo de cocción: horno
Tiempo de preparación: 20 minutos
Tiempo de cocción: 30 minutos
Ingredientes (6 personas):
165g de mantequilla 180g de azúcar 3 huevos 150g de harina 1 pizca de sal 1 cucharada de azúcar glas Preparación: 1. Precalentar el horno a 180°C 2. Mezclar en un recipiente mantequilla o margarina con azúcar 3. Añadir los huevos uno a uno y batir durante un rato 4. Añadir la harina y la sal batiendo constantemente 5. Añadir las pasas (se pueden utilizar también grosellas frescas o congeladas) 6. Verter toda la mezcla en un molde 7. Introducir el molde en el horno durante 30 mn 8. Espolvorear con azúcar glas cuando el pastel esté frío. |
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RECETA - PASTEL DE PASAS
10 preguntas para encontrar el sentido de la vida
Copiado del Rincón de la psicología
>> 7 DE AGOSTO DE 2014
Ha llegado el momento de elegir la carrera universitaria, de romper una relación de pareja que tenías desde hace años o de abandonar tu país en búsqueda de otras oportunidades… Estas y otras situaciones pueden conmocionar los cimientos de nuestra vida y hacernos dudar de nuestras convicciones más profundas por lo que no es extraño que nos preguntemos qué vamos a hacer con nuestra vida a partir de ese instante.
El sentido de la vida: La brújula que nos orienta
Encontrar el sentido de la vida no siempre es fácil. Hay personas que atraviesan por una crisis existencial antes de encontrarlo y otras, nunca se han planteado siquiera esta cuestión y viven simplemente por inercia. Sin embargo, el sentido de la vida es lo que nos motiva e impulsa, lo que nos llena y nos hace más felices.
Tener un objetivo en la vida nos ayuda a superar los obstáculos y nos permite comprender qué cosas son verdaderamente importantes y cuáles son nimiedades que solo sirven para robarnos tiempo y energía. Por eso, a la larga, tener un sentido de la vida nos permite ser más eficaces, enfrentar los problemas desde una perspectiva más madura y, por supuesto, ser más felices.
Por suerte o por desgracia, el sentido de la vida no es una fórmula mágica ni una meta que se pueda transferir de una persona a otra, debe ser una respuesta que venga de tu interior y que te satisfaga solo a ti. Sin embargo, algunas preguntas pueden ayudarte a encontrar el verdadero sentido de la vida. Y antes de responderlas, ten en cuenta la célebra frase de Voltaire: “A un hombre no se le juzga por sus respuestas sino por sus preguntas”.
La clave: Preguntas adecuadas, respuestas personales
1. ¿Por qué estarías dispuesto a sufrir? El primer paso no consiste en buscar las cosas que te hacen feliz o que te agradan, eso sería demasiado fácil y hasta banal. En su lugar, pregúntate por qué cosas estarías dispuesto a sacrificarte, esas son las cosas verdaderamente importantes de tu vida, por las que estarías dispuesto a dejarlo todo y por las que vale la pena luchar de verdad.
2. ¿Cómo imaginas tu vida dentro de 5 años? A menudo estamos tan inmersos en nuestra rutina cotidiana que no nos damos cuenta de que necesitamos planificar nuestro futuro. Si no lo haces, los hábitos de hoy decidirán tu vida de mañana. Por tanto, haz un esfuerzo de imaginación y piensa en cómo querrías que fuese tu vida dentro de 5 o 10 años. Recréalo todo con el más mínimo detalle y cuando regreses de tu sueño, pregúntate si la vida que llevas hoy te conduce a esa vida ideal o, al contrario, te aleja de ella. Recuerda que si no sabes a dónde vas, no llegarás nunca.
3. ¿Qué harías si no tuvieses miedo? El miedo es un mecanismo inmovilizante, que nos obliga a mantenernos en nuestra zona de confort, sin arriesgar. Hay personas que pierden toda la vida por miedo, sin atreverse a dar jamás ese paso que hubiera podido marcar la diferencia. Por consiguiente, imagínate qué harías si no experimentaras temor y después, planifica tareas prácticas que te permitan lograr, poco a poco, ese estado.
4. ¿Qué harías si estuvieras seguro de que no fracasarás? El temor al fracaso y a la crítica social también nos inmoviliza. A menudo tenemos ideas excelentes que nunca llevamos a la práctica porque nos convencemos de que son una locura. Luego, vemos que otra persona las ha realizado y ha tenido éxito y nos sentimos como unos fracasados. Si quieres darle un nuevo sentido a tu vida, es importante que elimines la variable “fracaso” de la ecuación.
5. ¿Cuáles son tus 3 mayores talentos? El sentido de tu vida es el punto de intersección entre tus grandes pasiones y las necesidades del mundo. Descubre cuáles son tus verdaderos talentos y aprende a explotarlos para que puedas vivir de ellos. Porque no basta con que te apasione una cosa, también debes demostrar que puedes llevar a cabo un plan para lograr algo.
6. ¿Qué trabajo estarías dispuesto a hacer, incluso gratis? El dinero es importante porque gracias a él satisfacemos algunas de nuestras necesidades pero no es lo único que cuenta. Cuando un trabajo te apasiona de verdad, puedes ganar menos y, aún así, sentirte satisfecho porque, en realidad, no se trata de un trabajo, es algo a lo que te dedicas con cuerpo y alma y de lo cual te sientes orgulloso, es algo que te llena.
7. ¿Cuándo fue la última vez que te sentiste vivo? Intenta recordar esos momentos en los que una energía te recorrió y te sentiste verdaderamente vivo, enérgico, capaz de comerte el mundo. Esa es una de tus pasiones y no la debes dejar escapar porque es una de las llaves de tu felicidad. Intenta que estas sensaciones sean cada vez más frecuentes en tu vida y no algo que sucede raramente.
8. ¿Cuáles son las 3 cosas que más echarías en falta en el mundo? Imagina que estás en una isla desierta y salvaje donde no hay ningún rastro de la vida moderna. ¿De qué cosas te resultaría difícil prescindir? ¿Qué echarías terriblemente de menos? Con este ejercicio, muchas personas afirman que necesitarían los libros pero, asombrosamente, en su vida diaria, debido al estrés y la falta de tiempo, los libros están relegados al olvido. Por eso, sin importar lo que elijas, cerciórate de tener esas cosas cerca cada día porque son una gran fuente de satisfacción para ti.
9. Si te quedase solo una hora de vida, ¿cómo la emplearías? De seguro no en las redes sociales y enviando mensajes con el móvil. Por tanto, ¿por qué llenas tu día a día de cosas que no son tan importantes para ti? La vida es más corta de lo que imaginamos pero aún estamos a tiempo para cambiar nuestros hábitos y hacerle espacio a esos momentos que realmente cuentan.
10. ¿A quién admiras más en el mundo? Aunque no se trate de un modelo, en el sentido más estricto del término, todos tenemos a alguien que nos inspira con sus comportamientos y decisiones. Piensa sobre tu modelo e intenta, todos los días, parecerte un poco más a él.
EL HIJO DE AUDREY HEPBURN - MI MADRE LLEGO A COMER GALLETAS DE PERRO POR HAMBRE
AA
Sean Hepburn, hijo del icono del cine americano Audrey Hepburn, pisó Marbella por unas horas invitado por el Conde Rudy para asistir a la gala contra el Sida que preside la reina Sofía de Grecia. El hijo de la dama más elegante que ha dado Hollywood atendió a Vanitatis en una entrevista en la que nos confesó que “nada es cómo parece y se ve. La vida de mi madre, no fue fácil y hasta llego a comer galletas de perro para matar el hambre”.
En la intimidad del cine fue Audrey quien nos hizo creer que los guantes y la personalidad del personaje eran su segunda piel. Pero nada más alejado de la realidad. “Fue una madre fantástica”. Nada que ver con la aparentemente amoral y alocada Holly Golightly, de pasado tormentoso que ahogaba en el glamour más impostado sus debilidades y que ella tuvo que interpretar en su film Desayuno con diamantes. Sus personajes nunca la atrapaban. “Sobre esa película sé un poco porque yo también estaba allí –bromea Sean–. Mi madre estaba embarazada de mí en ese rodaje. Estaba de tres meses.Increíble, pero cierto”, señala Sean. Este papel es el más popular de su carrera. Inicialmente estaba pensado para Marilyn Monroe; sin embargo, fue “su película sagrada de ese momento porque irradiaba mucha luz por llevar una vida dentro, que era yo”, aduce su hijo.
Sean Ferrer (Gtres)
Audrey Hepburn tenía una capacidad de encantamiento que no se desvaneció nunca ante su familia. Es por eso que su hijo Sean decidió retomar el testigo de su vida y escribir las memorias espirituales de su madre. “Hay quien ha escrito una biografía de ella, pero yo sólo he hecho las memorias espirituales de mi madre. Es decir, ha sido como colorear la parte espiritual a través de las conversaciones que ella me contó en sus últimas semanas de vida. Fue algo intimo e inolvidable”, relata Sean Hepburn a Vanitatis. El éxito ha sido tal que se han vendido más de un millón de copias”.
Sean no olvida su legado. "Ella creía que lo barato termina saliendo caro y lo caro termina siendo barato. Es mejor comprar un buen par de zapatos que usarás mucho tiempo que comprar varios pares baratos que durarán poco.Cuida tu ropa porque es la primera impresión que das, solía decirme".
Enigma y fragilidad
Audrey era trasparente. Su mirada parecía conjugar el enigma y la fragilidad. Eso dice su hijo. “Era como se la veía en las películas. Una mujer con un fondo de tristeza y una tendencia a dudar constantemente de sí misma”. Acaso la fotogenia forme parte del prodigio, al que contribuyen de forma entusiasta los fabricantes de realidad desde revistas, periódicos y pantallas. Pero ella era así.
Audrey Hepburn junto a su hijo Sean
El menor de los Hepburn asegura que Audrey “cuando quiso tener familia dejó el cine y nosotros sólo la hemos visto como madre”. La infancia de ellos fue mucho mejor que la de su progenitora, puesto que “su infancia transcurrió en Holanda durante la Segunda Guerra Mundial. Se pasaba días enteros en la cama leyendo para olvidarse del hambre”. El hecho de que su padre desertara del Ejército y la familia al inicio de la contienda “también le dejo heridas en el corazón. Solo volvió cuando ya mi madre era una estrella”. De ahí ese halo de melancolía que la impregna de misticismo.
El hijo de Audrey junto a su esposa
La última parte de su vida la dedicó a colaborar con Unicef y a tratar de evitar que la tristeza marcara la existencia de otros niños. Es por eso que su hijo, Sean Hepburn, dedicará los beneficios de su libro al Fondo Audrey Hepburn para la Infancia que él mismo alienta. “Todo tipo de soporte para los desfavorecidos en bueno –dice a Vanitatis–, me lo enseño mi madre”. Audrey estuvo casada en dos ocasiones, la primera con el actor Mel Ferrer, con quien tuvo a Sean –ha invertido el orden tradicional de sus apellidos–, que actualmente gestiona la fundación Audrey Hepburn Childhood, y la segunda con Andrea Dotti, un médico italiano con quien tuvo su segundo hijo, Luca.
Audrey Hepburn murió a los 63 años en Suiza, después de que se le diagnosticara un cáncer que no remitió tras una primera operación. Como recuerda su hijo, “murió en paz. Sentía que la muerte era parte natural de la vida”. Y ahora tiene una sucesora, su nieta Enma, que podría ser la nueva Holly con gafas de sol y moño alto, una muchacha de veinte años que cuando está deprimida se come el croissant frente a Tiffany’s, la tienda de joyas más exquisita del mundo que inmortalizó un día su abuela.
Audrey Hepburn con su marido Mel Ferrer y su hijo Sean Ferrer en Disneyland, California (1967)
RECETA - Calabacines Rellenos de Atún, Palitos de cangrejo y Huevo.
Cocinando con las chachas |
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