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Ya está aquí, amigos, ya está aquí. Solo falta un día. Qué nervios que tengo. Este año voy a ir a un bar a verlo, para palpar el ambientazo. ¿Lo hará como el año pasado? No sé, no sé, eso es muy difícil, porque entonces se coronó. Su discurso no cojeó nunca. Y qué visión de futuro. Igual que Sandro Rey, ya que todo lo que dijo el Rey en su mensaje navideño se ha cumplido. Lo clavó.
Sin ir más lejos, muy pronto, casi al principio de su monólogo, Su Majestad ya marcó el primer golazo. Soltó: «Austeridad y crecimiento deben ser compatibles». Y lo han sido: el crecimiento de la austeridad ha ido viento en popa. Pero, como no paramos de navegar, en el 2014 aún van a ser más compatibles. Por ejemplo, un tanto por ciento más gracias al crecimiento del recibo de la luz. Y eso pasará factura a la austeridad. La pobreza energética será todavía compatible con la riqueza de las eléctricas que, supongo, se llenarán de orgullo y satisfacción. No es para menos. Son los príncipes de las tinieblas.
Como de orgullo y satisfacción me lleno yo al recordar otra de las visionarias frases que pronunció el monarca en la Nochebuena del año pasado. Afirmó; «El primer estímulo que nos sacará de la crisis se llama confianza». Y con fianza tenemos a Urdangarin en la calle. Y a su mujer ni tan siquiera la han imputado. Normal, porque ella no sabía nada. Y todas estas pequeñas cosas seguro que son un gran estímulo para esta sociedad presa de la crisis. Aunque, ojo, no nos estimulemos demasiado. A ver si con tanta excitación va a resultar que se nos ocurre ultrajar a España. Hasta aquí podríamos llegar. Un poquito de por favor, que no se puede reaccionar a lo loco. Recuerda que España no es país para pobres. Según la ley de seguridad ciudadana, si ultrajas a España te caerán 30.000 euros de multa. O sea, si estás tieso, a callar. Es el precio que hay que pagar para seguir disfrutando de la libertad de expresión.
Empleado de Merkel
Y, en virtud de su libertad de expresión, don Juan Carlos volvió a clavarla hace un año en su mensaje navideño cuando se atrevió a decir: «España es parte de la solución a la crisis global y debe ser protagonista en la toma de decisiones en los grandes foros internacionales». Dicho y hecho. Pasó la semana pasada: Rajoylogró un gran protagonismo en Bruselas cuando no le dejaron entrar en la sede del Consejo Europeo porque no sabían quién era. Debieron pensar que era un empleado de la Merkel.
Pero basta de hablar de economía. Que si la crisis esto, que si la crisis lo otro. También el Rey ha sufrido recortes y, pese a eso, no está quejándose todo el día. El jefe de Estado lo dejó clarísimo la pasada Nochebuena: «No todo es economía». Y reivindicó «la política con mayúsculas, esa que fija su atención en el interés general y bienestar de los ciudadanos». Fijo que mañana seguirá esta línea, y mostrará esos SMS que los Aznar mandaron a Blesa por amor al arte.